Un grupo con sonidos de la tierra

El grupo de folclore tradicional La Roscada interpretará un repertorio de canciones que imitan los aromas de la naturaleza. «La obra trasciende totalmente a quien la hizo, desde el momento en que la tocaste en voz alta ya deja de ser tuya», sostienen los músicos de Turdera.

Lomas de Zamora, agosto 13 (AUNO).- “La responsabilidad en la música es de todos: de quien la escucha, de quien la hace y de quien pasa y mira de reojo”, sentenció Nicolás Lapine frente al grabador de AUNO y tomó una postura sobre el arte que se diferencia del concebido por el mercado. Es que el guitarrista de La Roscada, un grupo de folclore de la zona sur del Conurbano, entiende a la música, al igual que sus compañeros, como parte fundamental de la cultura popular a la que todos tienen acceso y participación. Con ese espíritu, sus canciones folclóricas interpretadas con instrumentos autóctonos sonarán una vez más el sábado en el Club Atlético Temperley.

Bajo la calma que caracteriza al barrio de Turdera, Lapine amplió la idea que parece guiar el camino del grupo: “La obra trasciende totalmente a quien la hizo, desde el momento en que la tocaste en voz alta ya deja de ser tuya. Es tuya en un papel, nomás, y no sirve de nada. Como diría Fito Páez: ‘Es parte del aire’. Siempre con una opción y una elección. Y con libertad. Pero a la vez con responsabilidad y haciéndose cargo una vez que uno elije”.

Y ellos eligieron abocarse al “folclore tradicional”, aunque incorporan “sonidos de la actualidad”, aclara el también vocalista y explica: “Como todo tipo de arte creemos que evoluciona, como evolucionamos nosotros. Desde Atahualpa Yupanqui hasta Pink Floyd tenés un abanico enorme de sonidos y una búsqueda tremenda de contenidos, armonías, melodías y letras. Entonces, nuestra música sale inconscientemente”. Sin embargo no se trata de rock folclórico, como Arbolito o Carnauva (la banda del hermano de Nicolás), sino folclore tradicional con “una vuelta de tuerca”.

A sus huaynos, zambas y cuecas, le suman versiones de composiciones de Peteco Carabajal, Alberto Rojo, Raúl Carnota, Jacinto Piedra, el Chango Farías Gómez, entre otros. Pero esa elección no es casualidad: “Cada uno propone un tema que le parece que es para darle una vuelta de rosca. Si a todos nos parece que va con lo que queremos decir, cada uno le piensa algo nuevo y cuando lo tocamos nos damos cuenta si el tema cierra para el grupo. Muchos salían perfectos pero los dejamos de tocar porque no representaban nuestro camino”, explicó Lapine, mientras acomodaba su saxo en el banco de la plaza.

De esa búsqueda musical nace el nombre La Roscada, un grupo surgido en 2002 que ya cuenta con dos discos: “La Roscada folclore” (2004) y “Voz Semilla” (2009). Sergio Mazzitelli en voz, Jésica Nicolet en flauta traversa y voz, Leandro Narduzzo en percusión y voz, y Pablo Martínez en guitarra criolla completan la formación.

Las canciones del joven grupo están pensadas para “generar un living”: “Buscamos que la sensación que te produzcan las canciones sea como sentarte a tomar mates con amigos: ese momento tremendo que se genera entre los cuerpos cuando son poquitos”, definió el también vocalista, convencido del poder hipnótico de la música.

Sin embargo, no pretenden que el público reciba la música de una manera específica: “Es creerse demasiado esperar que alguien haga algo determinado con lo que uno hace. Yo no creo en querer que el tipo que me escucha reflexione. Nosotros hacemos música lo mejor que podemos sacando lo que tenemos adentro. Y seguramente en el público pasan cosas diferentes. A alguno le va a pasar que con cierto tema reflexiona, al otro con el mismo lloró y a otro le causó gracia una letra que tal vez era más en serio”, analizó el compositor.

Luego, continuó: “Lo que tiene que pasar es movimiento de cosas, que se te muevan las ideas o el corazón con lo que escuchás. O que te venga una imagen al bocho. Creo que de eso se trata el arte en general, sea lo que sea, una canción, una pintura o una danza. La música te genera algo más o menos profundo según sea tu apertura. El grupo más que querer transmitir algo quiere ser algo y que se trasmita por que sí”.

En su último disco, Voz Semilla, “una especie de foto sobre el repertorio cotidiano”, La Roscada busca “aromas y sonidos” que se asemejen a los seres de la naturaleza, como aves, la tierra y los ríos. Un ejemplo de ello es “El Jilguero”, un chamamé poético compuesto por Lapine en el que el músico compara las características del pájaro con “el ideal de valores humanos”.

“Un amigo me dijo que en el mundo el jilguero se busca por su canto y hay tipos que pagan millones por uno que lo hace de determinada forma. Y lo empecé a comparar con lo que me pasaba a mí diariamente y me di cuenta que de todo lo que se podía hablar de un pájaro. Creo que el jilguero es una especie de símbolo con lo más lindo que podemos ser”, se emocionó el joven artista y regaló una de las estrofas: “El sol le tiene mucha envidia al jilguero porque nunca vio una madrugada”.

La Roscada se presentará el sábado 14 a las 21 en el Club Atlético Temperley, avenida 9 de Julio 360, Lomas de Zamora.

SES-AFD
AUNO-13-08-10

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