La pequeña casita del gran escritor

El sábado se inauguró en Adrogué Casa Borges, museo que promoverá la difusión de la vida y la obra del escritor Jorge Luis Borges. AUNO recorrió el hogar de veraneo de la familia del autor de “El Aleph”.

Facundo Rodríguez Saura

Adrogué, octubre 20 (AUNO).- Durante 40 minutos la lluvia se ensaña con los que esperan afuera de esa pequeña casita de Adrogué. Con el estoicismo propio de los fanáticos de una banda, que aguardan bajo cualquier condición climática, esperan. Se refugian, algunos, bajo sus paraguas. Otros se guarecen en los toldos del quiosquito que está frente a la plaza. Los más desprevenidos, los que no llevan nada para protegerse de la lluvia, quedan a merced del aguacero y tratan –sin éxito– de encontrar cobertura bajo los árboles.

La inauguración de la Casa Borges (Diagonal Brown 301) atrajo a cientos de vecinos que se acercaron a conocer el hogar –ahora convertido en museo- donde vacacionaba, de niño, el célebre escritor. Aunque el acto de apertura estaba pactado a las 18, las autoridades municipales recién llegaron 40 minutos más tarde, con lo que los asistentes tuvieron que esperar empapados.

Con la llegada del intendente de Almirante Brown, Daniel Bolletieri, el diputado nacional del Frente Renovador, Darío Giustozzi, y la viuda de Jorge Luis Borges, María Kodama, se pudo ingresar a la casa… pero la entrada es sólo para los medios, funcionarios y allegados: la vivienda es pequeña y no hay lugar. Los demás quedan afuera y pueden seguir la recorrida que hacen los tres invitados desde una pantalla ubicada en la calle.

La lluvia complicó la jornada. En realidad, todo estaba pensado como para un lindo día: una pantalla afuera donde se iban a proyectar videos de Borges, y un escenario donde tocarían la Orquesta de tango y la Orquesta de Cámara Municipal. Sin embargo, todos parecen olvidarse de la espera y del agua cuando pueden entrar a esa casita borgeana, imantada con la presencia fantasmal del escritor.

Borges recuerda a Adrogué como un “apacible laberinto de casas de veraneo”, pero la casa donde vacacionaba el escritor de “El Aleph” tiene muy poco de laberíntica: es minimalista. Por dentro es casi un esqueleto vacío. Quedan pocos lugares que den rienda suelta al misticismo o donde pueda figurarse la presencia espectral del escritor. Uno de ellos es el hogar a leña que está en el living. Cuesta poco imaginarse al autor sentado en un sillón un día invernal mirando el fuego chisporroteante de la leña; entreviendo la figura apócrifa y cambiante de las llamas; o recibiendo inspiración para un cuento: “Las ruinas circulares”.

El baño está bien conservado, es antiguo, con mosaicos negros. Hay una bañera estrecha y rectangular, y un bidet y un inodoro con formas extravagantes. Lo demás es pura reconstrucción: una habitación dónde se oye a Borges narrar sus poemas desde un televisor LED y un estudio donde hay una biblioteca con todas las obras del autor.

Por fuera, la casa se ve muy bonita, de noche sobre todo, porque está iluminada de forma tal de realzar el blanco y el ladrillo a vista de sus paredes. Además, hay murales realizados por artistas plásticos, que le dan color y vida al museo.
Los seguidores de Borges que fueron a la caza de un eco del autor aprovecharon para sacarse fotos: con los murales, dentro de la casa, con la escultura en tamaño real de Borges… Recorren dos, tres veces la casa buscando la magia. Leen atentos los banners con poemas que hay pegados en las paredes. Cierran los ojos y escuchan la voz que sale del televisor, imaginan que Borges está allí leyéndoles un pedazo de su obra. Tocan los libros intentando hacer aparecer el fantasma.

Para cerrar el encanto, hubo música a cargo de la Orquesta de Cámara Municipal y la Orquesta de Tango local. Por la lluvia los equipos están desconectados, así que no hay amplificación para los instrumentos. A 10 metros, en el garaje techado de la casa, donde los músicos se refugiaron del agua, no se escucha nada, pero de cerca es otra cosa. El rasguido desnudo de las cuerdas tintinea en los oídos como un susurro seductor. Y transporta a un mundo de acordes y poesías.

La Casa Borges es ahora el primer y único lugar en el mundo que, habiendo sido habitado por el escritor, se puede visitar de forma gratuita. Estuvo a punto de ser demolida, pero se la rescató del olvido. Ahora, será un espacio de talleres, seminarios y visitas guiadas con el doble objetivo de fomentar la obra del escritor, y recordar su paso por el municipio. Todo, en el mismo piso donde todavía resuenan los pasos del niño Borges.

AUNO 20-10-2014
FRS-AFG

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