La declaración de Cambridge realizada por múltiples científicos en Reino Unido en 2012 dejó en claro que los animales tienen consciencia, sienten y que la ciencia no mirará hacia otro lado nunca más. Fue el primer paso para que en marzo de este año en Argentina presentaran en el Congreso un proyecto para considerar que los animales no son cosas, sino seres que sienten dolor y así poder defenderlos ante maltratos frente a la Justicia. El especialista en Defensa de los Animales y Derecho Penal Leonardo Barnabá es el coautor del proyecto de Ley Sintientes junto a la modelo y proteccionista Liz Solari.
Eso no es todo. Barnabá denunció junto a dos ONG europeas a Syntex, una industria farmacéutica veterinaria ubicada en Luis Guillón, por realizar “sangría de yeguas”, es decir, la extracción de grandes volúmenes de sangre a yeguas preñadas, con el fin de vender una hormona al exterior, más que nada a Europa, para uso reproductivo de cerdas en gestación. La Ley Sintientes, en espera de aprobación, propone modificar el Código Civil y Comercial argentino para que en él se considere a los animales personas no humanas sintientes, excluyéndose del carácter de cosa.
También presentó una acción de amparo en Chaco y con esto logró poner un freno a la instalación de granjas industriales de crianza y matanza de cerdos. En la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) hay una diplomatura en Promoción y Protección de los Derechos del Animal en donde Barnabá dio charlas informativas. Al abogado le llegan numerosos casos sobre crueldad animal en su estudio jurídico, ubicado en el centro de la localidad bonaerense de Quilmes.
—¿Cómo empezó tu activismo y compromiso hacia los animales?
No hacía activismo porque mientras me estaba recibiendo de abogado tenía trabajo y nunca me daba el tiempo, pero sí me preocupaban mucho los animales. En 2018 en Quilmes, 27 caballos se habían secuestrado en el marco de un allanamiento muy grande que hubo cerca del río. En un momento, el fiscal ordenó devolverlos, de un día para el otro. Vino Juan Grabois a hacer una marcha y ahí la Asociación Civil Caballos de Quilmes se contactó conmigo por intermedio de conocidos.
La Cámara de Apelaciones tuvo un fallo bastante coherente, al decir que no se podían devolver a las mismas personas que los pusieron en esta situación. Fue el primer caso que nos salió bien y por el cual empecé poco a poco a trabajar con esa asociación. Al año siguiente nos ponemos a pensar en el Estudio cómo hacer para atacar de raíz la cuestión y presentamos una acción de amparo contra la Municipalidad de Quilmes para que directamente prohibiera la tracción a sangre. Es el día de hoy que se está cumpliendo muy de a poco. A mediados de 2019 se da la causa de Ezeiza, y a fines de ese año y principio de 2020, lo de Syntex.
—En la “Causa del horror de Ezeiza” para salvar a los 400 caballos maltratados, el Juzgado de Lomas de Zamora tuvo un fallo honorable y condenaron al acusado…
Lo fundamental en ese caso era investigar y poner a resguardo los caballos. Eran 400 equinos que el imputado Onorato, que había robado a los caballos y los tenía en estado de abandono para luego faenarlos. Reclamaba tenerlos, decía ‘son de mi propiedad y punto’. Durante 2020 en estado de encierro por la pandemia por Covid 19, toda la Justicia de Buenos Aires quedó muy trabada, hasta que la causa llegó al Juzgado Correccional Nº 8 de Lomas. Ahí Onorato pide el juicio abreviado en vez de ir a juicio oral. Nos opusimos y dijimos que primero lo inhabiliten para que él no pueda seguir haciendo lo que hacía. Porque la pena por maltrato animal, por más que se le diera lo máximo, es muy baja y la verdad que no desalienta este tipo de conductas. Apelamos, investigó una fiscalía de Ezeiza, pero el Juzgado es de Lomas y es el que lo condenó.
El fallo dice que es cierto que a esta persona hay que inhabilitarla, estaba ejerciendo una actividad para la cual tenía que cumplir ciertos parámetros que no cumplía. Y lo segundo, muy importante respecto de los caballos en cuanto a su consideración jurídica, es que va en línea directa con lo que planteamos en el proyecto de Ley Sintientes. Si bien hay un Código Civil y Comercial que los trata como cosas, es evidente que no lo son. El sentir social no tiene nada que ver con que los animales sean objetos. Tenemos que dejar de pensarlos así y por eso el norte es entender a los animales como seres sintientes sujetos de derechos.
—Si se aprobara la Ley Sintientes, ¿qué cambios generaría?
Lo que va a pasar es que va a ser muchísimo más fácil dar a entender a la Justicia lo que no se puede hacer. En el caso de Syntex, el fiscal dejó de investigar justo en el momento en que la empresa se presenta en la causa. Ahí algo posiblemente ocurrió. Dijo que no podía continuar, porque está permitido por Senasa, algo que él ya sabía desde mucho antes. Estuvo investigando como ocho meses y ¿nunca se enteró de eso?. El derecho penal tiene que meterse igual. Si Sintientes existiera, no podría existir Syntex y Senasa no podría permitir directamente esto, porque uno de los artículos que proponemos tiene que ver con que ninguna actividad que se base en maltrato animal se pueda llevar a cabo en Argentina.
–¿Los veterinarios saben lo que sucede en Syntex?
Hay veterinarios y veterinarios. Senasa no controla bien para atrás cómo viene la cosa, son veterinarios los que firman y ven los animales. Son conscientes de esto, Argentina es el exportador número uno del mundo de carne de caballo, pero en el país no hay un solo feedlot –corral de engorde– de equinos, entonces ¿cómo hacen? Son robados todos. ¿Cómo llegan al matadero y a exportarse? Porque en el medio todos los que van actuando hacen vista gorda de todo lo que va pasando, y ahí todos son veterinarios.
En términos penales no se pudo continuar hasta ahora, pero sí cambiaron muchísimo las cosas respecto a Syntex. Bajó casi un 70 por ciento sus ventas a Europa, un montón de productos decidió no exportarlos más, y lo que está ocurriendo es que los europeos están empezando a cerrar esas puertas. La idea es eliminar completamente de nuestro país lo que es la matanza de caballos y la exportación.
El cambio ya se nota, pero sigue habiendo posturas que no tienen presente el tema. Los jueces saben que hay un pensamiento diferente respecto de los animales. La Ley de Maltrato Animal 14.346 se sancionó en el año 1954 y hasta el 2004 no se aplicó. Los jueces ahora empiezan a ver que cada vez reciben más casos de maltrato animal, y obligadamente empiezan a tener que involucrarse.
—¿Recibiste amenazas por tu actuación en estos casos?
Mirá… lo que se te ocurra. Incluso Syntex por intermedio de sus abogados han dicho que la denunciante, que es Alejandra García de la Fundación Franz Argentina y yo, éramos miembros de una mafia europea que lo que queríamos era allanarlos para saber cómo se hacía la sangría de yeguas y poder vender eso en el mercado negro. Incluso poniendo en duda si yo era abogado (ríe irónicamente).
—¿Creés que es clave que los futuros profesionales se capaciten también?
Sí, es fundamental. Si uno agarra un libro de Derecho Penal no va a encontrar nada. No se habla de maltrato animal, muy poco. La UBA ya tiene tres materias: Derecho animal, Ética animal, y una que los llama como sujetos, en donde no son objetos. Y ahora en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora hay una diplomatura sobre los derechos de los animales que está avanzando en ese sentido y ojalá que en algún momento sea una materia obligatoria. Recomiendo que hagan esa diplomatura en la Facultad de Derecho, está muy buena.
—¿Considerás que Ley Sintientes va a demorar en aprobarse?
Si tengo presente lo que nos han dicho, que todo el mundo está a favor, diputados, senadores, realmente Sintientes debería avanzar. Hay dos problemas: es un año electoral y es muy difícil con todos haciendo campaña. Segundo, son todos los intereses que hay por detrás de algunas personas que no quieren que se lleve adelante. Hay gente que instala cosas que no son ciertas, como que no se va a poder comer más carne y eso es falso.
Lo que hace Syntex no se va a poder seguir haciendo, además ellos pueden producir la hormona sintética, ya lo han dicho que lo pueden hacer. Entonces dejen de usar caballos. Significa crueldad hacia los animales. Proponemos que ninguna contratación signifique parodiar animales, por ejemplo usarlos para nuestro divertimento en circos o acuarios. Reírse de ellos, eso no debería ocurrir más a partir de Sintientes. Por eso, esta ley es necesaria y absolutamente posible en nuestro país. Si vamos a seguir escuchando a los que quieren seguir lucrando con el maltrato animal, que por supuesto van a querer seguir con sus negocios… eso hay que terminarlo.
Entrevista realizada en la materia Taller de Periodismo Gráfico
AUNO-27-6-23
PJ-SAM