Lomas de Zamora, junio 26 (AUNO).- Al grito de “un militante no perdona” diferentes agrupaciones sociales conmemoraron el aniversario número doce del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, los militantes baleados por policías bonaerenses durante la represión que derivó en la “Masacre de Avellaneda”, durante el gobierno de Eduardo Duhalde.
Como cada año, el frío no fue un obstáculo para que los manifestantes pudieran transmitir con pinturas, música y poesía que las ideas de Maxi y Darío siguen vigentes.
Es que es el primer aniversario que la ex estación Avellaneda lleva oficialmente el nombre de los dos militantes que fueron asesinados por policías que intentaban detener una manifestación el 26 de junio de 2002, bajo la orden de los gobiernos provincial y nacional.
Los carteles de referencia que se ven al costado de las vías ya no están pintados con aerosol, ahora, muy prolijos indican que uno se encuentra en la “estación Darío y Maxi”.
El predio entero les rinde homenaje. Los rostros graficatos en la pared que asoma a la avenida Hipólito Yrigoyen, junto con colores y dibujos son otros símbolos de que aquella estación que fue escenario de un capítulo oscuro para la democracia argentina, ahora es un lugar para la memoria y la reflexión.
“¡Darío y Maxi, presentes!”, aclamaron cientos de personas en la víspera de un nuevo aniversario, que nuevamente, tuvo el objetivo de pedir “justicia” mediante alegría.
Incluso, aquellos “crestudos” con camperas de cuero, borcegos e insignias alusivas al punk se movían al ritmo de los redoblantes. Todos cantaban y gritaban. Sin prejuicios sobre el otro compartían una cerveza, un mate o un cigarrillo. “La culpa la tiene Duhalde”, gritaba un hombre de campera colorida, mientras guardaba la mitad de un sándwich en su bolsillo.
Con antorchas, los manifestantes iluminaron las calles de Avellaneda a la espera de un nuevo aniversario. El escenario en el que se centró la manifestación de la tarde del miércoles, ubicada en el medio de la avenida, quedó en segundo plano. Sólo se divisaban las luces y las banderas que formaban la combinación que cada año brilla en aquel lugar, en el que murieron dos personas y otras 33 fueron heridas.
Durante el acto en el puente, frente a una multitud, Alberto Santillán, el padre de Darío, consideró que “Eduardo Duhalde y Felipe Solá tendrían que estar presos” y dijo: “Desde hace 12 años el odio me carcome y cuando lo veo a Duhalde me da bronca, impotencia por la impunidad con la que se mueve, de tener que escucharlo presentarse como candidato, como garante de la democracia y la impotencia de escuchar que de su gobierno nunca hubo muertos”.
MBE-AFD
AUNO-26-06-14