Lomas de Zamora , 5 de agosto (AUNO) – No conocí a Anahí. No sé qué tipo de música escuchaba, qué libros leía o cuáles eran sus sueños. No sé cómo era. No sé si era callada, simpática, charlatana, con mal humor o sociable. En realidad, no sé nada de ella. Solo sé que una maniobra injusta del destino y el machismo que cala hondo en la sociedad le arrebató la vida.
Hoy la bronca y la tristeza rebalsan el alma de muchas de nosotras que nos sentimos vulnerables. Hoy una se nos fue una más, como hace tres meses se nos iban Micaela y Araceli. Y te sentís impotente frente a una sociedad que se queda indefensa ante otro femicidio.
Te gana la resignación cuando sentís que las consignas que levantás como bandera como el #Niunamenos #Vivasnosqueremos se vacían porque no hay un Estado que acompañe la pelea, porque la sociedad sigue siendo cómplice de cada muerte por su silencio y porque no comprenden que la batalla es cultural, política y cotidiana.
A Anahí no la conocí. Sé que tenía 16 años y que le gustaba leer y dibujar al aire libre. El sábado 29 de julio decidió ir al Parque Eva Perón de Lomas de Zamora a despejar su mente y patear algunos pensamientos y nunca más volvió. Como es habitual, cuando pasan más de doce horas sin saber algo sobre una piba, las redes sociales se inundan con su foto pidiendo información sobre su paradero.
La búsqueda se intensificó con los días, hubo marchas, cortes de calles, carteles pegados por todo Lomas, fotos de ella en Twitter, Facebook e Instagram, y hasta se ofreció una recompensa de hasta medio millón de pesos para quien brinde información certera, pero no alcanzó: este viernes al mediodía, Anahí fue encontrada muerta y semienterrada en la reserva de Santa Catalina en Lomas de Zamora. A más de 30 cuadras de su casa.
No la conocí pero sé que estudiaba en la Escuela Normal Antonio Mentruyt, en Banfield y que participó de forma activa en la marcha de los estudiantes en repudio a la irrupción de la policía en la escuela, en mayo pasado. Llevaba un cartel que decía “las balas que vos tiraste van a volver” y tenía esa mirada que tienen los adolescentes, esa que trasmite rebeldía. Estoy segura que ella respiraba lucha.
Hoy el patriarcado se cobró otra vida y mañana seguramente se cobre otra más porque la batalla la estamos perdiendo. La perdemos cuando no le exigimos los gobiernos nacional, provincial y municipal que encaren las políticas de género como una política de Estado; perdemos cada vez que callamos cuando alguien cosifica a una mujer, cuando hacemos oídos sordos a debates que se dan en torno a la vestimenta o estilo de vida de una mujer; perdemos si nos enojamos hoy pero mañana no actuamos.
Un dato: el gobierno nacional redujo este año casi 700 mil pesos del Programa Formulación e Implementación de Políticas Públicas de la Mujer mientras que esa plata la reasignó al pago de los efectivos de la Policía Federal que prestan servicios adicionales. En la provincia de Buenos Aires asesinan a una mujer cada 18 horas, mientras organismos populares y feministas exigen que el Plan Integral de Género que anunció la gobernadora María Eugenia Vidal para Buenos Aires cuente con un mayor presupuesto. En Lomas de Zamora recién este año se aprobó la creación de un Observatorio de Violencia de Género. En tanto, la Justicia es lenta y los violentos rápidos.
Hoy el NiUnaMenos lleva el nombre de Anahí pero detrás de ese cartel está Lola, Ángeles, Agustina, Micaela, Araceli, Belén, Lucía, Noemí, Cristina, Silvia, Romina, y cientos de pibas que no volvieron a sus casas. ¿Qué más vamos a esperar?
AUNO 05-08-2017
MM-AFG