Mientras la gran mayoría de las personas todavía brindaba con sus familias y amigos, o abría los regalos depositados en los arbolitos de Navidad, en la madrugada del martes pasado, un grupo de personas salía a las calles porteñas para acompañar a gente en situación de calle y a aquellos que no abandonaron su trabajo enfocado al servicio social: bomberos, médicos de guardia y policías, entre otros.
Se trató de la octava edición de la iniciativa solidaria “Una Navidad para todos”, nacida con el comienzo del siglo de la mano de un grupo de jóvenes con el apoyo del Movimiento de Schoenstatt.
“La experiencia me encantó y lo que me dejó fueron más ganas de comprometerme un poco con la realidad social, aunque admito que para algunas cosas uno tiene que prepararse, no es tan fácil. Ojalá no falte oportunidad de volver a ayudar aunque sea mínimamente”, dijo Alba, una de las voluntarias que participó del evento, en el blog de la iniciativa (http://www.unanavidadparatodos.blogspot.com/).
En el 2006, unos 200 jóvenes y familias repartieron más de 2.500 panes dulces por las calles de la Ciudad.
Para esta edición, las decenas de voluntarios se reunieron en Confidentia, sede del Movimiento de Schoenstatt, en Riobamba 1050, Capital Federal. Desde allí partieron en pequeños grupos a visitar, por ejemplo, hospitales, plazas, comisarías y cuarteles de bomberos, fundamentalmente en los barrios porteños de Monserrat, Balvanera, Palermo, Villa Crespo, Caballito, Belgrano, Retiro, Constitución y Once.
A cada sitio se llevaron los panes dulces, turrones y demás alimentos navideños que fueron donados en los días previos.