“Tengo una casa viejísima llena de libros y cuadros y muñecas y enanitos de jardín y ángeles y brujas de verdad y de mentira. Tengo un piano que suena solo y muchas plantas. Tengo una gata viejita y sorda. Y tengo una terraza florida con zorzales y benteveos que vienen a comerle la comida a mi gata viejita. También tengo un marido, siempre el mismo. Y tres hijos grandes y varios nietos chiquititos que viven en sus casas pero vienen de visita a jugar con mis juguetes. Y tengo tantísimos amigos, con los que hacemos fiestas de disfraces. ¿Saben una cosa? Estoy contenta con mi vida”, contaba Graciela Beatriz Cabal en una brevísima autobiografía.
Nació el 11 de noviembre de 1939 en el barrio porteño de Barracas y fue, además de escritora, maestra normal y hasta titiritera.
Con más libros que años debajo del brazo, durante su carrera dictó conferencias, seminarios y talleres y participó en mesas redondas con escritores, docentes y bibliotecarios.
Los temas que prevalecieron en sus seminarios y talleres abordan el sexismo en la literatura, la imagen de la mujer en los libros de lectura, el perfil del lector y la tarea de los mediadores.
Trabajó en el cuidado de ediciones críticas de autores argentinos, la investigación periodística y realizó actividades relacionadas con el teatro y la televisión.
Como presidenta de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina (ALIJA), dedicó sus mayores esfuerzos a recorrer el país, trabajando con maestros y bibliotecarios, y procurando la difusión de la buena lectura entre niños y jóvenes. Durante su gestión se fundaron más de cuarenta bibliotecas escolares.
“Las cenizas de papá”, “Un salto al vacío”, “Mujercitas ¿eran las de antes?”, “El hipo y otro cuento de risa” y “La Biblia” son algunos de sus trabajos publicados. Tras una prolongada enfermedad, falleció el 23 de febrero de 2004.
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