Cuando se enteró Mariela Ruggeri estaba en una clase, se acercó a su celular conectado a los parlantes para cambiar la música y vio la notificación de un mensaje de Jaime Nuguer, su abogado. Le pareció importante. Lo abrió. Era la resolución publicada en Boletín Oficial que establecía finalmente a la Asociación Argentina de Trabajadorxs de la Danza (AATDa) como sindicato gremial. Emocionada paró la clase y salió del estudio. Sola, ya en el pasillo, empezó a saltar, movía los brazos de arriba a abajo mientras gritaba sin poder contener tanta emoción. Festejó una conquista que le había llevado ocho años. “Casi me muero, me agarró semejante ataque que los alumnos me preguntaban qué me pasaba, después entré y les conté, no veía la hora de irme de esa clase”, recuerda sobre aquel 13 de septiembre entre risas, la felicidad le brilla en los ojos, es contagiosa.
Ruggeri es la secretaria general del -ahora- sindicato AATDa, también es presidenta de la fundación Movimiento Federal por la Danza, coreógrafa y licenciada en Antropología Social y Política. Es meticulosa, no le gusta equivocar términos legales, su escritorio está lleno de papeles que parecen darle confianza, aunque no los revisa para responder. “Yo soy coreógrafa no soy… no nací sindicalista”, dice.
El sindicato es una conquista histórica dentro de una lucha que lleva más de 15 años. Con ya ocho presentaciones de un proyecto de Ley Nacional de Danza que no fueron debatidas en el Congreso, la comunidad pide una norma que establezca la creación del Instituto Nacional de Danza, como organismo autárquico dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación. Tras la última presentación en noviembre de 2022, se realiza una labor parlamentaria para unificar los dos proyectos presentados y avanzar en un dictamen de unidad hacia la ley.
Nacida en La Pampa, Ruggeri analiza a la danza con una mirada federal. “Nuestro país de norte a sur y de este a oeste está plagado de danza”, remarca mientras toma mate y repasa el largo camino de una lucha a la que, por ahora, no le vislumbra un final.
-¿Por qué es necesario un Instituto Nacional de la Danza como plantea el proyecto de ley?
-Cuando decimos una legislación nacional para la danza nos estamos refiriendo a una ley de fomento que básicamente crearía el Instituto Nacional de la Danza del mismo modo que existe el del cine, el del teatro y el de la música porque en nuestro país los sectores culturales en general se han conformado a partir de esas lógicas. Tenemos un Ministerio Nacional de Cultura que aplica políticas en un modo paraguas a la cultura en general, está fantástico que así sea y que siga sucediendo, pero no puede aplicar políticas en particular y por eso existen institutos que otorgan visibilidad y crecimiento a su sector. Obviamente hacen acuerdos con programas del Ministerio, pero están parados en un lugar de representación, saben muy bien las necesidades de su sector, trabajan para eso.
Crear un instituto implica que se afecte un presupuesto, no sólo para crearlo, para que funcione. Nosotros terminamos de escribir el proyecto de Ley Nacional de Danza en 2012 y lo presentamos en Congreso sabiendo que había que hacer un trabajo de bases porque si querés que aprueben un proyecto y no tenés visibles las personas beneficiarias de ese proyecto es raro, no te lo van a aprobar. Para cuántos van a dar un presupuesto para 34 mil, 180 mil, un millón.
-Entonces nace el gremio….
– Fue en 2014. Nos dimos cuenta de que hablábamos en el proyecto de ley de trabajadores de la danza no oficial, o sea que no pertenecen a compañías nacionales, y dijimos ‘tenemos que pensar en una entidad gremial porque si no, estamos hablando de trabajadores que no se perciben trabajadores’. El artista de la danza se percibe como bailarín, como coreógrafo, pero no como trabajador en sí, no generalizo, pero es una amplia situación. Entonces, hicimos una asamblea, donde firmamos un documento para crear AATDa como futura entidad gremial. Con ese acuerdo, creamos el estatuto y una Comisión Directiva provisoria, y en 2015 empezó un trabajo sin parar con el expediente al Ministerio de Trabajo.
-¿Con esta idea de saber cuántos eran impulsaron desde la fundación Movimiento Federal de Danza el registro nacional de trabajadores?
-Todos los años que anduvimos pateando los pasillos de la Cámara de Diputados no hubo un solo legislador o legisladora que no nos dijera ‘¿Y ustedes cuántos son?’ Nosotros históricamente nunca supimos cuántos somos, quiénes somos, qué hacemos y dónde lo hacemos. Y si no sabes mínimamente eso no podes visibilizar los problemas que tenes, estarías hablando por vos mismo. Arrancamos el registro asesorándonos con personas que de estadísticas, pero para llevar adelante un registro como se debe necesitas recursos, va de la mejor manera que puede ir.
-¿Cuántas personas hay registradas hasta ahora?
-15.000 y está re lejos, lejísimos, pero en plena pandemia con ese registro pudimos darle datos genuinos al Ministerio de Cultura de la Nación, datos de la danza que no saben por ejemplo cómo se desarrolla la actividad. Cómo vamos a pretender que nuestro hacer este protegido, visibilizado y desarrollado si nadie nos conoce.
– Y ¿en qué estado se encuentra hoy el proyecto de ley?
–Ya tuvimos varias reuniones directamente con los asesores y asesoras de las diputadas que presentaron cada proyecto (uno de Romina del Plá y otro de Marisa Uceda y Lia Caliva). Estamos llegando a prácticamente al final de un proyecto unificado, que en realidad es el que presentamos en 2012 con las modificaciones lógicas de todos estos años que han pasado, de lo experiencial. El proyecto va a estar unificado, ahora lo que no sé si irá a ocurrir es el tratamiento.
-Entonces, ¿tenés pocas expectativas?
-Yo sufro de un optimismo crónico, pero también tengo una cuestión realista y no puedo imaginarme cosas románticas. El realismo me lleva a observar que el medio mundo, que no somos el que solo vota, el mundo que desea ser votado está en campaña pura y dura. Entonces si no se ponen en tratamiento leyes que para el común de la gente son mega importantes, imagínate esta…es muy difícil, pero por lo menos nosotros hemos trabajado incansablemente para conseguir los recursos dinerarios para el proyecto. Ojalá lo pongan en tratamiento. Voy a estar contenta cuando eso ocurra, no me voy a poner contenta a priori.
– A propósito de las campañas presidenciales, una de las propuestas del candidato libertario Javier Milei fue eliminar el Ministerio de Cultura.
– Creo que no está bueno para un país y sobre todo para la sociedad de ese país, para la gente trabajadora de a pie que hoy haya un Ministerio y mañana no, que haya un ministerio y pasado sea una secretaría y así sucesivamente. Es completamente nefasto y nocivo. Le cuesta mucho dinero al erario. No me gusta meterme en opinología respecto a la persona que lo dijo, pero hacer esas subidas y bajadas al país le cuesta mucho, le cuesta credibilidad y un montón de cosas. Estoy completamente en contra.
– Y pensando en un futuro ¿qué deseas que sea diferente para la profesión?
– Lo que deseo es que todas estas herramientas sirvan para construir una parte de la cultura de nuestro país que está históricamente relegada. Está relegada en todas las facetas de su hacer. Estamos varios pasos atrás siempre, salvo excepciones y no puede ser excepcional la cuestión. Deseo que todos los artistas increíbles de la danza que tiene este país puedan tener las posibilidades de estudiar, crecer, desarrollarse sustentablemente. Tener la posibilidad y que, en todo caso, si no te va bien es porque no servís para eso, porque a lo mejor no servís para bailar y servís para dar clases o no servís para ser coreógrafo y servís para investigar sobre determinadas cosas, pero no puede ser que no lo puedas hacer porque no tengas la posibilidad. La posibilidad tiene que estar patente, muy notoria, la tenes que reconocer y saber usar. Tenemos que ir hacia la construcción de las posibilidades reales y en el tiempo, sustentables.
*Esta entrevista fue realizada en el contexto de la cátedra Taller de Periodismo Gráfico
Crédito fotografía: Crear en Libertad