Ser actor independiente es ser un quijote que lucha contra los molinos de viento, y su espada es su arte. Todo se hace “a pulmón” y muchas veces el reconocimiento del público es la única paga. Los actores independientes tienen muchas dificultades a la hora de encarar una obra, especialmente económicas. Para las compañías que recién empiezan es casi imposible conseguir un subsidio y menos un real apoyo de los municipios.
Escenografía, publicidad, vestuario: todo se hace con lo se puede y con lo se tiene, poniendo el ingenio y la creatividad en juego. En definitiva el teatro no deja de ser un juego.
Para Nicolás Cesare, actor y director del centro cultural El Refugio, el teatro “tiene la magia de ser el arte abarcadora de todas las artes”, es que uno “arriba de un escenario puede estar cantando, pintando, bailando”, lo que requiere una formación muy diversa y completa.
Claudia, profesora y actriz del Teatro Nobles Bestias, define al actor como “alguien que representa la realidad dentro del marco del teatro para que otros la miren”. Porque, en definitiva, el teatro es un lugar para mirar, conmover, mover, entretener.
Actuar es, según ella, un “proceso de comunicación maravilloso” donde el actor es el único protagonista del teatro pero, a su vez, “sin público no es actor”.
Para acompañar esa definición, Nicolás propone encarar la actuación más por el lado “animal, más naturalmente, siendo lo más orgánico posible”.
El teatro independiente, según Claudia, se diferencia del resto por su producción y temática. Su producción “no busca enriquecerse pero sí mantener la dignidad del trabajo”, y sus temáticas son siempre “comprometidas”, porque busca estar del lado de su gente.
El actor independiente necesita del público para subsistir y el hecho de no tener las herramientas necesarias para difundir una obra puede ser una dificultad. Según Nicolás, “la gente prefiere mil veces un nombre conocido que a un desconocido”.
Cada actor se prepara de distintas formas, por ejemplo, Claudia “sufre un gran movimiento del alma y de la mente”. Pero no todos se preparan de la manera adecuada, porque también, como explica Nicolás, la actuación es “una de las artes en las que podés ser más chanta”. Personas que estudiaron pocos años o no estudiaron nada se pueden subir al escenario y encarar una presentación. Algo que no es lo mismo que ser artista.
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