Si algo necesitaba Banfield para hacerse de la chapa de candidato era ganarle a Estudiantes. Porque como era de esperarse no fue sencillo el encuentro para el conjunto de Julio César Falcioni. Sin embargo, lo trabajó, y con el mismo sacrificio y la solidez de siempre le ganó 2-1 al campeón de América para treparse a lo más alto del Torneo Apertura que ahora lidera con 26 puntos. Por eso sueña con algo más…un sueño de campeón.
Entonces la ilusión se agranda; está a la vista. No es casualidad la campaña de Banfield. Ya no sorprende. O al menos, no debería sorprender. El trabajo serio de Falcioni, un hombre exitoso de la casa, está dando sus frutos, y se ve en esa dupla picante de uruguayos, en ese medio batallador y en esa defensa firme. Un combo encantador y también decisivo.
Fundamental para entender este presente del “Taladro”, que está invicto —ya lleva 13 partidos sin perder— y se planta ante cualquier rival. No flaquea. Ni siquiera ante el poderío de Estudiantes que, aun con un jugador menos —por la expulsión de Enzo Pérez en el primer tiempo—, siempre busca. Pero el local aguanta; transpira; corre y hasta se ensucia en el barro con tal de conseguir la victoria.
Aunque también juega. Y si no puede, lo intenta. Lo hace de a ratos, por lo general, cuando Walter Erviti toma la batuta. El mediocampista agarra la pelota y entrega, distribuye, dirige para ponerle un pase preciso a Santiago Silva, que casi tiene su gol pero el palo se lo impide. Sin embargo, tiene revancha y demuestra porqué es el goleador: clase e inteligencia para sacarse un hombre de encima, y olfato para convertir su décimo primer gol en el campeonato. Toda una realidad.
De todas maneras, no todo es perfecto. A veces las credenciales pueden fallar. Y el equipo, pecando de ingenuo, se puede tirar bastante atrás en el afán de mantener un resultado, y sufrir más de lo debido. Ese mazazo anímico que fue el derechazo perfecto de Juan Sebastián Verón puede ser una muestra. Pero también lo puede ser ese miedo a animarse un poco más y a salirse del liberto que tan bien interpreta este Banfield.
El ejemplo más claro está en lo que sufrió Banfield en el segundo tiempo. Porque Estudiantes con un jugador menos, pero con el orgullo herido, se le acercó demasiado. Al punto que Juan Manuel Salgueiro tuvo todo para dar vuelta el partido, aunque solo, desde el borde del área, no pudo aprovechar su oportunidad. Tampoco Mauro Boselli y menos Verón.
Pero Banfield también es un equipo efectivo y aprovecha a la perfección cada posibilidad que tiene. Entonces si lo dejan solo a Erviti el marplatense no lo duda. Lleva la pelota pegadita a su botín y apura velocidad, amaga, se mete en el área y la coloca sobre el cuerpo de Damián Albil para desatar la fiesta de toda la afición albiverde.
Después no queda tiempo para nada. Sólo para ordenarse y para dejar en claro porqué es el equipo que menos goles recibió en el certamen —seis en doce fechas—. El partido termina con Estudiantes intentando pelotazos largos sin destino hacia el área de Cristian Lucchetti. Pero el local no se inmuta. Festeja. Se agranda.
Así anda Banfield: Agrandado. Con ese paso firme con el que no deja de caminar hacia un gran anhelo: el de ganar un título en Primera División. Un anhelo que a lo largo de su historia siempre le fue esquivo, pero que cada vez está más cerca, gracias a la nueva chapa que consiguió ayer. La chapa de candidato…
Síntesis
2 Banfield: Lucchetti; Barraza, Méndez, López, Bustamante; Quinteros, Bustos, Battión, Erviti; Fernández. DT: J. Falcioni.
1 Estudiantes: Abil; Rodríguez, Ré, Desábato, Díaz; Pérez, Sánchez, Verón, Benítez; Salgueiro, Boselli. DT: A. Sabella.
Estadio: Florencio Sola.
Arbitro: Carlos Maglio.
Goles: 10m Silva (B); 37m Verón (E); 68m Erviti (B)
Cambios: 64m Julio Marchant por Quinteros (B); 76m Núñez por Benítez y Rojo por Sánchez (E); 81m Morales Neumann por Salgueiro (E); Emanuel Pío por Battión (B); 90m Pablo Vergara por Erviti (B)
Incidencia: 13m expulsado Enzo Pérez (E).
AUNO-02-11-09
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