“No me deja el ballet a mí, sino que yo lo dejo a él”

h4. La bailarina Eleonora Cassano eligió el teatro Maipú de Banfield para realizar la última función de su gira de despedida del ballet. Fue este viernes e interpretó dos de sus obras favoritas, «Carmen» y «Entre tangos y milongas».

Gisella Gatta

Lomas de Zamora, noviembre 21 (AUNO).-La bailarina Eleonora Cassano decidió ponerle punto final a sus días en el ballet clásico y el teatro Maipú de Banfield fue el elegido para interpretar por última vez dos de sus obras favoritas, “Carmen” y “Entre tangos y milongas”, las cuales forman parte de “Chapeau” su gira de despedida.

La primera bailarina del Colón reveló que esta última función de su gira de despedida tiene “una carga emotiva muy fuerte” y que le quedará “guardada por siempre”. En una entrevista con AUNO recorrió los momentos más importantes de su trayectoria y resaltó la importancia de que se promueva y ayude principalmente a los bailarines no profesionales de las periferias del país, en donde las oportunidades de mostrarse no abundan, como ocurre con los numerosos ballets que existen en el Conurbano sur.

Su nombre será por siempre un sinónimo de la danza, pero tras veinte años de carrera optó, una vez más, por romper las estructuras, explorar nuevos horizontes y, quizás, en un futuro volver a las tablas “ya no con una obra de clásico” pero sí con algo que le permita mostrar todas sus dotes artísticas.

-¿Por qué decidiste retirarte de la danza clásica en este momento?
-Porque el último tiempo estuve bailando cosas diferentes, como danza-teatro, haciendo el rol de Evita, o espectáculos de tango combinados con danza contemporánea, y el clásico me estaba quedando un poco lejos. Y si bien no hay una edad determinada para que uno se retire, el clásico es difícil de mantener llegada cierta edad. Entonces creo que este es el momento adecuado para retirarme con dignidad y en condiciones, y que no me deje el ballet a mi sino yo a él.

-¿Qué significa para vos hacer la última función de “Chapeau” en Banfield?
-Realmente me pone muy contenta poder concretar una función en Banfield. Es la primera vez que voy a bailar ahí. Hay un cariño especial con el lugar, conozco gente de la zona. Tengo una amiga que hice en mis primeros años en la escuela del Colón que vive en Banfield. El otro día me dijo “sos la amiga más vieja que tengo”, y tiene razón, porque nos conocemos desde los ocho años. Será una función muy especial, es la última del programa de “Carmen” y “Entre tangos y milongas”, entonces va a ser un poco como un duelo, porque son dos obras que me encantan y Banfield va a ser testigo de cuando las represente por última vez. Será muy linda función y va a tener algo extra.

-El conurbano sur tiene una participación muy activa en la danza. Sus ballets, clásicos, contemporáneos, de jazz, folklore y otras disciplinas tienen una participación muy importante en festivales y en competencias a nivel bonaerense y nacional, ¿tuviste la oportunidad de ver a alguno de ellos en alguna ocasión?
-Lamentablemente no conozco nada. En parte, por culpa de mi ritmo de vida. Pero principalmente porque un grave problema del ámbito de la danza es la falta información. No es que no hubo bailarines o grupos extraordinarios. Siempre hubo y hay, hoy mismo, bailarines excelentes en un montón de lugares ignorados del país. Pero no tienen la difusión necesaria. Las cosas no se hacen solas, alguien tiene que difundirlos como pasó conmigo, con Julio (Bocca). La gente tiene que enterarse de lo que pasa.

-¿De alguna manera tu paso por Banfield tiene que ver con esto de la difusión?
-Sí, porque se trata ir tocando diferentes puntos del país, dejando de lado ese pensamiento del “quiero bailar en la calle Corrientes” o “me voy al interior pero las grandes ciudades”. Y, sí, estás pasando cerca, pero no te ponés a pensar que hay gente que vive completamente alejada y quizá no puede viajar hasta las grandes ciudades para verte. Entonces me gusta ir más allá. Hace muchos años que vengo haciendo esto de alejarme de los centros neurálgicos.

-Cómo crees que te vas a sentir el viernes cuando estés a punto de pisar el escenario del teatro Maipú de Banfield?
-Va a ser muy fuerte. Va a ser una función con un componente emocional fuertísimo y muchos sentimientos encontrados. Va a estar mezclada toda la felicidad de poder estar haciendo la función en un lugar tan lindo, y de golpe caer a que es la última, sumado a lo que produce todo el cariño que te brinda la gente. También es un adelanto de lo que va a pasar en diciembre en la despedida definitiva en el Obelisco. Ya lo vivimos con Julio y es increíble lo que sucede en este tipo de ocasiones. Así que va a ser una función que va a quedar guardada en mí para siempre.

-Ya lo viviste en 2007 acompañando a Julio Bocca y ahora te toca a vos. ¿Qué significa despedirte con un show tan grande en un lugar emblemático como el Obelisco?
-Es muy fuerte. Yo tengo una licencia del teatro Colón, hace poco más de 20 años, como embajadora cultural de la Ciudad de Buenos Aires en representación de la provincia de Buenos Aires y del país en el exterior. Entonces, siento que la Ciudad esta siendo recíproca conmigo. Yo le di un montón y ahora, ese lugar tan emblemático, tan representativo de la ciudad, me da una devolución. Es increíble.

-Además, te permitirá concretar tu meta de poner en el centro de atención talentos del interior del país. – Sí, significa la concreción de algo que tenía en mente hace rato, que es ayudar un poco a los bailarines, a los estudiantes de las provincias. Con el apoyo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires estoy haciendo elecciones de dos chicas en once provincias para que me acompañen en la función del 22 de diciembre. Creo que es muy importante ayudar a la gente que la tiene difícil. En las provincias a los bailarines no les es fácil llegar a tomar clases en los lugares adecuados o tener acceso a audiciones para compañías, todo es más difícil. Y creo que esto les abre un poco las puertas a los bailarines del mañana.

-Los bailarines que te van a acompañar en el Obelisco van a ser todos chicos en formación. No habrá profesionales.
-Exactamente. Es una compañía que formamos especialmente para este show, con toda gente jovencita. Para mí hubiese sido muchísimo más fácil agarrar a la compañía Ballet Argentino de La Plata o el ballet del Colón y hacer esta función incorporándome a ellos, como lo hice en “Bayadera”. Pero creo que es una oportunidad muy importante para la gente joven. De hecho, me va a acompañar Hernán Cornejo, un partenaire increíble que es primer bailarín del American Ballet de Nueva York y hasta ganó la medalla de Moscú como Julio Bocca. Entonces me parece bueno que a un bailarín, que es argentino y está haciendo un carrerón afuera, se lo pueda disfrutar y conocer en su país, porque lamentablemente la gente no sabe nada de él y es un enorme artista.

-Ya que hablamos de los procesos de formación y el duro camino de la danza, ¿cómo manejaste las presiones y exigencias físicas, psicológicas y de otros tipos que tienen un ambiente tan riguroso como el del Colón?
-La verdad es que yo siempre traté de hacer mi camino. No sé si será porque yo siempre fui fuerte o porque nunca me importó tanto lo que decían los demás… Creo que tiene más que ver con lo segundo. Pero en la danza nada es fácil. Siempre se hace hincapié en eso de “la vida sacrificada” de la bailarina. A mí, siendo sincera, no me resultó sacrificada mi carrera porque lo hacía con muchísimas ganas y bailar era lo que más disfrutaba. Tal vez lo sacrificado fue hacer el colegio, en vez del teatro. Esta carrera implica mucha dedicación pero las cosas las disfruté muchísimo y nunca sentí que dejaba de hacer algo para dar una clase o estar en el teatro.

-¿Alguna vez imaginaste que iba a llegar hasta donde llegaste?
-Nunca imaginé que mi carrera se iba a desarrollar como se desarrolló. Aspiraba era a ser primera bailarina del Teatro Colón, o algo así, pero nunca imaginé que iba a ser una bailarina con trayectoria internacional y el reconocimiento del público, acá y afuera. O que iba a caminar por la calle y me iban a pedir autógrafos o me digan “le puse tu nombre a mi hija por lo que te admiro”. Nunca imaginé que iba a vivir todas esas cosas tan fuertes. Y creo que en eso influye mucho las ganas que tenga uno de llegar, como también otros factores, como estar en el momento indicado, tener un toque de suerte, condiciones, mucha dedicación, esmero y disfrutar de lo que uno hace.

-¿Qué opinás de esa concepción tan instalada, sobre todo en nuestro país, de que el ballet y la danza clásica es algo elitista?
-Yo creo que Julio Bocca y yo conseguimos romper con eso. Rompimos los moldes o la idea de que el ballet era sólo para un sector reducido y logramos acercar la danza a todo el mundo. Llenar 20 Luna Park, o hacer funciones en la cancha de River y la de Boca, o al aire libre, en la 9 de Julio ante miles y miles de personas… Eso te da una pauta de que el ballet ya no es exclusivamente para gente entendida. Pero el elitismo del ballet es una idea que se manejó siempre y, al principio, hasta nuestros propios compañeros no veían bien esto de hacer ballet en lugares donde no estaban acostumbrados a verlo.

-¿Qué es lo que más vas a extrañar del clásico?
-Hacer las grandes producciones del ballet clásico, como “El lago de los cisnes” o “Don Quijote”. Saber que es una etapa terminada, que ya pasó. Igualmente, en mi cabeza manejo mi despedida pensando en que no me voy a bajar definitivamente del escenario, sino en que cierro mi etapa de bailarina clásica y dejo la puerta abierta para hacer algo, si se presenta alguna propuesta interesante, que vincule lo físico. Ya no una obra de clásico, pero sí algo que me deje seguir mostrando la artista que soy y no solamente a la bailarina clásica.

-Para evitar ser encasillada sólo en ese rol…
-Igualmente, yo muy encasillada nunca estuve. La gente es la que siempre trata de encasillarte, pero yo rompí bastante con los moldes habituales de la bailarina clásica. Hice cosas diferentes, como los musicales en los que además de bailar, actué, canté e hice zapateo americano. El hecho de hablar arriba del escenario también es algo distinto, algo nada habitual en una bailarina, sobre todo en nuestro país. En Estados Unidos o Inglaterra, en cambio, los bailarines no son sólo bailarines clásicos sino que saben hacer muchas otras cosas.

GRG-MFV-AFD
AUNO-21-11-12

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