“Los jóvenes no se van a quedar en casa y los orcos, como les digo yo, van a tener que medir muy bien cuando quieran hacer desmanes en la calle”, lanzó por la tele Mauricio Macri hace unos días. Podía haber agregado: “La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes”. No lo agregó porque no lo sabe y tampoco nadie se lo dijo para que lo diga. Esa parte hubiera cerrado en forma perfecta su idea horrorosa.
Es probable que haya visto algunas de las películas y si nos la vio, seguramente algún asesor le habrá soplado la idea, alguien que lee literatura y ve cine. En el siglo XX, después de Juan Domingo Perón, la dirigencia política que llega a los más altos cargos de la Nación o en provincias no se caracteriza, salvo excepciones, por ser lectores de los clásicos griegos, latinos o de tiempos más recientes, por ejemplo Nicolás Maquiavelo. O de la literatura hispanoamericana o del Siglo de Oro (de España, porque no hay siglo de oro de otro país) o la historia de los últimos 500 años. Todo eso es nuestra tradición.
Un legislador, gobernador, ministro, presidente tiene que saber, por ejemplo, una cosa básica: Sarmiento no fue el creador del guardapolvo blanco. Y no hay manera de saberlo si no se investiga en forma particular, porque las maestras no lo saben.
¿Qué son los orcos?
Si los orcos se asocian a los monstruos, el asunto cuenta con sus siglos, muchos. El diccionario de Oxford dice que es el Infierno, lugar al que van las almas de las personas que mueren en pecado. Eso se podría asociar a lo que dijo Macri. Otras páginas de la red dicen que “concretamente procede de latín orcus, que puede traducirse como dios de los infiernos [destacado en los originales con comillas dobles].
La RAE da un significado parecido (infierno, ultratumba). Se coincide en que orco alude también a criaturas monstruosas y de escasa inteligencia. Las expresiones de Macri fueron contra la nueva oposición política, específicamente peronista, aliados y cualquiera que osare rechazar en las calles las políticas del gobierno de Macri y Javier Milei. Es muy peligroso lo que dijo.
El empresario hijo de Franco Macri, de esa forma, se reserva para sí la racionalidad y la inteligencia, frente a lo monstruoso, que fácilmente puede ser asociado a la barbarie. Pero Macri no puede hacer la elaboración intelectual: “Nosotros somos la civilización y ellos la barbarie”. E incluso podía haber aludido al siglo XIX o a la literatura antiperonista. O la presencia de los orcos en la literatura y/o el cine. Sus limitaciones se lo impiden.
El tema está en La Odisea: Los Cíclopes es gente sin ley, no cultivan los campos, no tienen ágoras donde deliberar, ni leyes tampoco, no pastan los rebaños, los Cíclopes no poseen naves (pp.127-128). No por eso son monstruosos. Hacen algo más. Algo más espantoso.
Una amiga especialista en literatura, que pidió no ser mencionada, me dijo (en off the record) que no me olvide de poner que el asunto también está en el sudafricano/británico John Tolkien (autor de El señor de los anillos, 1954) y que allí los orcos son violentos, feísimos, feroces, etc. La obra después derivó en una serie de filmes.
“Los orcos son aquellas criaturas deformes y corruptas”, leemos en el prestigioso El Espejo Gótico. Hay muchísimos estudios publicados en la red. Y el intento de descalificación de Macri calza con todo aquello.
Monstruo gelatinoso
Cortázar escribió cartas a Eduardo Jonquières y a su familia, desde París entre 1950 y 1983. Allí manifiesta el interés por la política argentina: su apoyo a la dictadura masónica británica de 1955, su alegría por el bombardeo a la Plaza de Mayo y su preocupación por el “infierno peronista”.
En la carta fechada el 15 de julio de 1955, Cortázar le escribe a esa familia argentina, al enterarse del bombardeo a la Plaza de Mayo, que causó cerca de 400 muertos: “Creo que nunca me he sentido más argentino que nunca desde que vivo en Francia. Cínicamente agrego que, para celebrar el hecho, seguiré viviendo en Francia sine die”. (320) [destacados nuestro]. Creo que lo de cínicamente no hacía falta aclararlo.
Después de comentar las noticias que le llegaron a París sobre el golpe dado al general Eduardo Lonardi, Cortázar le escribe a esa misma familia: “Para colmo, leo que en Mendoza se han levantado unos cuantos negros peronachos [subrayado nuestro], y que además los americanos le niegan un empréstito a Aramburu, con lo cual lo ponen directamente en la calle. Estoy inquieto”. (338). El escritor que vivió un tiempo en Banfield, estaba “inquieto” porque esos movimientos que describe formaban parte de la inicial Resistencia Peronista. “Durante el corto período de Lonardi hubo algunas acciones de las bases peronistas que mostraban su oposición al nuevo gobierno. Así fue que el 17 de octubre de 1955, en varios puntos del país, se efectuaron actos relámpagos que fueron reprimidos por la policía”, se recuerda en El Forjista.
Los lamentos continúan en sus cartas. Así fue que en febrero de 1956 expresa su alegría por la continuidad de la dictadura: “Todo esto contribuye a llenarme de una alegría que durará lo que duran todas las alegrías nacidas de un cambio, una ruptura; poco a poco ese monstruo gelatinoso empezará a tejer de nuevo sus hilos, y su opaca baba nos irá envolviendo”. (345). Cortázar, confeso misógino, es el héroe político/literario amado por el mundo femenino académico y por los peronistas. Los dichos de Macri, sin saberlo él, se corresponden también con la visión política de Cortázar sobre el peronismo.
La fiesta del monstruo
La crítica literaria y las bibliografías de la obra de Borges, Bioy Casares y Honorio Bustos Domecq afirman que el cuento ‘La fiesta del monstruo’, escrito en 1947, se publicó en Argentina recién en 1977 [Los nuevos cuentos de Bustos Domecq, seudónimo de ambos], después de haber sido difundido por única vez el 30 de septiembre de 1955, en Montevideo, Uruguay, en el semanario Marcha. Lo que hasta ahora no se sabía es que el cuento se publicó en Buenos Aires, en abril de 1967, en la revista Adán. Entretenimiento para Gentilhombres, versión lavada de la norteamericana Playboy, escribe Sylvia Saíta.
No es casual que el relato contra Perón y el peronismo se publica durante dictaduras. Sabemos que a Borges le agradaban en grado sumo las dictaduras, menos la dictadura del tirano depuesto.
Contado en primera persona por un cabecita negra –seguidor del Monstruo-, el relato trata de cómo lo monstruoso, anormal y animal, marcha desde las orillas hacia el centro de la Capital Federal. No son las orillas de algunos textos de Borges, que son decentes y muy anteriores al peronismo. Por eso son decentes. Borges escribió otros relatos (también poesías y prólogos) con ataques a Perón, Evita y al peronismo. Además de las injurias que lanzaba en diarios y radios.
En ‘La fiesta…’, el narrador es un militante peronista, que le cuenta a su novia los avatares de una jornada en la que irán a la Plaza a escuchar un discurso del Monstruo, nombre que se le da a Perón en el relato, destaca Mariano Pacheco, en Marcha. La animalización y el odio estructuran ese relato. José Pablo Feinmann hace también un análisis en ‘Monstruos de Borges’. Feinmann destaca antecedentes literarios del siglo XIX y vinculaciones con ese texto de Borges y Bioy Casares.
Sin saberlo Macri, los orcos (feos, aluvión zoológico, bestiales, bárbaros, infrahumanos), de los que habló, tienen sobrados antecedentes. Hay una tradición, horrorosa, sí, que algún día felizmente se dejará de lado: “No trate de economizar sangre de gauchos -le aconseja Sarmiento en una carta a Bartolomé Mitre, este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes” (20 de setiembre de 1861). Estaba muy cerca la dictadura de Mitre y la invasión a La Rioja, ocasión en que los esbirros mitrosarmientinos no ahorraron nada: Asesinan alevosamente al rendido General Ángel Vicente Peñaloza. Se trata de deshumanizar al opositor. Así se justifica la represión y/o el asesinato.
Bibliografía
Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, La fiesta del monstruo, disponible en https://perio.unlp.edu.ar/catedras/lecturayescritura2/wp-content/uploads/sites/58/2021/04/05-Borges-Bioy-Marechal.pdf.
Julio Cortázar, Cartas a los Jonquières, Buenos Aires, Alfaguara, 2010.
Osvaldo Soriano, revista Humor, Buenos Aires, 1983. Disponible en:
http://www.oocities.org/juliocortazar_arg/soriano.htm. Ahí, el escritor se refiere a Yrigoyen y al golpe de 1930, hecho que respaldó, y actualiza su rechazo al peronismo.
Horacio R. Campos: https://auno.org.ar/cortazar-el-crapula-y-el-monstruo-gelatinoso. 27 de julio de 2015.
Mariano Pacheco, ‘Borges y esos monstruosos muchachos peronistas’, disponible en https://marcha.org.ar/borges-y-esos-monstruosos-muchachos-peronistas/. 22 de febrero de 2013.
Sylvia Saíta, ‘La fiesta del monstruo de H. Bustos Domecq en tres tiempos: 1955, 1967, 1977’, 2020, UBA-Conicet, disponible en https://www.borges.pitt.edu/sites/default/files/VB49.%20Sai%CC%81tta.pdf.
Homero, La Odisea, Buenos Aires, Losada, 1973, canto IX. Introducción de Pedro Henríquez Ureña.
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