(AUNO*).- Algunos van en busca de un pasatiempo, de un momento en la semana en el que puedan realizar alguna actividad entretenida. Otros pretenden aprender cómo usar un horno de barro o cómo hacer un pan dulce para Navidad. Pero muchos otros, afectados por la falta de trabajo, van con la esperanza de que el Taller de Pan Artesanal, que se dicta en el Rectorado de la Univesidad Nacional de Lomas de Zamora, les pueda brindar una salida laboral.
El curso se dicta desde 1986 y ya han pasado por allí casi mil alumnos. El pico de la demanda fue en 2002, cuando en medio de la crisis, unas 80 personas asistieron en busca de un recurso laboral o, incluso, de una forma de elaborar su propio alimento. Hoy, en cambio, asisten 40 personas.
Durante las ocho clases que dura el taller, los alumnos aprenden a cocinar pan casero, pizzas, empanadas, pan dulce, cremonas o bizcochos en un horno de barro que funciona en el Rectorado de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).
“Comenzamos con una parte introductoria donde se les enseñan las propiedades de la levadura y otras pautas claves, como así también algunas nociones básicas sobre el horno de barro”, comenta Liliana Forte, coordinadora del taller. “La gente viene muy entusiasmada porque comparten experiencias, hacen algo distinto y se favorece la parte social ya que entre ellos intercambian ideas sobre cómo elaborar las recetas”, agrega.
El curso es organizado por el Centro de Educación Agrícola (CEA), que también dicta en la misma Universidad los cursos de apicultura, huerta, cría de hongos comestibles y lombricultura, entre otros. En todos se les entrega un certificado avalado por la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia, de donde depende el CEA.
Forte explicó a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO) que en el taller “hay gente de todo tipo: desde amas de casa, hombres, profesionales, estudiantes, desocupados, trabajadores o gente que ha hecho cursos de chef y buscan un perfeccionamiento”.
Durante todas las clases, los alumnos observan a Susana González “#8220;docente del curso, quien realiza su trabajo ad honorem”#8220;, que les explica los pasos a seguir en cada una de las recetas. Luego, todos se llevan las instrucciones a sus hogares y traen el producto terminado la siguiente semana.
“Los materiales e ingredientes utilizados los consiguen cada uno de los alumnos, y respecto al pago del taller, sólo existe una colaboración, como si fuera una cooperadora”, aclaró Javier Vázquez, representante del CEA en la Universidad y secretario de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ.
Según la coordinadora, “nosotros hacemos hincapié en la presentación de los productos porque quizá alguno lo hace como hobby pero otros, por la necesidad, se ven obligados a vivir de lo que cocina”. “Por eso, la receta es básica y de ahí en más, cada uno busca darle color, su toque original en la presentación”, afirmó.
Además, Forte recordó algunos casos de personas que lograron darle un vuelco radical a sus vidas como consecuencia del taller. “Está el caso de un técnico argentino que se radicó en Francia y enseña allí cómo elaborar pan artesanal; una mujer que en su rotisería de Monte Grande comenzó a vender lo que aprendió en el curso o un hombre que trabajó muy bien el tema del pan dulce y vendió más de 100 a vecinos y amigos en vísperas de Navidad”.
Cristina, una de las asistentes al curso, comentó que sus expectativas “se están cumpliendo ampliamente”. “Me divierto mucho y principalmente aprendo un montón de cosas. Soy ama de casa y pongo en práctica en casa todo lo que aprendo aquí, y a mi familia les encanta”, enfatizó.
AUNO 07.06.04 EAP/EV