La llegada de Falcioni cierra un círculo vicioso

Antes de enfrentar a Arsenal, Burruchaga ya tenía decidida su renuncia por diferencias con Carlos Portell, aunque la dimisión tomó estado público recién el domingo por la mañana. Horas después, se cerró el retorno del entrenador que realizó la mejor campaña en la historia del club y el último en cumplir un contrato con la entidad. «Pelusa» llegará con Javier Sanguinetti como ayudante de campo.

Mariano Verrina

A mediados de 2005 Julio César Falcioni completó su segundo año de contrato en Banfield y decidió irse. Aquella vez, según las recientes declaraciones del presidente del “Taladro”, Carlos Portell, Falcioni había hecho una promesa ante la posibilidad de renovar su vínculo por un año más: sólo se iría del club si se concretaba la chance de pasar a Boca. Era Banfield o Boca. Pero terminó siendo Independiente. Ahí se terminó de cortar una relación que llevaba meses de desgaste entre dirigente y entrenador. En ese momento también culminaba el mejor segmento deportivo en la historia del club. Sería el último técnico de Banfield en cumplir íntegramente su contrato.

Carlos Leeb tomó el mando y el club entró en un tobogán deportivo e institucional. El envión que había dejado “Pelusa” alcanzó para jugar un Copa Sudamericana de la mano del “Gato”, pero el tiempo terminó de desacomodar las cosas. Otro cortocircuito con el presidente y un nuevo vínculo roto, en esta ocasión antes de lo pautado.

Llegaron los interinatos. Lo intentaron Miguel Jerez y Raúl Wensel. Apareció Patricio Hernández y alcanzaron un puñado de fechas para entender que el camino era el equivocado. Después tomó la posta Pablo “Vitamina” Sánchez, y se completó un combo que dejó a Banfield al borde de la promoción.

Con Juan Manuel Llop los resultados fueron positivos, pero otra vez las diferencias entre plantel, técnico y presidente, inclinaron la balanza para la salida del “Chocho”. Volvió Jerez con una transición tan larga como irregular. Hasta que a mediados de 2008, arribó Jorge Luis Burruchaga.

Hoy, el destino quiso que Burruchaga y Julio César Falcioni se alternaran nuevamente al frente de un equipo. Hace un par de temporadas, el marco era Independiente y tras la salida del ex arquero llegaba “Burru”, portador de un rico pasado como futbolista del “Rojo”. Ahora los roles se invierten en Banfield.

La era del ex campeón de México 1986 dejó gusto a poco en la gente Banfield. Si bien se lograron pasajes de buen juego, el plantel no logró cristalizar en puntos la idea del técnico y el mayor déficit fue no poder acoplar colectivamente las calidades individuales.

El viernes a la mañana, Burruchaga ya tenía la decisión tomada. Los jugadores lo frenaron y le pidieron que revea su continuidad luego del juego ante Arsenal. El triunfo no lo hizo cambiar. Un nuevo respaldo del grupo en el vestuario posterior al 2-0 generó que la renuncia se pronunciara públicamente recién el domingo a la mañana.

“Hay muchas diferencias con el presidente y esto así no podía seguir”, afirmó el entrenador en declaraciones a La Red el lunes al mediodía. Hacía varias semanas que, fuera de los micrófonos, aseguraba que “había una persona” que no quería su continuidad.

Ahora llega Falcioni. Con él se cierra un círculo vicioso, plagado de desaciertos que se reflejan en los más de tres años sin respetar el contrato de un entrenador.

Desde el seno de la Comisión Directiva afirman que la llegada de “Pelusa” es una jugada política de Portell. El propio presidente en declaraciones a La Red, el viernes al mediodía decía: “Falcioni nos mintió y una persona que miente no creo que sea bien recibida”. Para estirar aún más las distancias, el entrenador había afirmado en la previa a las elecciones: “Mientras esté Portell no voy a dirigir a Banfield”. Parecía imposible volver a verlos juntos.

El próximo viernes 3 de abril, en la cancha de Vélez, por la octava fecha del Clausura, Falcioni volverá a sentarse en el banco de Banfield. Dos días más tarde se realizará la Asamblea en la que se presentará el balance económico de la temporada. Esa misma revisión que no pudo presentarse el año pasado por irregularidades y “errores de comunicación” en algunas transferencias.

Hoy la gente de Banfield está feliz por la vuelta de Falcioni. De un minuto al otro quedaron en el olvido las peleas internas entre jugadores, el miedo por el promedio y las diferencias que parecían irreconciliables.

AUNO-23-03-09
MV-LDC
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