Hace cinco años buscan poner freno a la utilización de agroquímicos en la Argentina. Es un proyecto impulsado por asambleas vecinales y organizaciones en defensa del medio ambiente de diferentes partes del país a través de la campaña nacional “Paren de fumigar” contra el uso de agrotóxicos en zonas cercanas a las poblaciones urbanas.
La iniciativa es impulsada por el Grupo de Reflexión Rural (GRR) que recopila testimonios y datos que evidencien los efectos negativos para el medio ambiente y la salud que produce la aplicación de productos como el glifosato, agrotóxico pilar de la actividad sojera argentina.
La campaña nació en 2005 en respaldo al reclamo del barrio cordobés Ituzaingó Anexo afectado por el uso indiscriminado de agrotóxicos y donde “existen más de 200 casos de cáncer, en una población de no más de cinco mil habitantes”, de acuerdo a un informe del año pasado presentado por GRR.
Los vecinos que denuncian la utilización de glifosato en las vías del ferrocarril General Roca no se sorprenden de las estadísticas de las enfermedades detectadas por las investigaciones de GRR. “No es casual que la mayoría de las denuncias sean de las provincias de Córdoba y de Santa Fe. Son las principales áreas productoras de soja transgénica, cultivo que ha provocado un aumento exponencial en el uso masivo de agrotóxicos”, aseguró Alejandro Almeida, miembro de la Asamblea Finky Verde.
Luego de 10 años de denuncias, la Justicia de Córdoba limitó el uso de agroquímicos en sectores productivos colindantes con centros poblados. En Ituzaingó, un fallo judicial dictaminó que toda fumigación aérea se realice a más de 1.500 metros de las viviendas de la comunidad. También se sancionó la Ley de Fitosanitarios 11.273, de la provincia de Santa Fe, que prohíbe las pulverizaciones con agrotóxicos dentro de los límites de las zonas urbanas.
En las zonas rurales, las fumigaciones con herbicidas y pesticidas son terrestres y aéreas lo que conlleva un gran peligro para la salud de las personas que viven allí. Pero la Argentina posee más de 18 millones de hectáreas sembradas con soja transgénica y consume entre 180 y 200 millones de litros de glifosato por año, de acuerdo a datos suministrados por GRR.
La fuerte correlación entre los casos de cáncer, leucemia, y otras graves afecciones que padecen los pueblos sojeros, y las consecuencias sobre la salud del herbicida se comprobaron con un informe de la Universidad Nacional de Rosario, el INTA y la Federación Agraria Argentina, entre otras organizaciones. Se confirmó la toxicidad del glifosato. Pero aún falta que el Senasa cambie la rotulación del producto, que hoy es considerado “levemente tóxico”.
AUNO-10-05-10
SAM-HRC