Más del 90 por ciento de las mujeres reconoce la importancia de la utilización de métodos sustentables para gestionar su menstruación, pero el 75 por ciento aún utiliza opciones descartables por comodidad y facilidad para conseguirlas, según datos de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires.
Actualmente es posible encontrar la copa menstrual –una copa de silicona médica que se introduce en la vagina–, las toallas reutilizables –similares a las descartables, pero de tela lavable y reutilizable– y la bombacha menstrual, lencería que posee dentro una tela absorbente del flujo menstrual y que al igual que toda la ropa interior es lavable y reutilizable.
Estas alternativas se consideran sustentables porque su uso evitaría el descarte de más de 132 mil toneladas de basura no reciclable ni biodegradable producidas anualmente por las más de 12 millones de mujeres y personas en edad menstrual en Argentina, de acuerdo al informe Justicia Menstrual – Igualdad de género y gestión menstrual sostenible del Ministerio de Economía de la Nación.
Estas opciones amigables con el medioambiente pueden evitar irritaciones e infecciones, producto del contacto de la vulva con el algodón y el plástico, ya que los productos “son elementos producidos con materiales que no afectan a los bosques nativos, no requieren de un uso excesivo de materiales plásticos ni la utilización de químicos contraindicados para la salud humana”, señala el documento. Además, a largo plazo, implican un ahorro de dinero que habitualmente se gasta en toallas y tampones de un solo uso.
La médica ginecóloga y obstetra Vanina Simeone explicó a AUNO que las opciones sustentables existentes son una “reinvención” de los métodos utilizados por nuestras madres y abuelas, y aclaró que no se debe pensar que “todo el mundo las tiene que usar”, sino las que se sientan cómodas ya que el deseo debe surgir desde la propia mujer.
En este punto, remarcó que para utilizarlas, primero hay que conocerlas. Si bien la cuarentena trajo un boom de la copita menstrual por el hecho de pasar más horas en sus hogares “las mujeres pensaron en probarlas y algunas siguieron el camino y otras dijeron ‘esto no es lo mismo’”.
Simeone remarcó que se debe realizar la elección de acuerdo con el ciclo menstrual de cada mujer, ya que la copa al ser intravaginal puede requerir “un entrenamiento y una adecuación”, porque hay que cambiarla cada 6 horas como máximo.
Por un lado, las mujeres deben saber que si usan toallitas descartables no las pueden reutilizar en cambio “al usar toallitas de tela se debe pensar que hay todo un circuito porque requiere una rutina de lavado” y si una mujer dice “yo no tengo tiempo para lavar, no sería la candidata para ello”.
Para Simeone, hay pacientes que “no pueden cambiar de método, o no quieren o volvieron a opciones desechables porque se sienten más cómodas”. “Si no funciona, es que el método quizá no se adapte a vos y hay que buscar otro. Si no va la toalla de tela probá la copita o el disco menstrual (similar a la copita, pero con forma de palangana chiquita) y si estos no van también tenés las bombachas”, explicó.
Por su parte, Maraela Wulf, emprendedora uruguaya de @uyfemina, que se dedica a la venta de bombachas menstruales y toallas y protectores de tela, consideró que lo que más les impide a las mujeres hacer el cambio a opciones sustentables es ver la menstruación como un tema tabú ya que «pasar a estos productos requiere el contacto con la propia sangre, con el flujo, con el cuerpo y eso muchas veces representa un freno”.
A través de su cuenta en Instagram se encarga de desarticular los mitos y barreras que rondan el mundo femenino con respecto a la menstruación. “Las mujeres en general intentamos que nadie se dé cuenta cuando estamos menstruando, agarramos la toallita y la escondemos bien en el bolsillo para ir al baño, cuando es algo que nos pasa a todas, es totalmente normal, es fisiológico, no tendríamos que esconderlo y sin embargo lo hacemos”, reflexionó.
Por su parte, Carolina Zotta, emprendedora y comunicadora parte del emprendimiento en Instagram @vivalacopita que se dedica a la comercialización de copas menstruales, toallitas y protectores diarios reutilizables, contó que hace 6 años cuando arrancaron con el proyecto, las mujeres les consultaban acerca de “toda una serie de inseguridades que estaban totalmente relacionadas con la falta de información, con no conocer el cuerpo, no conocer la menstruación en general”.
Las principales consultas surgían acerca de la cantidad de flujo menstrual, la colocación correcta de la copa, las filtraciones que les ocurrían a las usuarias y otros miedos que, pese a arrancar como un emprendimiento de comercialización de productos sustentables de higiene menstrual, decidieron comenzar a publicar posteos que informaran sobre estos temas y que buscaban reducir los miedos alrededor del tema.
Simeone, en ese sentido, remarca que no es la misma información la que tienen las jóvenes de 15 años que la que tiene una mujer de 48, a la que no se le puede exigir que use la copa cuando durante más de 30 años usó otra cosa. No está bien ni mal, es una elección y que no se puede criar a las chicas que recién van a comenzar a menstruar con los mismos estándares que hace muchas décadas.
¿Qué debemos saber para elegir?
Zotta sostuvo que “una cosa es usar el producto y otra cosa es aprender todo lo que te puede enseñar su uso, y todo lo que es reutilizable al tener que gestionarlo uno, tiene otra línea de aprendizaje que uno puede explotar”. La gestión de un producto intravaginal implica una relación con el cuerpo y un conocimiento sobre ella, que en general “no es tan avanzada”.
Las emprendedoras consultadas coinciden en que el cambio tiene que ser “gradual”, ya que no a todo el mundo le interesa. “Hay que querer usarlos hay que querer hacerlo, lo primero es contar con información para saber qué es lo que existe así que este tipo de movidas están buenas”, remarcó la emprendedora de @vivalacopita.
Para Zotta, muchas mujeres transitan su menstruación con dolor, con situaciones incómodas o con malestares, por lo que consideró que con las alternativas reutilizables se podría transitar “con un poco más de comodidad y con menos infecciones a posteriori”.
Ante todo, sostuvo que es necesario cuestionar estos malestares y que muchas veces al probar las alternativas reutilizables esas incomodidades disminuyen o desaparecen con su utilización periódica y al igual que la emprendedora uruguaya consideró que culturalmente la menstruación es visto como “algo sucio” y que debe ser considerado como “un ciclo normal del cuerpo”. También expresó que es importante la integración de la experiencia con la ciencia para llegar a un consenso sobre la gestión menstrual sustentable.
Para probar estas alternativas, el gasto inicial ronda entre los 1500 y los 2500 pesos, pero al ser productos con una vida útil de entre 5 y 10 años el gasto termina amortizando con el tiempo de uso y que, comparado con el costo de menstruar en Argentina, significaría aproximadamente lo mismo que un gasto anual en productos descartables.
Las promotoras de las opciones sustentables además advierten que la fabricación de los productos descartables implica la explotación del suelo, utilización de pesticidas y de grandes cantidades de agua y todo lo que significa su descarte posterior, ya que al estar en contacto con sangre no es posible reutilizarlo ni reciclarlo y que tarda al menos 500 años en degradarse, situación que termina contaminando la tierra y los océanos.
Por lo tanto, resulta de extrema importancia la presencia de políticas de Estado encargadas de que se implemente adecuadamente la Ley de Educación Sexual Integral, sancionada hace 15 años, que se promueva el acceso a la información sobre el ciclo menstrual y sus alternativas de gestión y que se tengan en cuenta estas opciones sustentables como elecciones posibles que pueden resultar no solo buenas para la salud sino también convenientes desde el plano económico y ambiental.
AUNO-26-8-21
NH-SAM