En el nombre de mi Padre y su honra

Ultimo capítulo de la polémica abierta a partir de una columna publicada en AUNO, entre el hijo de un docente aludido en ese artículo y el periodista autor de la nota.

Al escribir esta respuesta en lo que a mí respecta, doy por finalizada la cuestión que tuvo origen en el informe especial “Los primeros días de la dictadura” escrito por Fernando Aguinaga y aparecido el 23 de marzo de 2004.

Dado que Fernando Aguinaga se refiere a temas ajenos y no solicitados en la carta documento que le envié intimándolo a que presente pruebas sobre sus dichos falaces y agraviantes sobre Ivo Parica es que siento la necesidad, en las mismas condiciones de no dejar puntos oscuros.

Fernando Aguinaga hace efectivamente una retractación de sus dichos en el artículo “Los primeros días de la dictadura”, dichos que no tenían sustento alguno. Cuestión que lamentablemente por algo más de 5 años han permanecido con libre acceso a quien quisiera verlo o leerlo en una tarea de investigación o en forma accidental, tal como he llegado yo.

Me alegro que Fernando Aguinaga en sus 30 años de trayectoria jamás haya calumniado a persona alguna, pero esta vez ha sido la excepción a la regla. Excepción que ha causado mucho dolor e indignación a mi familia (en Argentina y en Croacia) personas que lo han conocido, ex alumnos y a mi en lo personal.

Por otra parte, Fernando Aguinaga toma partes de la nota que presenté al señor Rector de la Universidad, pero lo hace en forma parcial, por lo qué hay temas que quedan descontextualizadas, y al respecto, una cosa que me parece importante aclarar, es que al hablar de “capacidad” de mi padre yo lo hice en referencia a su capacidad intelectual, que de hecho, lo ha demostrado desde sus calificaciones en la universidad, 10 absoluto, tanto en Italia, como al revalidar su título en la Pontificia Universidad Católica “Santa María de los Buenos Aires”. Dentro de la capacidad a la que hago mención también incluyo poemas que escribió, algunos en Croacia y otros en razón de la diáspora, ya en nuestro país, y distintos trabajos de investigación desde su concepción filosófica netamente “Tomista”. Sobre él, asimismo han escrito artículos en “El Croata Errante” (Noviembre 1995 y Mayo 1995), donde se destaca su “capacidad intelectual” y sus valores morales, que van más allá de cualquier juicio que pudiera hacer yo en mi carácter de hijo.

Otra cuestión que resulta confusa, sobre todo para quien no ha vivido los tiempos turbulentos de los años 70, Fernando Aguinaga mezcla cosas de tiempos democráticos a partir de 1973, sobre los que aún persisten las discusiones respecto de muchos de quienes ocupaban cargos públicos, con quienes en lo personal poco coincidí, menos aún con lo que vino después, el golpe militar de 1976. Todos esos años estuvieron manchados de sangre y dolor para el pueblo Argentino.

El señor Aguinaga hace mención a que solamente “dedica un párrafo” a mi padre dentro de todo el artículo, y en lo personal yo no hice cuestión alguna al resto del artículo, con el que puedo coincidir en su gran mayoría. El tema no pasa porque haya sido un párrafo, una palabra o un libro, no importa, esto no se mide por la extensión, sino por el contenido de lo dicho.

El tema del ropaje utilizado por Ivo Parica para huir de la muerte en su Croacia natal, si le place insistir en llamarlo disfraz junto con los innumerables testigos que podrían decir lo mismo, para mí poco cambia, Ivo Parica no era sacerdote, era simplemente seminarista, tampoco sé si efectivamente esa ropa lo salvó. Por otra parte, si alguien para salvar su vida, hiciera uso de cualquier disfraz en lo personal jamás haría un juicio de valores al respecto.

La referencia inicial al comentario efectuado por nuestra Señora Presidente respecto de eliminar a las “calumnias e injurias del Código Penal”, por el momento no ha pasado de ahí, de un comentario sobre algo que aún está vigente. Por otra parte, y sin querer establecer una discusión sobre el tema, creo que con código penal o no, decir cualquier cosa sobre cualquier persona es algo que no está bien y no se debe hacer.

El envío de la carta documento no es un sin sentido caprichoso, tiene un significado fundamental que excede largamente lo que personalmente yo pudiera decir. Es más, Aguinaga hasta podía haber contado con pruebas de lo que decía y a mí no me iba a quedar otra cosa más que “tragarme el sapo”. De ahí la importancia que quien dijo algo lo justifique y si no –como en este caso- lo desmienta. No es mi obligación desmentir, yo puedo decir, desmentir debe hacerlo quien lo escribió sin prueba alguna. Es posible que por mi profesión yo no puedo decir algo que no esté probado y vuelto a probar, pues un error, un comentario fuera de lugar puede ocasionar que se caiga un puente, un edificio, que en lugar de agua potable la gente consuma agua contaminada, etc.

Sin querer extenderme mucho más, quiero dejarle muy claro que defiendo la libertad de prensa como una condición fundamental a la libertad de expresión y de pensamiento. El régimen totalitario de Josip Broz “Tito” no respetó esa libertad en la Yugoslavia que gobernó. Por otro lado, si bien este fue un régimen comunista, yo hice mención a que desprecio cualquier totalitarismo sin importar su signo, no me acoté al comunismo en forma excluyente.

Fernando Aguinaga, acepto su retractación, a ambos nos ha llevado la policía, a Ud. una y a mí en dos oportunidades en la misma época, afortunadamente hoy podemos estar escribiendo en libertad haciendo ejercicio pleno de nuestros derechos salvaguardados por la Constitución Nacional.

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