Por Sergio Cabezas
La orquesta Plato Volador cumplió una década de trayectoria en la localidad de Villa Albertina, Lomas de Zamora, y continúa su labor de dar a los chicos la oportunidad de acceder a la cultura y al arte. El proyecto modificó la “dinámica” en muchas familias al hacer de la música no solo una alternativa recreativa sino también una posible salida laboral para los jóvenes.
“Queremos que sepan que hay un espacio abierto, que no tiene ningún tipo de condición para acceder, sino venir y ser parte”, su director, Ariel Cacciato, en diálogo con AUNO.
La iniciativa tiene sede en la Escuela Primaria 18 de Villa Albertina y forma parte del Programa Coros y Orquestas de la Provincia de Buenos Aires. Actualmente, reciben instrucción musical 130 chicos y trabajan 12 docentes, entre los que hay un profesor por cada instrumento y uno de lenguaje musical, la parte más teórica en la que se enseña a leer partituras.
También forman parte del equipo didáctico Cacciato y la docente integradora Mariana Ferreyra, quien forma parte del grupo desde el primer día y como abogada tiene a cargo la organización, la logística, la articulación con otras instituciones y el acompañamiento a las familias.
EL SIGNIFICADO DE LA ORQUESTA
“La música no era para muchos pibes una posibilidad salida laboral o recreación hasta que se instaló la orquesta en este barrio”, recordó Ferreyra. Por eso sostiene que la orquesta cambió la “dinámica” en los muchos hogares: “Todos nuestros compañeros viven de la música. Eso hace que las familias comiencen a notar que hay un camino posible y que la música puede ser una profesión”.
Para ella, ese pensamiento fue creciendo y cada vez más gente encontró en la orquesta un lugar de “contención” para sus hijos. “Con los años se fue convirtiendo en un espacio de referencia”, subrayó.
Por su parte, Cacciato, que además de director es licenciado en Música y Sinfónica, destacó que el espacio “es una muestra de cómo vivir en una sociedad”. Se refiere a los “distintos roles” que existen en el grupo y sobre ello expresó: “Hay momentos en que hay instrumentos que son protagonistas, hay momentos en que ciertos instrumentos no tocan y hay otros momentos que los instrumentos acompañan”.
“Eso les enseña a trabajar en equipo y los saca también de tiempos en los que ellos (los chicos) podrían estar en la calle o estar haciendo alguna otra cosa que no les sumaría tanto”, opinó.
Más allá de todo, para él lo principal es que los chicos sean “buenas personas”. Además, “sí podemos formar músicos que vivan de la música y puedan tener una salida laboral de eso, nos sentiríamos totalmente plenos”, añadió.
Entre todos son “un equipo que trabaja con una misma idea en favor de los chicos para que puedan acceder a distintos instrumentos, a la cultura, y a hacer algo lindo y productivo para ellos”, remarcó Cacciato para ponderar la labor de los docentes que llevan adelante el programa.
LA DUPLA DIRECTIVA
Cacciato arribó al grupo en 2018 luego de un breve período en el que no contaban con un director. “Cuando llegué me encontré con un grupo muy ordenado”, recordó. Diez años después, “la orquesta es parte de mi vida, es muy importante en mi trabajo y mi desarrollo diario”, agregó el también director de orquesta en la banda de Gendarmería Nacional y músico cesionista que toca la trompeta.
Para convocar jóvenes a Plato Volador realizan en las escuelas de la zona “conciertos didácticos”, que consisten en una breve presentación con los chicos y profesores. De igual manera, lo refuerzan al tocar en alguna feria cercana, en la calle.
Por su parte, la abogada Mariana Ferreyra es docente integradora y es al mismo tiempo intermediaria en las situaciones entre los chicos y sus familias, a las que acompaña en distintas situaciones particulares. También trabaja en procesos de reurbanización de la Ciudad de Buenos Aires.
EL ORÍGEN DEL NOMBRE
Ferreyra contó que el nombre surgió por una “situación bizarra” durante los primeros años de la orquesta en los que participaban de varias presentaciones con otras orquestas dentro del programa provincial y por distintos lugares del país.
En el primer encuentro se alojaron en un hotel en el almuerzo pasaban con mesas llenas de comida y “era complicado” al ser muchos chicos. “Comían un poquito, iban a jugar y al rato tenían hambre otra vez”, recordó.
Entonces, como los chicos debían esperar hasta tarde para volver a comer a los profesores se les ocurrió guardar en la heladera comida en platos de plástico, que taparon con otros platos. “Los armábamos medio a escondidas porque si nos veían nos retaban”, comentó y, entre risas agregó: “Cuando les llevábamos comida decían: ‘¡Mirá! parece un plato volador’”.
Cuando llegó el momento de elegir el nombre del grupo fueron los chicos que, al recordar aquella anécdota, sugirieron que Plato Volador sea la designación oficial que los identifique en adelante como orquesta juvenil.
EL VÍNCULO CON EL ESTADO
Sobre los distintos roles que cumple en el grupo, Mariana aseguró que lo que la “convoca” a trabajar en políticas públicas es la posibilidad de brindar el acceso a los derechos para la gente que no los tiene. “Siempre mi militancia fue social, no partidaria”, aclaró.
También destacó que tienen una buena relación con la Municipalidad de Lomas de Zamora y que reciben su apoyo constante. “Levantamos un teléfono ante cualquier cosa que nos pasa y el municipio está presente para darnos una mano”, comentó.
“Tuvimos que trabajar mucho en la construcción de esa relación para que nos den un lugar dentro del territorio, como en los teatros locales, y aportarnos recursos para insumos. El programa solo ‘baja’ los sueldos docentes y los instrumentos. Hoy en día, si se rompe una cuerda, su precio está dolarizado. Entonces es súper importante para estos proyectos que los municipios donde nos insertamos nos den ese lugar”, concluyó Ferreyra.
SSC-AFD
AUNO-31-12-2023