Lomas de Zamora, sep. 07 (AUNO)- El 2 de diciembre de 1994 le ganó por puntos a Mario Gastón Chávez en su casa, Morón. Vencer al local no es nada fácil en este deporte. Aunque ese combate le dio el título de campeón argentino, Dany Sclarandi sabe bien que la pelea de un boxeador comienza debajo del ring y no culmina con la campana. Hoy, con 49 años, el crédito de Parque Barón no da por terminada su carrera y da clases gratuitas de boxeo. El resto de su día lo dedica a un emprendimiento familiar.
Dany es integrante de una familia con sangre pugilística y lleva 32 años junto a este deporte. Cuando tenía 17 se calzó los guantes, siguiendo los pasos de su padre; y luego se sumó su hermano menor Jorge, que llegó a ser campeón sudamericano.
Mientras su carrera profesional transita su último tramo, admite que no puede vivir sin el boxeo y que es difícil bajar la persiana y rechazar ofertas económicas en un deporte que no le dejó más que el reconocimiento. Hoy reparte su tiempo entre las tardes de clases en el club y su PYME familiar en la que confecciona calzados y vende sus modelos en la feria de La Salada.
Mientras la mayoría de las actividades que brinda a la comunidad la Secretaría de Deportes de Lomas se realiza en el Parque Municipal, el boxeo se practica a media cuadra de la casa del campeón. Allí en el Club Santa Fe, situado en Iparraguirre 447, Dany y su colaborador Rolando Santillán reciben diariamente a deportistas de ambos sexos que con sus diferencias comparten una misma pasión: los guantes.
En torno al boxeo, como a otros deportes de combate, giran innumerables prejuicios a los que Sclarandi no les da importancia. “Hay un gran respeto por el compañero de entrenamiento y también hacia los rivales. Es normal que luego del combate, dos boxeadores que pelean lejos de sus lugares de origen regresen juntos o vayan a cenar. Esos valores tratamos de enseñar, junto con la técnica del deporte”, explica el entrenador. Mientras tanto, en el ring improvisado una adolescente ensaya una pelea junto a un compañero que se limita a cubrirse, se escucha “¡Tiempo!”, se abrazan en el centro del cuadrilátero y cada uno va a su rincón en busca de agua.
“Locos hay en todos lados, pero acá tratamos de encaminarlos. Y si alguno es un poco nervioso, este deporte libera tensiones. Es importante que los chicos estén liberando energías con un deporte y no en la calle”, señala Santillán, quien está ligado al boxeo hace 40 años y lo conoce a Dany desde que era pibe.
El entrenamiento continúa, 8 mujeres y 30 hombres realizan sus rutinas de aeróbico y de resistencia, le pegan a la bolsa, algunos de pasada mientras trotan, y otros dos pasan al ring. “Bien, el pibe nuevo”, le dice Santillán a Sclarandi, que concentra su atención en que los debutantes incorporen la postura correcta.
Ese pibe nuevo es Jonathan Pereira, vecino de Parque Barón, que llegó al club del barrio para rehabilitarse físicamente. Ocho meses atrás, en un intento de robo, recibió una puñalada que le tocó un pulmón. Buscando una mejor respiración, Jonathan dejó de fumar y se decidió por un deporte que lo apasionaba desde chico. De pibe jugaba al fútbol en un club con su hermano, pero tuvo que dejar la actividad para trabajar, su hermano más chico pudo continuar. A sus 23 años Jonathan volvió al deporte con las clases gratuitas de boxeo en el Club Santa Fe. Sueña con ser boxeador profesional y espera ansioso su primera pelea. Claro, es admirador de Tyson y del campeón del barrio, Dany Sclarandi.
*Nota realizada para la materia Taller de Periodismo Gráfico
AUNO 07-09-2015
SDM-AFG