Una de las pocas comunidades terapéuticas mixtas para el tratamiento por abuso de drogas en el país está ubicada en Lomas de Zamora, a apenas diez cuadras de la estación de trenes de esa localidad del sur del Gran Buenos Aires. Se trata de la Fundación “El Palomar”, una experiencia poco vista de tratamiento a la que tienen acceso hombres y mujeres de todas las edades.
Quienes trabajan en “El Palomar” consideran a la adicción como el síntoma de un malestar, el lugar de expresión de un conflicto humano donde confluyen aspectos de historia personal y social del individuo que tiene un síntoma patológico.
Las actividades se desarrollan alrededor de dos ejes: prevención y asistencia. Para cumplir con ambas facetas cuentan con tratamientos ambulatorios, servicio de orientación, prevención (seminarios, charlas, jornadas) y consultorios externos, donde se llevan a cabo las admisiones y las reinserciones.
La Fundación inició sus actividades en 1995. Actualmente cuenta con tres centros: una casa central, una de internación y una de medio camino. En la primera realizan tratamientos ambulatorios y funciones de hospital de día, mientras que en la segunda – además de esos dos- hacen internación. Y la última consiste en un lugar para que estén aquellas personas que luego de su alta de internación no tienen a donde ir, al menos hasta que logren componer un sitio estable en el que vivir.
Muchos se preguntan cómo, después de la devastación de la adicción, las personas pueden salir adelante. Y cuál es el secreto. Desde esta organización, respondieron que el único secreto es el amor. “Detrás de un adicto hay un ser humano que cuando deja de usar su potencial para cosas malas es una persona maravillosa”, expresó a AUNO-Tercer Sector la directora y fundadora, Gladys Madeddu.
Los miembros de esta asociación sin fines de lucro –que costea los tratamientos con las becas estatales por paciente o con la obra social que estos puedan tener- es un grupo de profesionales (operadores socio terapéuticos, psicólogos, médicos, asistentes sociales, talleristas) que inter, intra y transdisciplinariamente abordan la problemática desde distintos dispositivos terapéuticos cuya base es “el afecto”.
En “El Palomar” consideran que el abordaje de la problemática de las adicciones es muy complejo, pues – según afirman- hay muchas irregularidades en torno al funcionamiento del Estado en el área. Pero también más allá. Piensan que es palpable y muy evidente la crisis que se manifiesta en la sociedad en general en cuanto al sostenimiento y concreción de valores.
Además, la Fundación es miembro de FONGA (Federación de las Organizaciones No Gubernamentales de la Argentina para el tratamiento por abuso de drogas). Esta tiene como principal objetivo enlazar las distintas instituciones en políticas complementarias de capacitación, integración de recursos, proyectos comunes de prevención e investigación, proponiendo al mismo tiempo la formalización de convenios ante los poderes públicos, a través de los que pueda actuar como organismo asesor de las estructuras gubernamentales. Y está integrada por 47 organizaciones de todo el país.
En diálogo con AUNO-Tercer Sector, la directora de la Fundación denunció la existencia de muchas irregularidades, especialmente en torno a la derivación de pacientes. Según plantean, desde dependencias estatales envían personas con trastornos psiquiátricos (las cuales, por definición médica, no pueden estar en este tipo de comunidades) o menores de edad muy chicos.
“En nuestra comunidad no tenemos problemas porque somos abiertos. Nos adaptamos para eso, pero las demás instituciones no, ni hogares ni comunidades terapéuticas. Hay una franja en la que nadie se quiere hacer cargo, hay como un bache. El Estado tiene que ocuparse de eso. Vienen pacientes mal diagnosticados, mal derivados”, relató Madeddu. Y por eso propone que hay replantearse las tareas y mejorar las intervenciones.
Por todo esto, “El Palomar” busca tomar contacto con la mayor cantidad de organizaciones sociales. Y puertas adentro la organización apunta a los grupos terapéuticos – diferenciados por edades y fases de tratamiento -; grupos terapéuticos para los más pequeños basados en técnicas lúdicas y de arteterapia; grupos matinales, de convivencia, de reconocimiento, de espiritualidad, de expresión de sentimientos o dinámico, de evaluación de la visita y de salidas de fin de semana.
Además, existen espacios de seguimiento extrainstitucional para el afianzamiento de redes de reinserción social; educación física y deportes; talleres; actividades lúdicas; talleres de solidaridad y de espiritualidad. Y cuentan con espacios para las familias y con una escuela que funciona dentro de la institución para los chicos en tratamiento.
Si bien la orientación religiosa es católica, el programa es laico Y tienen grandes dificultades para realizar todas las obras, ya que no cuentan con el dinero suficiente. “Alquilamos las casas, menos una que es mía y en la que planeamos instalar el centro de internación. Pero por falta de recursos están paradas las obras”, explicó Madeddu.
Como eje central, la institución considera que la sociedad debe unirse como comunidad y darse cuenta de que con la participación y el compromiso de todos se puede cambiar la realidad. Madeddu concluye: “No nos olvidemos que somos los gestores de nuestro propio camino”.
BJ-GDS
AUNO-10-10-08
Cristian ferreyra dice:
Quisiera saber como es esto para internación cuanto cuesta gracias