Mierda. Fue la primera palabra que le vino a la mente a este escriba cuando se enteró, vía Whatsapp, de la muerte de Gabriel García Márquez. El insulto fue un plagio. Así termina “El coronel no tiene quien le escriba”, una de las tantas y geniales obras de este maestro de las letras que murió hoy, 17 de abril, en el Distrito Federal de México.
Con la salud deshilachada, ya lejos de las máquinas de escribir, Gabo pasó a la posteridad dejando un enorme e inigualable legado. Su obra, inmensa como ese universo llamado Macondo, el escenario de “Cien años de soledad”, fue el mascarón de proa de la literatura latinoamericana, hasta entonces relegada a un segundo plano desde el establishment de las letras, al fin y al cabo el mismo establishment que oprime sistemáticamente a todas las fuerzas emergentes en todos los ámbitos de la vida.
Pero no sólo se destacó a partir de sus novelas y cuentos. Parado políticamente en la izquierda —acompañó la Revolución Cubana desde el principio y hasta el final de sus dias— García Márquez también es un espejo indispensable para el periodismo. Y no sólo por su prosa florida y precisa. También por el camino ético elegido para transitar una profesión que suele caer presa de tentaciones.
Tras dejar la carrera de abogacía, aquella que su padre tanto deseaba que siguiera, luego de que la Universidad de Bogotá cerrará sus puertas en 1948 tras el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, rumbeó hacia Cartagena, donde comenzó a redactar sus primeros artículos para el diario El Universal. Dos años después dejó definitivamente el derecho para meterse de lleno en el violento oficio de escribir (otro plagio, perdón, de otro maestro) y desde entonces no paró hasta convertirlo, según él mismo, en “el mejor oficio del mundo”.
Ya llevaba publicados algunos cuentos, pero fue como periodista cómo empezó a pulir un estilo imposible de imitar, quirúrgico, claro, con abundante y precisa descripción, que luego se trasladaría a sus novelas. Sus artículos, entrevistas, crónicas y reportajes, están recopilados en varios libros. Sin embargo, se resumen en la genial “Noticia de un secuestro”, una novela escrita en formato de noticia basada en hecho real que no sólo reconstruye el tejido social de la narcoColombia, sino que funciona como material pedagógico para cualquier aula donde se enseñe periodismo.
Se murió García Márquez. A partir de hoy nos sentimos un poco más solos.
Mierda.
AUNO 17-04-14
MFV-EV