La feria del libro de Buenos Aires y sus lemas

El 22 de este mes comienza la feria internacional del libro de Buenos Aires. Cada edición tuvo su lema. El de este año es ‘Festejar con libros 200 años de historias’. Se alude al Bicentenario de la Revolución de Mayo. La dictadura también fijó su ideario en cada feria. Los _olvidos_ de los organizadores.

Horacio Raúl Campos

Lomas de Zamora, abril 4 (AUNO) – “Esta es la feria del libro del segundo centenario y en estos 200 años los libros han cumplido un rol fundamental en la creación de nuestro país y apostamos a que lo seguirán cumpliendo en el futuro”, dice la presentación de la trigésimo sexta edición que empezará el 22 de este mes.

La primera edición fue en 1975. Ese año las fuerzas armadas, los grupos económicos y civiles planeaban a paso redoblado la dictadura; la triple A amenazaba, mataba en las calles y ponía bombas; las organizaciones guerrilleras habían intentado tomar una unidad del Ejército en Formosa, y otra en Monte Chingolo, y el gobierno de Isabel Martínez y José López Rega aplicaban un salvaje ajuste económico.

Ese es el momento en que se prefiguraba todo lo peor por venir.

La feria siguió funcionando. Así fue que sobrevendrán las siguientes ediciones. Se realizaron las ocho ediciones correspondientes a los años de la dictadura civil militar (1976/1983).

La de 1976, la primera de la dictadura, estuvo dedicada al Martín Fierro. Para otra nota quedaría el análisis acerca de por qué a la dictadura no le molestaba la obra de José Hernández.

La de 1979, con la dictadura todavía muy fuerte, está dedicada a la Universidad y se realiza bajo la advocación del ‘Año Internacional del Niño y Centenario del Inicio de la Campaña al Desierto’, es decir la matanza oligárquica de indios por parte del ejército de Julio Argentino Roca.

Roca y su sector político y económico son los que configuran la Argentina tal como la conoceríamos en el siglo XX.

La última dictadura, en tanto, configura el país tal cual lo conocemos en el amanecer del siglo XXI.

La sexta edición, en 1980, tiene como lema ‘Al encuentro de Dos Mundos: La Gesta Española en América’. Otra vez se oculta la matanza de los pueblos originarios y no originarios con el consiguiente saqueo de minerales.

La feria de 1981 estuvo dedicada ‘A los libros que identifican a los pueblos e iluminan el mundo’, la de 1982 a ‘El cuento en la literatura universal’ y la octava edición, última de la dictadura, en 1983, tuvo como lema ‘La palabra escrita causa permanente del progreso’.

Los lemas utilizados en las ediciones durante la dictadura no dejan de ser paradojas o bromas macabras.

Hay allí un ideario planificado. Se referían a la palabra escrita, a los libros que iluminan el mundo, al cuento o a una obra poética, mientras se prohibían libros de a miles, había escritores exiliados, muertos, encarcelados y desaparecidos.

¡Hasta se hizo una parva de libros con los del Centro Editor de América Latina y se los quemó a todos!

Ninguna de esas cosas llama la atención porque había ‘ocupado’ el país una dictadura.

Lo llamativo es que en la página digital de la Fundación del Libro de Buenos Aires (FLBA), entidad organizadora de la feria desde 1985, en ningún lado se hace mención que en la historia de las ferias hubo ocho ediciones que se realizaron bajo una feroz dictadura.

Tampoco se hace referencia a que en 1975 se vivían momentos dramáticos. Los diarios pedían el golpe todos los días y hasta competían por ver quién acertaba con el mes y el día del golpe de Estado.

Una historia sesgada

Pareciera ser que las ferias del libro se fueron realizando entre 1975 y 1983 sobre un lecho sosegado de rosas, con el arrullo de los pájaros como fondo y debajo de sombras ofrecida por verdes árboles.

Como si esa etapa se hubiese caracterizado por un delicioso y pacífico vergel pastoril social, político, económico y cultural de la Argentina.

Para los actuales organizadores de la feria no existieron la triple A, el golpe de 1976, la quema de libros, los escritores desaparecidos, muertos y torturados, juntas, crisis, guerra por Malvinas y demás.

Cualquiera que lea los textos presentados actualmente en la página digital con sus respectivos lemas no se enterará nunca qué ocurrió en esos años.

Que no se haga alusión al contexto en que fueron realizadas esas ferias, publicadas en la historia del evento, es repudiable, porque es una forma de contribuir al olvido desde, justamente, el ámbito de los libros. Lamentable.

AUNO 11-04-10
HRC

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