Lomas de Zamora, julio 30 (AUNO).- Osqui Guzmán: infancia pobre, estigma inmigrante, actor del barro. De sus padres bolivianos –una costurera y un plomero- aprehendió la cultura del trabajo, de lo necesario que es el esfuerzo para progresar en lo que uno hace. Osqui aprende y enseña.
En una charla con AUNO, antes de aterrizar nuevamente en este sur que tan seguido visita, dejó claro que es un actor que trabaja mucho y que utiliza la improvisación como herramienta de laburo.
El 6 de agosto estará por el teatro Maipú de Banfield, donde presentará la –ya clásica- obra “Toc-Toc”. La rutina teatral pone en escena a seis pacientes psiquiátricos que padecen algún tipo de trastorno obsesivo compulsivo (Toc). Y se animan ¿Sabés cuál es el tuyo?
Ernesto Claudio, Patricia Echegoyen, Maida Andrenacci, Leticia González y Juan Grandinetti (si, el hijo de Darío) son los compañeros de Osqui en la obra del autor francés Laurent Baffie. La versión argentina, que ha ganado algunos premios Ace y Estrellas de Mar, la dirige Lía Jelín. Además de este plantel de actores, hay otro que actúa la obra de forma paralela.
-¿Por qué la obra es tan efectiva y consigue mantener el mismo éxito con dos elencos distintos?
La obra toca una temática muy cercana a nuestra idiosincrasia, los argentinos estamos muy psicoanalizados. En Europa no hay tantos psicólogos, acá los tenés en la obra social, en las escuelas. Y a la gente le llama la atención la locura. La atrae, le parece resplandeciente. Pasa lo mismo que con Hamlet: el público se pregunta “¿éste está loco o se hace?”. Es la extravagancia que se despierta en las personas cotidianas. También pasa que la obra es muy acertada en la manera de hacer la extrapolación de los signos teatrales. Se muestra en la forma que tenemos los argentinos de vivir el teatro.
-¿Tenías alguna opinión sobre los Toc antes de hacer la obra?
Ninguna. Sabía de la obra, de que se trataba, pero no me resultaba familiar ni algo de lo que yo quisiera saber. Sabía que era un éxito tremendo, que además atrajo a la gente que no va al teatro, y eso lo transforma en un suceso, en un hecho social. La gente que no tiene como plan común ir al teatro va a ver “Toc Toc”.
Por ahí, una persona le dice a un amigo: “Sabés que a tal le diagnosticaron Toc.” Entonces le contestan que hay una obra que trata el tema, y que tienen que llevar a ese tal para que la vea.
-Componer un personaje como los de “Toc Toc”, ¿limita la improvisación o la potencia?
Yo utilizo la improvisación para hacer teatro. Así tenga que hacer una obra de texto, donde tenga las mismas marcas y el mismo dialogo, siempre estoy improvisando. Hago como si fuera la primera vez. Y de ahí la respuesta del público con mi trabajo. Cuando me dicen que lo ven muy natural, para mí que es porque improviso.
La improvisación es una herramienta fundamental de la persona que improvisa, que es alguien que escucha lo que pasa en el escenario, entre los actores y entre el público. Es como el payador que improvisa pero escucha lo que responden.
-¿Qué cosas de tus años de conservatorio usás hoy en día para tus clases?
Un profesor del primer año me dijo: “El trabajo se defiende con más trabajo”. Mis viejos son bolivianos, y su cultura es vivir para el trabajo. Se despiertan y piensan en trabajar, en cómo seguir y en trabajar más. Piensan en el progreso, en alimentar lo propio.
Sobre todo, no temen al esfuerzo, a agachar el lomo para hacer para que las cosas avancen y sucedan. De hecho, hay tres preceptos que rigen el ser andino: “No robes y no mates”, que se parecen a los preceptos cristianos. Y uno que no se parece a ninguno: “No serás flojo”. Es alucinante, encierra y abre muchas cosas porque va más allá del trabajo. Fijate que no dicen “no seas vago”, sino que hay que ser firme e las decisiones. Que en lo que hagás, seas fuerte.
-¿Hay algún personaje que te gustaría hacer y todavía no compusiste?
Cyrano de Bergerac (poeta y dramaturgo francés) es un personaje que me gusta mucho. Su pensamiento y sus acciones; el mundo que él despierta; lo que genera en los demás; lo que genera en mí. Me gusta ese perfil de hombre que busca pelea. Que es pendenciero/poeta pendenciero/enamorado. Hombre valiente que se siente invencible y al mismo tiempo que se sabe frágil porque el amor no se le revela debido a su fealdad.
AUNO-31-07-2014
FN-AFG