Lomas de Zamora, junio 02 (AUNO) – Mónica Lencina es una mujer segura y con aspecto de fiera. Representa a la provincia de San Juan en la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) y milita por los derechos de quienes se encuentran bajo las mismas condiciones laborales “injustas” que ella.
El Día Internacional del Trabajo Sexual que se celebra hoy es el telón de fondo para el abrazo que se realizará esta tarde en el Congreso porteño, en pos de exigir políticas públicas de inclusión que resguarden sus derechos laborales.
“Que tomen en serio nuestra postura. Que sean respetadas nuestras decisiones”, manifestó Lencina en diálogo con AUNO. El reclamo es sencillo y humano: derechos laborales como cualquier otro trabajador, incluyendo obra social y aportes jubilatorios. El punto más específico es que dejen de ser criminalizadas por su trabajo, que no las persiga la Policía como si se tratara de una “caza de brujas”.
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El martes pasado, el histórico hotel Bauen de Buenos Aires cedió un espacio para que se realice el primer encuentro del Congreso Nacional de Trabajadorxs Sexuales, en donde distintas representantes brindaron cuatro días de charlas “para seguir construyendo Organización”, como dijo Georgina Orellano, secretaria general de AMMMAR Nacional.
El espacio sirve como un lugar de contención para las jóvenes marginadas por su entorno familiar y afectivo. Hicieron foco en la historia del sindicalismo, feminismo y trabajo sexual. El encuentro finalizará hoy con el abrazo al Congreso en el que exigirán obra social, jubilación y derogación de todas las normativas que criminalizan el Trabajo Sexual.
La actividad empezará a las 17 en la esquina Rivadavia y Entre Ríos y contará con la presentación de bandas musicales que apoyan la lucha de las Trabajadoras Sexuales por sus derechos,como Kumbia Queers, Sudor Marika y Yo soy Nilda.
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Lencina afirmó que siempre apela “a los derechos humanos de las trabajadoras sexuales, ya que el 87 por ciento son mamás con hijos” que tienen que rebuscárselas para vivir entre la criminalización vigente y la penalización de sus lugares de trabajo.
“Estamos logrando que se nos escuche, que ya no hablen por nosotrxs. Que nos pregunten qué es lo que queremos y por qué lo queremos, desde nuestra perspectiva. De a poco conseguiremos que ya nadie opine por nosotrxs, que ya no decida nadie por nosotrxs, y que si van a levantar una normativa que charlen y debatan antes con nosotrxs. Estamos abiertas al diálogo”, agregó.
Desde AMMAR enviaron un proyecto de ley al Congreso que busca contemplar “todas las modalidades de trabajo sexual, que son muchas y todas están criminalizadas”. Modalidades que incluyen el uso de las redes sociales para publicitar u ofrecer su servicio, permitir el trabajo en la vía pública sin temor a caer presas, habilitar espacios privados para ejercer su labor de forma segura.
Así como la Argentina es un país federal, cada provincia tiene sus propias jurisdicciones en cuanto a esta cuestión. En Capital Federal, por ejemplo, Mónica aseguró que se “puede trabajar en la calle”, pero hay algunas provincias donde cobran “multas” a las trabajadoras.
“En otras provincias como San Juan o Mendoza” tienen los “códigos contravencionales” que penan el trabajo en la calle y “hasta puertas adentro”. En Mendoza no sólo se “penaliza a las trabajadoras”, sino “también a sus clientes”. Lencina repudió allí “es donde más se castiga a las compañeras, no puede trabajar ni siquiera en un hotel”.
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La representante sanjuanina de AMMAR consideró que se “tiene que diferenciar la trata de personas con el trabajo sexual autónomo”.
“Muchas compañeras fueron detenidas por ejercer el trabajo sexual y por estar organizadas entre varias, trabajando en conjunto. Pero principalmente siempre se atacó a la que tenía el contrato a nombre de ella, por fuera del trabajo sexual, pero que era una trabajadora retirada. Se la procesó por proxeneta”, cuestionó.
Lencina aseguró que hay que respetar y diferenciar la decisión de ex trabajadoras que quieran organizar y administrar el trabajo de sus empleadas con los “proxenetas”. Estas personas cuidan y protegen el trabajo autónomo que cada una ejerce.
“La trata de personas”, argumentó, “se frena dándole la cobertura a las meretrices con un Estado presente” porque “cuando hay ausencia del Estado, aparecen los proxenetas”.
Decidir ser meretriz y afirmarlo con seguridad “es un proceso”, expresó Mónica. Una mujer que trabaja con la sexualidad comienza “por el laburo puertas adentro, de forma clandestina, porque no ha blanqueado su situación frente a su entorno familiar, que es donde primero surge la discriminación social”.
Ante eso, prefieren ocultar sus tareas y realizarlas clandestinamente resguardadas por el propio temor de que la familia la discrimine. “Hay un estigma social hacia nosotros en el entorno y la sociedad en sí”, lamentó.
Para Lencina, “se cree que la sexualidad es únicamente para procrear, o se tiene que dar únicamente por amor. No está permitido ponerle un precio.
Nosotras vendemos un servicio. Hay todo un laburo, y por eso se ataca así”.
La representante sanjuanina de AMMAR concluyó: “Nosotras queremos los mismos derechos civiles que todxs. Que nadie venga y nos pise o sobrepase sin nuestra autorización, que no nos falten el respeto de ninguna forma. Exigimos que nadie nos venga a violentar de ninguna forma, sea quien sea”.
AUNO 02-06-2017
MT-AFG