Llegó el primer juego de mesa peronista de la historia: ¿Jugarías El Gran Descamisado?

Dos amigos idearon un juego con motivo de la historia de la cultura del peronismo. Emblemas justicialistas, la Isla Martín García, derechos sociales, gorilas y cientos de tarjetas para divertirse con amigos. AUNO habló con sus creadores.

«Cambiaste el sushi por el choripán de la Unidad Básica. Perdés tu próximo turno», es el castigo escrito en la tarjeta de Obligaciones Peronistas. La compañera de la izquierda gira el reloj histórico de la Plaza de Mayo y el azar le regala su tarjeta de Derechos Sociales: «Hiciste chocolate por el Día de la Niñez. Ganás un turno». ¿Teg?, ¿Monopoly? Nada de eso, se trata de «El Gran Descamisado», el primer juego de mesa peronista de la historia.

Los creadores del juego son amigos de toda la vida: nacieron en Casbas, un pueblo bonaerense que linda con la provincia de La Pampa, y se criaron juntos. Hace algunas semanas lanzaron «El Gran Descamisado», luego de dos años de trabajo para darle un molde definitivo a la idea original de un juego para «compartir con gente querida datos históricos y curiosidades del peronismo», contaron a AUNO.

Los 29 años de una genuina amistad, lealtad y afecto compartido hicieron que resultara sencillo interpretar y congeniar ideas del proceso creativo. Los trabajos y proyectos de cada uno no fueron un impedimento para el desarrollo de esta idea, que partió de las ganas de construir juntos un producto inédito.

La apuesta estuvo centrada en poder generar espacios de encuentro y compañerismo, en tiempos donde lo digital abarcó todo el terreno y cada generación adoptó sus propios modos de ocio, sin que resulte tan fácil coincidir.
Realizando numerosas tareas de registros, investigaciones sobre dinámicas de juegos de mesa y lecturas sobre historia argentina, poco a poco este juego fue saliendo de los borradores de Google Drive para transformarse en una verdadera apuesta a la industria nacional y posterior lanzamiento al mercado.

El primer antecedente de creación lúdica fue un regalo entre ellos que consistía en tarjetas sobre anécdotas de su amistad. Pero eso basto para sentar las bases de lo que sería luego la invención del juego peronista, porque según cuentan, siempre disfrutaban los juegos de mesa, pero faltaba «uno peroncho«. Poco a poco, la idea fue saliendo de los borradores de Drive para transformarse en una verdadera apuesta a la industria nacional y posterior lanzamiento al mercado.

Al momento de idear y diseñarlo, se tuvo en cuenta la importancia de abarcar un período específico de la historia del peronismo y fueron elegidos siete sucesos históricos desde los inicios del movimiento hasta la tercera presidencia de Juan Domingo Perón. El novedoso producto fue diseñado «sin perder de vista lo indispensable de recuperar el carácter anacrónico de las ideas base del Partido Justicialista, que van cobrando nuevos sentidos y valores para cada peronista a lo largo de la historia», aclaran.

Por supuesto que la mística peronista modifica el rumbo normal de cualquier juego de mesa tradicional, incluso desde el inicio. En principio, el participante que abre la partida es quien lleva la letra P en su apellido. De no ser el caso, lo arrancará el más joven de la mesa, regla que juega con una de las veinte verdades peronistas: «En la nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños».

El objetivo del juego es obtener los siete emblemas peronistas, simbolizados por el carnet de afiliación, el choripán y el vino, la flor ‘No me olvides’, los dedos en V, el bombo con la insignia Perón Vuelve, la marcha peronista y el escudo del Partido Justicialista. Para tenerlos, hay que ganar los siete juegos, los cuales dependen de cómo gira la ruleta cada jugador en la ilustración del reloj histórico de Plaza de Mayo que muestra el tablero.

También hay tarjetas que reparten beneficios (Derechos Sociales) y castigos (Obligaciones Peronistas) entre los participantes. Además, existe la posibilidad de realizar distintas acciones a lo largo de la partida para obtener emblemas, como lo son la huelga, el sindicalismo y la expropiación. A la hora de jugar, entran en acción todas las habilidades que practica un peronista de ley: el muñequeo para negociar o «rosquear», tener agilidad mental, ser ingenioso y, claro, tener muchas veces el guiño de la suerte.

Al principio lo pensaban como un juego para la previa de cualquier grupo de amigos, pero luego empezaron a intentar adaptar la lógica política e histórica del peronismo a un juego de mesa. Inmediatamente buscaron un grupo de desarrolladores de juegos de mesa para hacerlo.

No me olvides

El juego, por otra parte, fue un homenaje al abuelo de Gonzalo, uno de los creadores, que fue concejal del pueblo y se ganó un lugar en el tablero. La historia del partido atravesaba un montón de generaciones de su familia.

Para él, su juego preferido es «La Trivia», que consta en responder una de las 400 preguntas que ofrece el juego y abarcan toda la historia de la cultura peronista. Sin embargo, a su juicio, el juego «más logrado» con el que se gana un emblema es el de «La Censura», por el valor simbólico que representa. El objetivo es adivinar una palabra a través de la guía que hace otro compañero en el tiempo límite de un minuto. Si cumplís la consigna, ganás el emblema de la flor «No me olvides».

Para identificarse en tiempos de dictadura cuando el peronismo estaba prohibido en el país, los resistentes usaban en la solapa del saco un ramito de flores “No me olvides”. El 30 de noviembre de 1955, el gobierno de facto de Aramburu ordenó la disolución del partido peronista.

Para tener «El Gran Descamisado», está disponible el enlace de compra en la cuenta oficial de Instagram. Aunque el motivo sea justicialista, cualquier progresista, izquierdista, anarquista, radical o libertario puede disfrutar del juego. ¡Cuidado! Si pierden un turno, no se asusten cuando los obliguen a estar apartados del tablero: les tocará permanecer en la Isla Martín García junto a los gorilas antiperonistas por una ronda.

AUNO-10-9-21
RN-SAM

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