Brancaleone: la independencia como bandera

En el Día del Teatro Independiente, los actores Claudio Rissi y Mariana Agüero, conocidos por su trabajo en cine y en televisión, cuentan cómo instalaron este espacio en Monte Grande que, además de una oferta fuerte de espectáculos, se propone funcionar como semillero de artistas. «Tenemos el orgullo de haber generado un movimiento más groso de actividad teatral en la zona, porque existía pero de un modo muy reducido. Se transformó en algo más expansivo», explica Rissi.

Lomas de Zamora, 29 de noviembre de 2010 (AUNO).- Los rostros de los fundadores de Brancaleone son bien conocidos. Se trata de una de las primeras salas independientes que tuvo Monte Grande. Nació de la iniciativa de dos actores con trayectoria a nivel nacional, Claudio Rissi y Mariana Agüero. Su pilar es fomentar la formación: funciona como semillero de artistas. En la provincia existen unas 121 salas que, como ésta, se erigen como espacios de resistencia. Con la excusa del Día del Teatro Independiente, Rissi y Agüero cuentan a AUNO la historia de este sueño compartido, que comenzó hace nueve años en la localidad que eligieron para vivir. Y explican qué lugar ocupa en su vasta trayectoria profesional y dan su visión sobre el teatro.

Además de darle espacio a artistas locales, desde hace algún tiempo Brancaleone invita a participar con sus espectáculos a artistas conocidos de las tablas porteñas. El domingo fue el turno de Carlos Belloso. “Es una manera de acercar al público”, sostuvo Rissi al presentarlo, ante un auditorio colmado. Ubicado en 9 de abril 935, el teatro, de pequeñas dimensiones, juntó a 70 personas. A su turno, el actor sostuvo que “los centros culturales son las unidades básicas de la cultura”, que debían ser apoyados por todos. El teatro de zona sur se caracteriza por una dificultad: la cercanía a Capital hace que el público emigre en busca de espectáculos que supone de calidad. Por eso, la presencia de caras conocidas puede ser un buen recurso para evitarlo.

Rissi es oriundo de la Ciudad de Buenos Aires. Su espíritu nómade lo arrastró una vez a Monte Grande. Y se quedó. Fue hace catorce años. Enseguida invitó a Agüero, su “compañera” y, como los dos son actores, decidieron montar el estudio. Primero fue eso, un espacio de formación, y luego se convirtió en teatro. “Decidimos traer la cultura para acá”, explica ella. Es que cuando llegaron se toparon con una localidad con escaso desarrollo teatral. Para Agüero, el contraste con Capital es grande: “Ése es el epicentro cultural”.

Los dos son actores reconocidos a nivel nacional. Él se destaca por sus participaciones en cine, en películas como “Lugares comunes”, de Adolfo Aristarain; “Aballay, el hombre sin miedo”, de Fernando Spiner; “Plata Quemada”, de Marcelo Piñeyro; y la reciente “Paco”, de Diego Rafecas. También es un bicho del teatro: actúo en “Extraña pareja” y “Rotos de amor”, entre otras. Ella, por sus intervenciones como directora y actriz en las obras: “Esto, ¿No entendes que es amor? y “La cuna vacía”, por nombrar algunas.

El espacio lleva su nombre en homenaje a la película “La armada Brancaleone”, de Mario Moniccelli y allí también se presentan recitales y ciclos culturales, además de diversas obras de teatro para grandes y chicos.

—¿Qué les representó la fundación de Brancaleone?
Claudio Rissi: —Tenemos el orgullo de haber generado un movimiento más groso de actividad teatral en la zona, porque existía pero de un modo muy reducido. Se transformó en algo más expansivo.

  • —¿Y por qué eligieron este modo de trabajo, independiente y autogestionado?*

C.R.:— La ventaja es que tomamos las decisiones y nos hacemos cargo de ellas. Somos nuestros jefes y compañeros; hacemos nuestra voluntad. No tenemos límite ni obligación de ninguna índole, más que nuestra propia moral.
Mariana Agüero: —La desventaja es el capital, a veces no se cuenta con el necesario para realizar todo lo que uno desea. Si no, tenés que cobrar una cuota inalcanzable. Y nuestro objetivo no es elitista. Muy por el contrario, tiene que ver con la posibilidad y el abrir las puertas para que toda la comunidad tenga acceso al teatro. Y al nuestro en particular, porque después hay otro tipo de expresiones que son ciertamente teatrales pero son más de espectáculos de entretenimiento, como el café concert que está muy de moda ahora y me parece bien. Es una manifestación que está buena para foguearse allí.
—En la zona hay varios ejemplos de eso. ¿El café concert es sólo entretenimiento? ¿Se opone a un teatro más serio?
C.R.:— Tiene que ver con el rigor. El café concert en muchos casos carece de eso cuando busca la efectividad inmediata, entonces los resonadores son esa cosa.
—¿Y el stand up?
M.A.:— El tema es siempre el mismo y se repite función a función, a diferencia del concert.
C.R.:— Eso es porque están obligados. El público se vuelve cautivo en un lugar donde hay otra actividad, como la comercial que abarca a la gastronomía. Están obligados a hacer un espectáculo diferente cada semana, entonces eso es lo que está de moda. Eso implica que el actor tiene un ensayo por semana. Como entrenamiento puede ser interesante pero para el público no. La gente esta acostumbrada a la inmediatez, entonces pasa a ser un hecho meramente comercial y carece de rigor. Un espectáculo todas las semanas no es una creación real.
¿No hay manera de hacer un proyecto de teatro exclusivamente?
C.R.:— Sí, es lo que hace Brancaleone. Hicimos espectáculos fraccionados, es decir, para producir cada cuento de Fontanarrosa en una adaptación hacía falta un intervalo de X tiempo. Entonces podías comerte una empanada y tomarte una copa. Pero el objetivo no es gastronómico.
—¿Qué caracteriza al teatro independiente respecto de los grandes circuitos?
C.R.:— Como profesional siempre vuelvo a lo independiente. Pero con un criterio profesional en el sentido del rigor. Lo único que me importa es hacer buen teatro. El teatro independiente requiere de muchas horas de ensayo. Si la voluntad de los integrantes del grupo tiene eso como objetivo, y no sólo hacer teatro para los amigos, entonces el teatro va a seguir sólidamente vivo. En la medida en que falte rigor vas a expulsar al espectador. El tetro independiente cuenta con una inversión enorme que es el sacrificio. Si hay ese espíritu es muy probable que obtengas un buen producto.
—¿Por qué les interesa la formación?
C.R.:— Ser actor no es la única actividad posible en un teatro. Podés encontrar interés en la escritura, en la estenografía. Hacer teatro es una búsqueda que ayuda a que la gente empiece a ver las cosas desde otro lugar. Ayuda a pensar, a elaborar tu propio pensamiento.

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