Por primera vez desde que asumió la intendencia de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde escuchó personalmente los reclamos de vecinos de la Asamblea de Ingeniero Budge sobre las problemáticas hídrica, sanitaria y ambiental que afectan a ese barrio, y les prometió “hacer evaluaciones” en la zona a partir de la semana próxima para “planificar soluciones estructurales”.
A esa promesa, el jefe comunal sumó otra, relacionada con la resolución de la causa judicial que pesa sobre la vecina Dora Oviedo, denunciada de obstruir la vía pública durante una manifestación vecinal por las mismas problemáticas.
En relación a este tema, Raquel Fernánzdez, una de las habitantes de ese barrio que participó de la reunión, contó que el intendente “se llevó los papeles de la causa y prometió analizar la situación”.
Ante Insaurralde y un equipo de funcionarios que lo acompañaron, los vecinos reflotaron los reclamos planteados en sus anteriores visitas a la Municipalidad: un plan de saneamiento integral, construcción de cloacas, extensión de la red de agua potable y terminación de asfalto en varias calles.
Además de las antiguas demandas, criticaron al gobierno por las obras no realizadas que habían sido prometidas hace más de un mes por el secretario de Obras y Servicios públicos, Julio Massara.
En ese sentido, Fernández destacó la promesa del mandatario de enviar al barrio funcionarios de Asuntos Hídricos el lunes próximo para “evaluar la problemática e iniciar las obras pertinentes”.
“Cuando vengan el lunes supongo que van a concretar algo, (porque) uno no puede seguir esperando”, se esperanzó Fernández.
Según los habitantes de Budge, desde el Ejecutivo municipal “se excusaron” de no realizar las obras paliativas “por falta de maquinaria y operarios”, pero prometieron realizarlas “próximamente”.
Sin embargo, los asambleistas aseguraron que sí se hicieron presentes trabajadores y que también vieron máquinas en la zona, pero que “no realizaron nada”.
Las obras incumplidas, que habían sido acordadas el 29 de marzo consistían en destapar zanjas de forma inmediata, continuar con obras iniciadas y comenzar la elaboración de un proyecto hídrico integral.
Tras relatar el encuentro, la asambleísta confesó: “Vamos a estar muy agradecidos si se solucionan estos problemas”.
Según los vecinos, el problema hídrico-sanitario que sufre la zona impacta “negativamente” en su salud ya que “provoca problemas respiratorios, alergias y lesiones en la piel”.
Las denuncias son avaladas por un informe técnico de riesgo sanitario que la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) realizó en la zona en 2007.
EL INFORME DE LA UBA
En el marco de las movilizaciones y reclamos por continuas inundaciones, los vecinos de Budge habían presentado ante la Corte Suprema de Justicia ese informe de riesgo sanitario que califica como “zona de desastre” a la Cuenca Riachuelo-Matanza.
El texto, basado en el Plan de Saneamiento elaborado por los estados nacional, provincial y porteño, fue presentado también a la Secretaría de Obras y Servicios Públicos de Lomas de Zamora y luego al Ministerio de Infraestructura, Vivienda y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, en 2007.
Allí, profesionales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) analizan y critican ese plan y en función de estudios previos sugieren al Estado que reconsiderare algunas cuestiones.
Según el informe, los documentos existentes respecto a la problemática de los vecinos de Budge convierten al lugar en “zona de desastre por definición”, es decir, “hechos que alteran profundamente las actividades normales en un espacio y tiempo”.
Entre las patologías posibles de contraer, el informe menciona y clasifica aquellas transmitidas por el contacto con desechos tóxicos, como el asma, enfermedades de la piel y problemas intestinales a causa de roedores y otros animales, además de las transmitidas por el agua y alimentos.
También se detalla que el nivel de contaminación con metales pasados es alto y se detectó que algunos como el mercurio, cromo, plomo, arsénico, tienen “capacidad cancerígena”.
El informe divide la “zona desastre” y establece que la parte norte posee un mayor nivel socioeconómico, a diferencia de la sur que es menor.
Sobre la base de esa distinción, los profesionales determinaron que “la vigilancia sanitaria y epidemiológica debe fortalecerse en la última zona, ya que se supone tiene mayor incidencia y prevalencia de enfermedades”.
Uno de los anexos que complementa e informe de riesgo sanitario concluye que “no es posible” elaborar un plan sanitario a corto plazo para la asistencia mediata o inmediata de la población de la Cuenca Matanza-Riachuelo.
Para la realización del informe, los vecinos contaron con profesionales de la UBA, provenientes de las Facultades de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Ingeniería, Medicina, Farmacia y Bioquímica, Derecho, Veterinarias, Agronomía, Ciencias Exactas, Ciencias Económicas y Ciencias Sociales.
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AUNO-07-05-10