Desarrollan en Buenos Aires una fertilizadora inteligente

La Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires (CIC) y una empresa de la ciudad de Tandil trabajan en conjunto para sacar al mercado un equipo que permitirá reducir costos en el insumo que representa la mayor parte del presupuesto de la siembra.

La fertilizadora inteligente podrá “leer” e “interpretar”, por el color de las plantas, la dosis justa, a tiempo real, que requiere el cultivo y así evitar el derroche propio de una fertilización tradicional que distribuye en todo el campo la misma cantidad de fertilizante.

La empresa avanzó con el proyecto hasta que se encontró con las limitaciones propias de una firma no habituada a la importación de bienes de capital y tecnología de punta. Las fertilizadoras inteligentes ya son una realidad en Europa y en Estados Unidos de hecho, fueron furor durante las últimas muestras de equipamiento agrícola en esas regiones del planeta pero el desarrollo de estos equipos en el país es incipiente.

Lo llamativo del caso es que el desarrollo lo lleva adelante una PyME de la ciudad de Tandil cuyo fuerte es la reparación de equipos y no la fabricación de modelos nuevos.

La CIC informó que dispone de distintos instrumentos para asistir económicamente estas importantes iniciativas. En el marco del aprovechamiento de las capacidades técnicas locales que viene instrumentando en todo el territorio provincial, se convocó a participar de la propuesta a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional del Centro para el desarrollo del software específico.

Dentro de las acciones financiadas por la CIC, se incluye el equipamiento requerido para el montaje del primer prototipo. Básicamente, la empresa necesita instalarle a su modelo ya armado de fertilizadora una computadora determinada y un sensor para hacer medición de NDVI (sigla en ingles de Indice Normalizado de Diferencias de Vegetación).

La trascendencia del desarrollo está dado en que, habitualmente, un agricultor mira sobre un cultivo para percibir su estado de crecimiento. Al mirar el color y forma de las hojas el experto puede hacer una determinación visual de si el cultivo se encuentra bajo algún tipo de estrés por sequía, deficiencia nutricional o infestación por plagas o enfermedades. El productor utiliza, además, otros conocimientos como la época del año, la historia pluviométrica e inclusive experiencias previas en la percepción de signos de problemas para determinar el estado del cultivo.

Este proceso de mirar y determinar el estado del cultivo a la distancia es una forma de percepción que se denomina “remota”. La percepción remota ha ganado mucho interés como una herramienta potencial de manejo para agricultores de precisión. También, imágenes de satélites o fotografías aéreas pueden permitir al productor ver los cultivos en su campo y decidir cuáles áreas necesitan un manejo posterior. Pero esta técnica, hasta el momento la más difundida por la falta de existencia de sensores, tiene errores debido a factores climáticos, horarios y logísticos, entre otros.

Además de lo costoso de estos servicios, para la percepción remota, sin lugar a dudas, lo más efectivo y económico son sensores que se pueden montar sobre los tractores o implementos y así obtener estas imágenes “a tiempo real” sin depender de terceros, factores climáticos o logísticos. Con estas imágenes se puede interpretar lo percibido y tomar decisiones.

El objetivo de la empresa tandilense es montar sobre su modelo de fertilizadora un sensor de percepción remota, enviar esta información a un panel de control y previo análisis de acuerdo a lo “recomendado” por el asesor, indicar a los alimentadores la dosis a aplicar, todo a medida que el equipo transita el terreno.

El sensor remoto a colocar mide el NDVI, que es un índice que relaciona la cantidad de luz reflejada por el cultivo en la longitud de onda del rojo e infrarrojo. El NDVI está correlacionado con el rendimiento del cultivo, lo que permite estimar la necesidad de nitrógeno. El nitrógeno es considerado el nutriente más importante para la producción vegetal.

Con estas imágenes se pueden detectar zonas de suficiencia e insuficiencia de nitrógeno en la planta, relacionado a su capacidad de absorción de dicho elemento. Con este conjunto de herramientas se pueden lograr además las mejores respuestas a la aplicación de nitrógeno optimizando las épocas y cantidades de insumos a aplicar.

En la actualidad, sobre este tipo de equipamiento sólo existen algunos ensayos que han hecho ingenieros del INTA y de AAPRESID (la asociación para la promoción de la siembra directa) en conjunto con universidades extranjeras.

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