Los fundamentos contra un femicida

La semana pasada, la Justicia determinó que Cristian Cano mató a su ex pareja Marisol Calermo, de 20 años. Una trama de violencia que comenzó con los celos de un noviazgo adolescente y terminó con una condena a prisión.

Lucía Paz

Lomas de Zamora, noviembre 7 (AUNO).- El mediodía del 7 de marzo de 2013 Marisol fue encontrada por su hermana desangrada en la cama. Tenía cuatro golpes en la cabeza y había sido violada. La casa estaba revuelta y su ex pareja, Cristian Cano, yacía desmayado en el piso. Dijo que habían tironeado con un caño y que la había golpeado por accidente. No le creyeron. Fue condenado a perpetua y podría pasar el resto de su vida en la cárcel de Sierra Chica. ¿Cuáles fueron los fundamentos de los jueces?

“Este no abre los ojos porque no quiere”, dijo el médico del hospital Alende que revisó a Cano. El joven había llegado en una camilla trasladado por la policía que lo encontró desmayado en la casa de Claudio de Alas al 384, junto a la pieza en la que estaba muerta su ex pareja Marisol Calermo, de 20 años.

La defensa de Cano había intentado convencer al tribunal de que el crimen había sido cometido durante un asalto del que la pareja fue víctima. Luego él declaró que habían discutido y que Marisol lo había amenazado con romperle sus cosas con un caño de gas. Dijo que se abalanzó sobre ella para sacárselo y forcejearon, que ella lo soltó, que él “se lo sacó mal” y que le dio “un golpe en la cabeza a la altura de la sien derecha, sin querer”, según consta en el expediente judicial.

La autopsia fue contundente. Marisol tenía cuatro golpes distintos en la cabeza, cuatro fracturas diferentes que, para el perito forense Daniel Antuña, “no se correspondían con las maniobras de un forcejeo”. El peritaje también indicó que no había señales de que la joven hubiera podido defenderse y desvirtuó que la muerte sea producto de un “accidente”.

Luego de escuchar la sentencia, la mamá de Marisol sostuvo que hasta el día hoy no entiende por qué Cano hizo una cosa así. Las pericias psicológicas, por su parte, indicaron que el asesino tiene “una marcada ansiedad ante sucesos conflictivos y una necesidad de control”. Además de “una perturbación emocional, propensión a la fantasía y tendencia a la agresividad”, lo que conforma un cuadro probatorio de su autoría.

Un caño de gas que apareció con manchas de sangre “pardo rojizas” fue otra de las pruebas que se encontraron en la escena del crimen. El elemento concuerda con la descripción de un arma con “borde, filo y peso” que, según el perito forense, pudo haberle fracturado el cráneo a Marisol.

El caso fue caratulado como “Homicidio agravado por la relación de pareja” y encuadrado dentro del delito de “femicidio”. Según el tribunal integrado por Jorge Roldán, Beatriz López y Luis Lugones, la víctima sufrió hasta el momento de su muerte violencia psicológica, sexual, económica y patrimonial.

El juicio comenzó el 1 de octubre y duró casi un mes. Fue en la sala del juzgado de garantías 8 de Lomas, que Cristian Cano escuchó su sentencia dispuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal 7. El asesino atravesó esta etapa del juicio con una sonrisa que, según los familiares de Marisol, fue la misma que tenía el día del crimen “cuando la policía se lo llevó en camilla”.

“No conocía el odio hasta que yo perdí a mi hija”, dijo Mirta Serrano, mamá de la víctima luego de escuchar la sentencia. “Es feo odiar, no se lo aconsejo a nadie porque es algo que no te deja vivir, no te deja dormir, ni ver más allá de tus narices”. “Sólo querés venganza, esa sed no se termina. Estoy contenta con los años que le dieron pero nunca voy a volver a mi hija.”

La hija de la pareja ahora tiene cuatro años y la cuidan su abuela y su tía. Este sábado va festejarse su bautismo, el mismo día en que se cumplirán un año y ocho meses de la muerte de su mamá. Este aniversario va a ser diferente. Especial. El primero desde que se hizo justicia por Marisol.

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AUNO-07-11-15

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