La marcha de los chicos contra el hambre

Bajo la consigna “El hambre es un crimen”, la cuarta marcha nacional de los Chicos del Pueblo ya pasó por cuatro provincias. Una reseña de su recorrido.

Alrededor de 450 chicos y educadores de al menos 300 organizaciones pertenecientes al Movimiento de los Chicos del Pueblo, acompañados por representantes de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), del Movimiento Territorial de Liberación (MTL) y de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), comenzaron el pasado lunes su cuarta marcha nacional, llevando por todo el país su consigna: “El hambre es un crimen: Ni un pibe menos”.

Los niños y adolescentes llegaron el último domingo a Puerto Iguazú sin la compañía del coordinador general del Movimiento, Alberto Morlachetti ausente por problemas de salud, para prepararse a dar inicio a su cuarta marcha nacional.

Desde allí, el lunes –ya con la compañía de Morlachetti- se largaron a esta aventura en la que recorrerán el noreste y el litoral del país y que terminará con un acto en Plaza de Mayo, el próximo viernes 18.

Durante todo el recorrido, que durará once días e incluirá Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa, Santa Fe y Buenos Aires, los Chicos del Pueblo caminarán buscando concientizar al país de que “el hambre es un crimen”, y conseguir adhesiones para su lucha por un subsidio nacional de 80 pesos por hijo a cargo para todos los padres del territorio nacional, tengan o no trabajo.

“Son 15 los millones de dólares que se recaudan por años con las rentas petroleras, y con la tercera parte de ese dinero se solucionarían los problemas de muchas familias”, argumentan los dirigentes del movimiento, quienes también aseguran que, en caso de redistribuirse ese dinero, la tasa de habitantes pobres se reduciría “al 1 por ciento”.

Lo que sigue es un breve recorrido por los principales aconteceres de esta lucha que algunos cientos que emprenden estos pequeños gigantes.

Lunes 7: “De cómo la lluvia lavó sus caras.”

Luego de que Marcelo Martorell, obispo de Puerto Iguazú, bendijera la marcha, el casi medio millar de caminantes comenzó a recorrer la ciudad misionera sin poder desplegar todo su color en pancartas por la intensa lluvia que caía lavando sus caras.

Junto a ellos iban chicos de la etnia mbyá Guaraní, de Fortín Mbororé, descendientes de pueblos originarios que el año pasado, en sólo un mes, sufrieron la muerte de diecisiete de sus pibes como consecuencia de la desnutrición.

Juntos, recibieron el almuerzo en la localidad de Wanda. La comida fue servida en el Sindicato Papelero de esa localidad y participaron de su preparación escuelas e iglesias de la comunidad. Comieron allí también motosierristas de la localidad, quienes están en lucha con sus patronales hace meses por mejoras en las condiciones de trabajo.

Por la tarde llegaron a Eldorado, en cuyo Centro Cultural Cooperativo se reunieron junto a pobladores de los poblados misioneros de Puerto Esperanza, Montecarlo e Irigoyen para concretar un acto en conjunto, en donde los festejos continuaron al ritmo de canciones que los mismos chicos crearon, shows de títeres y muchas risas.

En sus actividades allí, los que marchan se vieron acompañados por cien jóvenes paraguayos de la organización Calle Escuela, que se acercaron hasta Misiones para apoyar la lucha y dejar en manos de sus pares argentinos una bandera con la consigna “Con hambre, ni paz ni justicia”.

Martes 8: “De cómo el sol iluminó mil ojos.”

Ya con el sol acompañándolos desde lo alto, el río de niños y niñas emprendió un nuevo viaje y arribó a Posadas, la capital de Misiones. Antes, dejaron sus huellas en las localidades de Montecarlo, Puerto Rico, Jardín América y Santo Pipó.

En la Plaza 9 de Julio, la caravana multicolor se nutrió de cientos de personas que se acercaron para brindar apoyo y solidarizarse.

Algunos vecinos, militantes sociales del oratorio San Miguel de Santa Rosa, en compañía de más niños, en este caso chicos de Apóstoles, encendieron 17 velas para recordar a los caídos por la peor de las armas de destrucción masiva: la desidia. Así, aquellos pobres infantes de Fortín Mbororé que perdieron la vida por no tener un plato de comida fueron saludados desde abajo por cientos de voces que no callan y que piden que eso no pase más: “Ni un pibe menos. El hambre es un crimen.”

Luego de escuchar al payador Joselo cantar y contar sus versos, la murga “Curamales”, de la chacra 96 de Posadas, copó la escena para realizar un cierre emotivo para el segundo día de travesía.

Miércoles 9: “Las Madres que acompañan a los hijos del pueblo.”

La mañana del miércoles sorprendió a los caminantes con los rayos del sol y mucho frío. Sin embargo, aquello no fue razón para que no siguieran su marcha. A primera hora llegaron a la capital correntina, donde los esperaba la gente del Movimiento Territorial de Liberación, de CTA y otras organizaciones sociales que acompañan los reclamos.

En la Plaza 25 de Mayo de Corrientes capital, un niño correntino aprovechó el festejo y se subió al escenario para expresar sus deseos: “Queremos un mundo mejor para todos y que no nos falte comida ningún día”.

Dos Madres de Plaza de Mayo de Santa Fe, Queca Koffman y Norma Wekler, acompañaron al Movimiento de los Chicos del Pueblo, además de integrantes de la Pastoral Social de Misiones, representantes de SUTEBA, de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, (UTPBA) y de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Luego del show de títeres, la referente del movimiento Nacional Chicos del Pueblo, Laura Taffetani, llamó, en nombre de todos los integrantes de la organización, “a la desobediencia contra el hambre, a la desobediencia a la injusticia, porque es posible construir una nueva utopía de la vida”.

Entrada la tarde, todos subieron a los micros para cruzar el río Paraná y llegar a Resistencia, Chaco.

Allí siguió la fiesta. Explotaron los colores, la música y las ganas. Allí también aparecieron, junto con los miembros de la CTA, los militantes de distintos organismos de derechos humanos de la provincia. Hubo chocolatada, música y canciones escritas por los mismos chicos. Canciones que se van convirtiendo, a lo largo del recorrido interprovincial, en los hits que musicalizan la lucha contra el hambre.

Jueves 10: “De cómo los abrazos cobijaron a las sonrisas.”

La hoja de ruta marcaba como siguiente destino a Formosa, una de las más pobres del país. Bajo un cielo cargado de nubes, chicos y grandes llegaron al quinto destino de la marcha para colmarlo de risas y cantos.

Luego de una caminata, el afluente de colores llegó a la formoseña Plaza San Martín, en donde niños y representantes del Movimiento de Formosa emitieron su proclama.

“¿Porque somos pobres no tenemos los mismos derechos que otros niños?”, preguntó en voz alta una nena que desde hace 50 días está viviendo con su familia en una carpa frente al Instituto de la Vivienda, en reclamo de un lugar digno donde vivir.

Más tarde fue el turno del referente local, Pablo Vacazur, quien, en relación a la masacre de la Comisaría de Formosa en la que murieron 8 niños quemados, denunció que “los pibes que mata la policía son los pibes que andan en la calle, son pibes que no tienen para comer”.

“Creemos que la sensibilidad de nuestros gobernantes es de piedra” aseguró y añadió que “Formosa es una de las provincias con mayor índice de mortalidad infantil”.

La marcha continuará su recorrido por las tierras de Reconquista, en la provincia de Santa Fe. Allí arribará, a las 15, el casi medio millar de chicos, educadores y militantes con su reclamo de “El hambre es un crimen: ni un pibe menos”.

AB–LP-AO

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