Lomas de Zamora, julio 16 (AUNO).- Bares, teatros, centros culturales, manifestaciones al aire libre son algunos de los lugares que “La Brasil” sigue eligiendo para expresar su propuesta. Como una “simbiosis de amistad y de conocimientos en común” se construyó esta banda profesional que en estos días terminarán de ultimar los detalles gráficos del nuevo disco, que ya pusieron en funcionamiento a través de su sitio web.
Antes de la presentación de su nuevo disco, ese trío devenido en septeto es el resultante de una pasión que se materializó en un grupo de músicos argentinos que hacen música popular brasileña y mantienen intacto el sueño de tocar en Río de Janeiro.
Actualmente sus integrantes son siete: Juane Costa (guitarra y cavaquinho), Esteban Rotunno (Batería, voz y dirección), Alejo Scalco (teclado y voz), Mariano Promet (bajo y voz), Facundo Mamondiz (percusión), Guido Baucia (saxo y flauta) y la voz de Mariana Iturri que aporta un equilibrio perfecto a sus interpretaciones, que van desde antiguas sambas de la década del 40 hasta el funk brasileño de la actualidad.
Cada uno de ellos tiene un currículum rico y generoso en experiencias, con una formación intensa y un recorrido salpicado por música clásica, bossa nova, jazz y otros ritmos que pintan su mundo con acuarelas de mil colores.
Cuando Alejo Scalco comenzó a trabajar en el carnaval de Salvador de Bahía, algo en el cambió. Pasó quince años en Europa rodeado de brasileños y eso “lo marcó para siempre”, expresó este hombre que hace diez años tocaba junto con Gilespi y dejo todos los shows pautados para unirse a Esteban y Juane en un trío, que si bien el estilo elegido tiene, como cualquier toda música étnica, leyes propias , tratan de “respetar su esencia”.
Mariana Iturri lleva 10 años formándose como estudiante de conservatorio, es profesora de flauta y da clases de música. Esteban Rotunno atestigua que empezó a tocar con “las banquetas de la casa de mi vieja”. A los 11 años, las rompió hasta que el abuelo le regalo su primer batería. Scalco también toca con un grupo de jazz llamado “Jorge García & Friends”. Guido Baucia fue el último en unirse a la banda pero Facundo Mamondiz es el más joven.
AUNO visitó un ensayo de “La Brasil” y posteriormente, alrededor de una mesa ratona y cubos de banqueta, entrevistó a estos siete músicos:
¿Cómo se hicieron?
Scalco: Fuimos encontrándonos. Al principio nos costaba conseguir el factor humano, conseguir los músicos que tocaran este estilo. No es un estilo muy complicado, no tiene una complicación mayor ni menor que otra música. Es como tocar tango, hay que estar en eso, hay que comprender las leyes y la música de Brasil tiene eso. Yo aprendí portugués en Salvador, en España y a Esteban lo influencié bastante.
¿Cómo se llevan con la composición musical de la bossa nova?
Promet: Como la formación que tuve de mis profesores fue muy ecléctica en cuanto a los géneros, siempre estuve en contacto con muchos géneros de música. En realidad, los códigos que tiene esta música son muy puntuales y ves como tocan muchos estilos diferentes. De hecho, escuchás temas de Motta o puperas que tienen una sonoridad brasilera y tienen mucho que ver con esos códigos de la samba que no son muy complejos. Tal vez la distinción que tiene es que, a diferencia de otras músicas, el compás de la samba es el dos por cuatro. Entonces tiene un acento muy fuerte en el segundo pulso de compas.
¿Qué piensan de la música brasilera del sur? Como son las milongas de Vitor Ramil… ¿se le animarían a ese estilo?
Scalco: Dentro del espectro de la música de Brasil la diversidad de ritmos y de acentos y de fraseos es terrible. Es lo mismo que nuestro país con el tango y el folclore que tienen una escuela para una cosa y otra escuela para la otra. Nosotros tocamos una variedad de ritmos, de géneros dentro del género, bastante variados, donde las cosas cambian radicalmente.
Costa: Últimamente pensamos en ampliar más todavía el repertorio teniendo en cuenta los factores rítmicos, que hay un montón en Brasil. Los que más parecidos encuentro con toques de acá son la milonga y el lloro. El lloro tiene un toque folclórico de allá. Hay millones de ritmos. Y hay que bucear e investigar.
Promet: Tampoco nos planteamos un límite estético ni nada por el estilo, sino que da la casualidad que a todos nos gusta o entramos por el lado más afro de lo brasilero que capaz es lo más dominante en la música folclórica de allá.
¿Qué significa como movimiento ideológico de la bossa nova? A la par del surgimiento de la trova cubana o el nuevo folclore argentino…
Scalco: No aparece como una pre idea, aparece solo. La trova cubana tiene un contenido social muy fuerte en cuanto a protesta. Esto es como al revés, yo lo llamaría hacer la protesta a través de la belleza. Que es otra forma de protestar. Porque podes hacer protesta recriminando que todo está mal o podes hacer algo muy hermoso y realmente estás protestando de alguna forma con lo que está mal. Estas construyendo la belleza.
Rotunno: Como Chico Buarque que en tiempos de dictadura el tipo compuso “Construcción” que es un tema que gano un Nobel por la letra. Es impresionante, es una letra que se puede desarmar y así y todo el tipo se tuvo que ir del país. Vos escuchas el tema y la letra no es algo directo, pero te la pone igual con el mensaje en general. El tipo sabía que esa era una manera fuerte de protestar desde un lado intelectual.
Scalco: Yo creo que pasa un fenómeno parecido a que la música no tiene que ser siempre de protesta para ser un movimiento. Es lo que pasa en Centroamérica también: están los que reaccionan contra las cosas sociales, pero también están los caribistas, los que están hablando de la belleza que tienen y hay que mostrarlo también. La bossa nova tiene eso de ser una música urbana, de una clase media de intelectuales, que se reúnen a hacer música en departamentos, por eso es tan suavecita para no molestar a los vecinos. No vas a encontrar grandes conflictos sociales en ella. Pero vas a encontrar formas de expresar el amor a través de la delicadeza, la fineza.
¿Pensaron en escribir temas propios en algún momento?
Costa: A mí me gustaría escribir mi música y creo que no solo para mí. Esto es parte de un montón de cosas que hacemos a nivel musical, que tienen una influencia muy fuerte y después está reflejada en la música que hacemos nosotros en otros estilos también.
Scalco: El valor de ser interprete es muy importante, también, es un valor que muchas veces pasa a segundo plano como que todo tiene que ser de creadores. Cuando interpretar es muy bonito.
Promet: Acá no hay tradición de intérpretes, está subvalorado el intérprete porque siempre estuvo la figura de un cantautor, y en el país es mucho más fuerte porque siempre inclusive desde las músicas que no son de acá, pero sí las hemos adoptado como propias como el rock, siempre está el valor de hacer tu música. Hasta te diría que no se termina viendo con buenos ojos al tipo que se dedica a interpretar temas de otros. No hay una cultura de eso porque no hay una industria musical como hay en Brasil, por ejemplo. Allá los roles están muy definidos, porque hay gente que se dedica sólo a interpretar y otros sólo a componer.
Iturri: Hay muchos intérpretes de mucho peso, que la gente sigue mucho pero en realidad no se valora al intérprete por desconocimiento de las cosas. Nosotros hacemos muchos estilos musicales y se refleja en cada cosa que hacemos, es parte de encontrarse al propio ser y cuando uno interpreta nunca lo va a hacer igual que al otro y eso debería ser valorado.
¿Cómo se recibe la música brasilera en Buenos Aires?
Scalco: Es una sorpresa para la gente. De entrada es una mirada, un público que uno espera que por ser música rítmica todos salgan bailando. La gente se queda sorprendida mirando pero con mucho respeto siempre.
Costa: Por más que la letra del tema sea triste vos escuchás la música y esa cuestión rítmica genera siempre un color cálido. Yo cuando entrá a tocar acá pensé ´qué lindo poder tocar la música con este color´ porque siempre generas algo lindo.
16-07-13
MP-AG