Mejoran genéticamente una forrajera para que pueda ser cultivada

Una planta forrajera que se encontraba únicamente en estado silvestre fue mejorada genéticamente para implementar su cultivo. Las nuevas semillas, que ya están a la venta, son el resultado del trabajo de investigación conjunta entre científicos de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad de Buenos Aires.

Por Lucas Livchits

(AUNO) El de domador de plantas puede resultar un oficio inverosímil. Pero es real. Una muestra de la existencia de esa ocupación es el logro de un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad de Buenos Aires , quienes lograron domesticar una planta forrajera, utilizada como alimento por el ganado, que sólo se encontraba en estado salvaje y que ahora es posible sembrar de modo controlado con una semilla que ellos patentaron.

La especie lograda por los científicos es el agropiro criollo, una forrajera que crecía en algunas zonas de la región centro y norte de Santa Fe. La domesticación de la planta consistió en un trabajo de mejoramiento genético por el cual se elegían las mejores representantes de la especie y se las cruzaba hasta obtener como resultado una semilla con las características óptimas del agropiro.

Julio Giavedoni, ingeniero agrónomo y uno de los investigadores de la Universidad del Litoral, explicó que “el resultado no es una especie transgénica, porque no se la cruzó con otras especies, sino que por medio de procesos de mejoramiento genético se fueron seleccionando los individuos, o sea las plantas, que no tenían las características negativas propias del estado silvestre”. Es decir que en el proceso de selección se descartaron aquellos ejemplares que tenían una germinación despareja o que no germinaban, por no ser útiles para la producción.

“El agropiro criollo se escogió en función de los conocimientos previos del grupo de investigadores sobre la flora nativa de la zona —señaló Giavedoni—, ya que ya sabíamos de su existencia y que era elegida por el ganado bovino para alimentarse”. Además, esta forrajera tiene otras ventajas por las que se transforma en una buena opción ante las necesidades de los productores del litoral: tiene buenos rendimientos en suelos con bajos contenidos de sales y en zonas que experimentan anegamientos temporarios causados por inundaciones.

A pesar de lo que se pueda pensar, domar una planta no es tarea fácil. El agropiro se amansó luego de siete años de trabajo. Pero ahora su semilla está registrada en el Instituto Nacional de Semillas con el nombre de “El Triunfo” y ya es comercializada por una empresa del partido bonaerense de Junín. Las regalías de esas ventas se repartirán por partes iguales entre la Universidad del Litoral y la de Buenos Aires.

Según Giavedoni, domesticar una especie vegetal busca dar un servicio que responda a las necesidades de los productores, a la vez que es un esfuerzo por conservar la biodiversidad. “El agropiro criollo es una especie que estaba desapareciendo, pero mejorándola y logrando un producto interesante para la producción agropecuaria se lo puede conservar. Es más fácil que se proteja algo si se le encuentra una utilidad”, aseguró.

El mismo equipo de investigadores tiene otros proyectos similares orientados a la preservación de especies vinculadas con la producción. Ya tienen trabajos avanzados con algunas especies de forrajeras, como la cebadilla, y con otras están comenzando la primera etapa de recolección de ejemplares.

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