Lomas de Zamora, julio 19 (AUNO).- Hacia el este, el partido de Esteban Echeverría recibe al forastero con un baile en ruinas, una paleta desvaída de afiches cumbieros, carteles de fast food que anticipan “la ciudad de los árboles” y el bache jurásico de la entrada a Luis Guillón. Hacia el oeste está el horizonte bajo de El Jagüel, la renovada ruta nacional 205, el medieval pub Yohana Malluca y, dentro de unas semanas, el mural histórico de un talento plástico-montegrandense, Leandro García Pimentel.
Para la realización de la pintura, el municipio eligió las paredes y columnas del puente que cruza las vías del ferrocarril Roca y conecta la ruta provincial 58 con la autopista Ezeiza-Cañuelas, un enorme lienzo de piedra visible desde la estación de tren.
“Cuando era joven nunca imaginé que llegaría a intervenir un espacio tan grande en mi ciudad natal”, contó Pimentel, de 30 años, licenciado en Artes Visuales por el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), a AUNO.
El espacio es tan vasto (450 metros cuadrados que flanquean la 205), que Pimentel tuvo que contratar a otros dos artistas locales para completar la obra: Carlos Starke y Jonatan Kluk, ambos de 29 años, oriundos de Monte Grande y estudiantes del IUNA.
En una pausa en las indicaciones a sus ayudantes y con un degradé multicolor salpicado en las manos, Leandro explicó que “la obra refleja dos épocas del partido: una pared va a ilustrar la época de la conquista de América y otra el pasado reciente de Esteban Echeverría”.
“Hay mensajes claros, la conquista y su impacto sobre los querandíes que solían habitar esta zona y también la relación entre la naturaleza y la industria del partido”, le señaló el artista, convencido del rol discursivo del arte.
Quien entre o salga del municipio por la 205 verá, “en aproximadamente dos semanas”, el casi infernal desembarco de caballeros españoles sobre un pueblo y su modo de vida y ecosistema, de un lado; y un viaje por los tiempos modernos (industria, desarrollo, familia) del otro.
Además, trenes y peces autóctonos gigantes impregnarán de “lisergia” los bloques de cemento y los pilares, que quedarán ilustrados como árboles en medio de la ruta.
Más allá del trabajo en casa, Pimentel y varios compañeros artistas llevan adelante un proyecto de “mecenazgo artístico colectivo”, Random Art Gallery.
“Hacemos exposiciones en espacios que gestionamos para que los artistas no queden adosados a las galerías. Queremos cambiar ese paradigma de que la pintura o la escultura son artes excluyentes”, explicó.
Random utiliza cualquier espacio que se preste, pone una entrada opcional y sortea entre quienes hayan colaborado con su bono una obra original de uno de los artistas del colectivo. “Así, las obras se vuelven muy accesibles hacia el público y esos fondos se reparten entre los artistas para que puedan comprar materiales”, subrayó Pimentel.
Nacido y criado en Monte Grande, el hoy artista a tiempo completo tuvo durante casi 15 años su taller en la ciudad hasta que se mudó a San Telmo, donde armó un atelier y divide el tiempo entre el desarrollo de su obra, los trabajos encargados por empresas publicitarias y, desde hace un mes, el mural solicitado por el municipio.
Hasta antes de encarar la tarea de sublimar bajo el puente, Leandro había trabajado en el Galpón de la Estación, un espacio del Estado comunal para recitales de bandas locales.
Ése fue el debut oficial para la comuna del joven discípulo de pinceles como Juan Herrera y Alberto Portillos, pero no el primero integralmente rentado. ¿La clave para llevar el sueño de vivir como artista a la realidad? “Persistencia”, afirma Leandro, parado sobre la banquina de la 205, sobre diez años de estudio, pasión y trabajo.
JJR-MDY
AUNO-19-07-2014