Dos de la tarde del sábado. En la Plaza Grigera de Lomas de Zamora, van y vienen chicos, se prepara un concierto, se venden copos de nieve. A un costado están ellos, los voluntarios que conocen la plaza y sus personajes por las denominadas “Recorridas por el frío”, una actividad que consiste en llevarles sopa a quienes viven en la calle, pero que en el fondo esconde un objetivo mayor: generar un vínculo que permita al voluntario ayudar a salir de la calle a esa persona que acepta el gesto.
El trabajo de acercarse a alguien que posiblemente no dialogue con muchas personas en el día puede ser difícil, ya que están los que no quieren la sopa ni la charla, y los que aceptan todo y piden más. Por eso la consigna ante los nuevos voluntarios es firme: ser fuerte ante algunas situaciones, porque una persona débil no puede ayudar a otra, y no insistir ante quienes no quieren la sopa, ya que podría ser incómodo para aquellos que de por sí ya llevan una vida difícil.
La referente de Sí! Lomas de Zamora, Soledad Grillo, dialogó con Auno-Tercer Sector sobre cómo son las “Recorridas por el Frío” (que llevan adelante desde hace un año) y el objetivo real de ese vaso de sopa que se presenta tan solo como un simple gesto para combatir el frío en los cuerpos.
-Hay un objetivo primario que es el de llevar la sopa, ¿Cómo se dan en el distrito las recorridas?
-En el caso de Lomas de Zamora nos encontramos con gente que en su mayoría está en la calle durante todo el día pero que al menos tiene una casilla para vivir. La idea de llevarles sopa empezó porque en la calle hay gente que en verdad se murió de frío por vivir así, expuesto a bajas temperaturas. Acercarles algo calentito para que tomen hacía que por lo menos sufran menos el frío. Así comienza la recorrida, pero se da en un contexto en el que con el pasar de las visitas vamos construyendo un vínculo en el que una persona comienza a depositar su confianza en algún voluntario en particular. Por esto decimos que la sopa, el jugo o las galletitas son la excusa para poder acercarnos y generar un vínculo que a futuro nos ayude a sacarlos de la calle.
-¿Con qué tipo de situaciones se encuentran?
-A veces nos encontramos con gente que se siente incómoda y que no quiere hablar o recibir ayuda. En esos casos no insistimos porque la idea no es forzar un vínculo. También están los que reciben la ayuda, charlan y nos esperan; o los que creen que estamos para llevarles todo lo que nos piden sin esperar un esfuerzo del otro lado por mejorar y salir de esa situación. Ves de todo. También nos encontramos con distintas historias de vida. Hay gente que vive desde muy chica en la calle, otros que pasaron por situaciones de violencia familiar, por violaciones o que tienen problemas de adicción. También nos encontramos con gente que está en la calle desde hace dos días, que se quedó sin trabajo, que perdió todo lo que tenía y no sabe cómo sobrevivir.
-El voluntariado está dividido por áreas para abarcar las diferentes situaciones. ¿Cómo funcionan ante cada problemática?
-Si bien todos vamos a las recorridas, cada uno trabaja sobre un área, como puede ser salud, adicciones, familia o jubilaciones. Si yo (que trabajo la parte de adicciones) me encuentro con una persona que está enferma, se lo informo al área de salud y ese voluntario durante la semana o durante la siguiente recorrida, pasa por donde estaba esa persona y ve la posibilidad de llevarla a un hospital, se encarga de seguir su estado de salud. Siempre derivamos al espacio pero tenemos en cuenta que el voluntario que generó el contacto y se enteró de la situación, esté con el voluntario del área correspondiente, más que nada por una cuestión de confianza.
-¿Lograron algún contacto con hospitales o con el municipio para atender estos casos urgentes?
-Por el momento con la Municipalidad de Lomas de Zamora no tuvimos ningún tipo de contacto, porque no logramos llegar a alguien que nos pueda ayudar, pero sería importante poder concretar una reunión con alguna autoridad. El caso es distinto en el área de salud, conformada en el voluntariado porque las dos chicas que se encargan de eso lograron hacer contactos en sus lugares de trabajo y, ante la necesidad de un tratamiento o medicación, se puede manejar de otra forma. Lo mismo sucede con el área de jubilaciones, que surgió a partir de la incorporación de una voluntaria que tiene contactos en Anses. Vamos haciendo nuestro trabajo a través de conocer gente, acá la consigna es ir y tocar puertas.
-Con respecto al trabajo a largo plazo, Sí! tiene como objetivo sacar de la calle a esa persona a la que en principio se le dio sopa. ¿Cuál es el camino para llegar a este objetivo?
-Es algo que nos puede llevar dos, tres meses, un año, o hacer todo lo posible y no lograrlo nunca. Sacar a una persona de la calle es el último paso de las recorridas. El primer paso es el contacto mediante la sopa, la generación del vínculo, conocer a la persona, saber si tiene documento, si tiene algún problema de adicciones o de salud para poder tratarlo. Cuando la confianza ya está, cuando vemos que realmente quiere salir de esa situación, lo que hacemos es tratar de conseguirle trabajo. Si lo logramos, la Fundación Sí! le paga el primer mes de pensión y, al segundo, la persona ya cobra su sueldo y puede empezar a mantenerse sola. Si bien es fácil contarlo y difícil llevarlo a la práctica, es algo que se puede lograr. El año pasado en Capital Federal sucedió con aproximadamente treinta personas. En Lomas de Zamora, por ejemplo, tuvimos el caso de la primera persona con la que nos cruzamos en las recorridas, quien por suerte hoy ya no vive en la calle.
-¿Cuál es la sensación cuando esto se logra?
Ese “ya no vive en la calle” es el verdadero objetivo cumplido de la fundación. El logro no es traerle una bolsa de ropa, la idea no es ser un delivery de cosas sino la excusa para acercarse y ayudar. Nos pasa de cruzarnos con gente que no nos habla pero que nos busca para pedirnos cosas. Nosotros tratamos de frenar este tipo de situaciones porque de esa manera no los estás ayudando. Pero para poder entender esto como voluntario tenés que ponerte un poco frío y mirar desde un costado. Un voluntario quebrado no sirve, una persona quebrada no puede ayudar a otra. Para nosotros la gente de la calle son nuestros “amigos de la calle”, no son ni obligación ni carga, ayudamos hasta donde podemos, nos involucramos pero trabajamos desde un costado para recibir respuesta del otro lado.
-Otro proyecto importante próximo a funcionar en Lomas es “Sí, Pueden”, ¿en qué consiste?
-El “Sí Pueden” por lo general funciona en Hogares. Nosotros estamos viendo en qué lugar vamos a hacerlos. Lo que sucede con este proyecto es fantástico porque la idea es invertir los roles, que la persona que en algún momento recibió ayuda también pueda ayudar a otra persona. Que esa persona pueda ayudar a otra hace que se borre como única opción la de recibir, y comience a ver la posibilidad de que ellos también pueden dar, hacer algo por el otro y sentirse útiles. Al igual que con las recorridas, tratamos de generar el vínculo con los chicos de los hogares en los que funciona “Sí, pueden”, que un voluntario que enseñe, por ejemplo, a hacer artesanías, sea también quien dialogue durante la actividad para que ese chico pueda salir al menos por un rato de esa realidad que lo afecta. La base de los talleres es que el voluntario enseñe y que luego quien aprendió, lo aplique y lo difunda, porque quizá en otro lugar haya otra persona que también necesite charlar o aprender algo. Al igual que las recorridas, este proyecto pretende generar vínculos y con ellos la ayuda para que quienes la reciben puedan en algún momento devolverla en otra persona.