Tras dos años de su cierre, provocado por las medidas sanitarias impuestas a raíz de la pandemia del COVID-19, “El Molinito”, bar histórico de la localidad de Temperley, reabrió sus puertas con nuevo dueño y enfocado en ser un proyecto “expansivo e inclusivo”.
«El Nuevo Molinito« volvió a tener clientes en su interior en noviembre de 2022, cuando Carlos Felisatti y un nuevo grupo de trabajadores abrieron nuevamente el bar tras meses de planificaciones y trabajo.
El “Molinito” es recordado por quienes alguna vez pasaron por allí como “el almacén y bar de Manuel Mujico”, uno de los primeros dueños del lugar, quien además hizo historia con su negocio: la copa de Legui a las ocho de la mañana y los famosos sandwiches de jamón crudo se convirtieron en un emblema para los temperlinos.
En 2020, cuando el gobierno anunció las restricciones de circulación, “El Molinito” sufrió las consecuencias del parate en la actividad gastronómica. Durante ese periodo el dueño del bar aún era Leonardo Mujico, nieto de Manuel, quien continuó con el legado familiar hasta que el peso de mantener un negocio durante meses de encierro hizo que tome la decisión de bajar las persianas y vender el fondo de comercio.
En conversación con AUNO, Mujico sostuvo que le “llena de felicidad” la reapertura del negocio e indicó que a Carlos, el nuevo dueño, le pidió que el bar mantuviera, sobre todo, su esencia.
Carlos es diseñador industrial, crea muebles y era cliente habitual del bar. “Llegué acá por un amigo y me hice de la costumbre de venir a compartir, a charlar con gente. En este lugar no importa la hora a la que vengas, siempre vas a tener a alguien que conocés y podés hablar de cualquier tema”, contó a AUNO.
Diferentes fotografías decoran la parte de adelante del bar, entre ellas una de Diego Maradona besando la Copa del Mundo, una pintura enmarcada del rostro de Carlos Gardel, un tradicional cuadro de madera de la marca Coca-Cola y otro de “El Molinito” en antiguas épocas. En la parte de atrás varios estantes contienen diversas clases de bebidas: desde Ginebra y Legui hasta caña de ombú y Amargo Obrero. .
Hasta hace pocos años el bar también era una despensa, pero con las últimas remodelaciones se transformó completamente en lugar de encuentro. Carlos explicó que cuando “El Molinito” cerró “sentía mucha pena” y confesó que trató de recrear lo que sucedía en el bar en otros espacios pero no funcionó: “eran otras distancias u otros lugares que ya tenían su gente, entonces era entrar en campo ajeno y no coincidimos”, contó.
La historia del bar
En la década del ’50 la familia De Arriba le vendió la propiedad -que ya funcionaba como bar- a Doña Felisa y Manuel Mujico, vecinos de la localidad. Así, “El Molinito” comenzó a funcionar en 1956 como un proyecto familiar de los Mujico. En 1961 del negocio se hizo cargo “Manolo”, sobrino de Manuel.
Para Carlos, dueño de “El Nuevo Molinito”, el nuevo proyecto “expresa otra época”. “Es importante que la arquitectura manifieste su tiempo. Lo Importante es que este bar siga representando la época que representa y mientras yo esté vamos a mantener el legado de los Mujico”, le aseguró Felisatti a AUNO.
Además, el diseñador industrial expresó: “quiero que el bar sea un centro cívico. Ojalá logremos concentrar acá las reuniones de las personas y que esto sirva para impulsar cosas en el barrio”, tiempo que agregó que busca sumar actividades culturales al espacio, como clases de tango, que la gente toque folklore y baile milongas. “Quiero que también sea un espacio cultural”, explicó.
Entre remodelaciones y un menú sofisticado, el bar busca conservar viejos valores y tradiciones del barrio. En ese sentido, Laura, vecina del Nuevo Molinito, sostuvo: “es un progreso. Era una lástima que el bar se desperdiciara porque es icónico para el barrio, significa mucho. Mantenerlo es mantener vivo el barrio”.
5-1-2023
MC-MEM