El cáncer ya no le daba tregua a Eva Perón y en esos últimos días María Eugenia Alvarez siempre estuvo al lado. Incluso, en el último suspiro.
“Yo le cerré los ojos, ya no había pulso ni respiración. Miré un reloj rojo, recuerdo, y le pedí al médico que anotara la hora del deceso; eran las 20.25 del 26 de julio de 1952.”, cuenta la enfermera en una nota con la revista Epidauro.
“Yo la inyectaba con calmantes de manera intramuscular mediante indicación médica firmada. ¡Cómo toleraba el dolor, qué mujer especial! Dos días antes de morir me preguntó quién iba a atender a los niños, a los viejitos desamparados, a los pobres. No supe qué decirle a pesar de pensar lo mismo. Yo era una simple enfermera.”
Leé acá la nota completa publicada por Jorge Repiso en Epidauro, la Voz de la Enfermería.