Lomas de Zamora, noviembre 22 (AUNO).- “El Taladro” había logrado ponerse en ventaja apenas comenzado el partido frente a Estudiantes, en Quilmes, con un gol del delantero Hernán Rodrigo López. Pero el partido fue suspendido a los 13 minutos por disturbios que generó un grupo de hinchas de Estudiantes.
A tan sólo dos minutos de comenzado el primer tiempo cayó en el área custodiada por Cristian Lucchetti el primer proyectil: una bomba de estruendo que si bien no impactó en la humanidad del arquero, logró conmoverlo.
Diez minutos más tarde llegó el segundo estallido, ya más cercano a “El Laucha”, lo que provocó el estremecimiento del arquero, visiblemente sentido tras a explosión. El arbitro Fernando Echenique suspendió el cotejo porque la Policía no le daba garantías para poder continuar con el espectáculo.
Resulta utópico pensar que el fútbol todavía puede ser un espectáculo cuando un grupo de gente que se hace llamar hincha irrumpe en los estadios y logra que se suspendan partidos; genera violencia y maneja a su merced el destino de este deporte.
Así como también resulta poco tener que conformarse y festejar que tuvieron mala puntería y ningún jugador salió herido.
Lamentablemente, escenas como las que se vieron en la tarde del lunes se repiten cada vez con mayor frecuencia. Jugadores tratando de calmar a un grupo de inadaptados que alientan de espaldas a la cancha, con la violencia como bandera y el corazón en los bolsillos.
Por lo pronto, los jugadores deberán esperar un poco más para volver a jugar. Y si bien no se puede hacer un análisis de tan corta producción. Al menos, en durante los pocos minutos que se jugó al fútbol, el equipo dirigido por Ricardo La Volpe, apenas un consuelo en una jornada empañada por la violencia.
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