Lomas de Zamora, junio 04 (AUNO).-
– Raúl vendedor ambulante.
“Cerveza, fría la cerveza. Veinte pesos, fresca la cerveza”. El nombre se planta en el medio de Avenida de Mayo con su conservadora blanca y las latas de cerveza en la mano. “No estoy vendiendo mucho, el frío tampoco ayuda”, dice Raúl.
“Es necesario que se hagan estas movilizaciones para que haya menos violencia contra las mujeres”, explica. “Yo en el barrio lo veo seguido, lamentablemente se escucha bastante”.
– Gianfranco Rosales, hombre trans.
Una bandera morada con la sigla ATTTA (Asociación de Travestis, Travestis y Transgéneros de Argentina). La lleva un pequeño pero bullicioso grupo. “¡Basta de violencia machista!”, grita Laura, travesti, de Lomas de Zamora que coordina los gritos y los cántitos. Mientras avanzan en dirección a la Plaza Congreso causan el desprecio, las risas, el asombro de los hombres que caminan en las cercanías. Nunca indiferencia.
Una de las banderas la lleva Gianfranco Rosales. “Nosotros los hombres trans estamos acompañando porque consideramos que la lucha contra el machismo, el patriarcado, la violencia, tiene que ser de todas las personas y no exclusivamente de las mujeres”, explica entre los cantos de sus compañeras.
“Tenemos que tomar el compromiso y entender que nosotros también tenemos que hacer el cambio y dar la batalla cultural para que deje de violentarse a las compañeras. El machismo siempre indica que esto es una lucha de las mujeres, pero nosotros creemos que es de toda la sociedad”.
– Sebastián Galmarini, senador provincial.
En la columna del Frente Renovador hay una sorprendente cantidad de hombres. Entre ellos se encuentra el senador provincial Sebastián Galmarini, quien saluda con un beso a los que se acercan. “Me da mucha felicidad ver cuanta gente hay, tanto hombres como mujeres”, dice el representante.
“Lo que más hay que rescatar de esta marcha es la puesta en la agenda: poner el tema en un lugar de importancia para que el país tenga en cuenta que el aumento de femicidios hace que todos tengamos que estar preocupados, sobre todo los que tenemos responsabilidad política”.
El senador por la provincia de Buenos Aires destaca que la violencia de género “no tiene que sectorizarse, no es un tema de hombres y mujeres. Es un tema que atraviesa desde las diferencias en el mercado laboral y económico, donde los hombres ganan un treinta por ciento más que las mujeres, en promedio, y llega hasta la representación política también”.
“Nosotros estamos acompañando desde el minuto cero. En el Congreso presentamos numerosos proyectos que tienen que ver con la integración de la tecnología para la investigación o la posibilidad de que, cuando ya está judicializado el tema y existe medida de restricción, sean de efectivo cumplimiento y que no nos enteremos que se vuelve a producir un hecho”, detalla el senador por el Frente Renovador.
– Juan y Jorge, ni un macho más.
Entre los convocantes, la Avenida Callao casi que no tiene columnas partidarias y los espontáneos son mayoría. Entre ellos, muchos le sacan fotos al cartel que sostienen Juan y Jorge, dos amigos. “Ni un macho más”, expresa. “Hay que terminar con los pensamientos machistas de la sociedad, los estereotipos. Dejar de criar machitos y princesitas”, manifiesta Juan.
Jorge cree que “esta marcha es un pequeño impulso para visibilizar y hacerlo más masivo, pero la lucha es cultural. No es de la mujer solamente y por eso tiene que participar toda la sociedad”.
“Hay que sacarse la falsa conciencia también”, sentencia Juan. “Están los que dicen ‘Ni una menos’, ‘no a la violencia contra las mujeres’, pero a las minas las tratan como a un objeto. La muerte, el femicidio es la punta de un iceberg. Todo eso empieza mucho antes, con una actitud de desigualdad con la mujer”.
– Jorge Del Campo, 85 años.
Solo, con unos lentes de sol marrones translucidos muy cancheros, un bigote canoso, y un cartel en cada mano, se encuentra Jorge de 85 años. Al igual que hace un año, este 3 de junio lo encuentra movilizado contra la violencia de género. “Pienso que los varones hemos cometido muchas injusticias con las mujeres y tenemos que rectificarnos urgente”, comienza el octogenario.
Jorge habla desde la experiencia de haber visto tantos gobiernos y cambios culturales. Ninguno que haya cambiado la lógica machista que hoy se busca erradicar. “Se necesitan cambios muy profundos en la sociedad. Despojarnos del enano fachista que llevamos dentro y entender que debemos quererlas, cuidarlas, y otorgarles los derechos que corresponde”.
“Yo vine a la movilización del año pasado y habían muchos más hombres. Igualmente creo que los hombres de a poco nos estamos civilizando y vamos reconociendo los graves errores que tenemos de hace muchos años”, dice, esperanzado.
– Ignacio Ferreyra, 17 años, escuela secundaria.
En la caminata a Plaza de Mayo, dos adolescentes se mueven y miran para todos lados, entre entusiasmados y nerviosos. Uno de ellos es Ignacio, de 17 años, estudiante de escuela secundaria, quien mientras habla sostiene su cigarrillo entre los dedos. “Antes de la movilización del año pasado sabía qué eran los femicidios y sobre la violencia de género, pero no pensé que era un problema tan grande.
Dio la casualidad que en su rutina estaba en la zona del Congreso justo en el horario de la convocatoria, y por eso decidió quedarse. “Creo que esto sirve para concientizar, pero hasta ahí. Es algo muy metido en la cultura y a las personas más grandes es difícil sacárselo. Por ahí les choca”.
“La cuestión en el colegio es rara. Por ahí vienen y te dicen ‘si, ni una menos’, pero después pasa una mina y le gritan ‘qué buen orto’, o le pegan a una compañera en el culo. Es como que solamente captan lo de no pegarle a las mujeres, pero la degradación y la violencia en otros sentidos no lo comprenden”, puntualiza y se va rumbo a Plaza de Mayo.
AUNO 04-06-2016
MLG-AFG