Un grupo de presos de una cárcel cordobesa encontró en el periodismo una forma de liberar sus pensamientos. En el penal 2 del barrio San Martín de la capital provincial, escriben textos para folletos, carteleras y periódicos murales. También realizan afiches y almanaques. Y una vez por año editan una revista cuyo nombre suena a declaración de principios: “Mordaza Cero”.
Se trata de un taller que se desarrolla desde 2002 en el área educativa del establecimiento penitenciario. El objetivo, según relató a AUNO-Tercer Sector una de las docentes que trabaja en la prisión, Fernanda Juárez, es “promover la adquisición de herramientas discursivas y comunicativas para elaborar textos y publicaciones periodísticas”, que permiten desnudar los sentimientos y deseos de quienes hoy están privados de su libertad.
La iniciativa cuenta con el apoyo del Fondo Mundial de la Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, tiene el aval de la Escuela de Ciencias de la Información, de la Universidad Nacional de Córdoba, y está coordinada por un grupo de docentes, egresados y alumnos de la institución.
Por eso, también “se abordan temas como la prevención de esas enfermedades y la promoción de los derechos humanos, para luego elaborar textos y campañas”, contó Juárez. Además, los reclusos comparten charlas con diferentes especialistas sobre esos temas.
La docente explicó que en ese espacio “se apuesta a generar una valoración positiva del grupo en relación a sus capacidades de producción y creación de textos periodísticos, para que ellos mismos puedan transmitir sus experiencias a otros internos desde ciertos códigos comunes“.
Con esa mirada, los presos escriben textos liberando su voz interior y hacen reclamos y peticiones, como los que figuran, por ejemplo, en la revista “Mordaza Cero”. Ese material periodístico es una recopilación textual de las actividades que los internos realizaron en el penal a lo largo del año.
Entre sus secciones se destaca “Que nos aflojen los grillos”, una palabra que en la jerga funciona como ‘grilletes’. Allí reniegan contra el sistema penitenciario por las revisaciones físicas “indignas y degradantes” que les realizan a quienes los visitan. También hay un espacio llamado “Alternativa de Escape”. En una de las notas de ese segmento le piden a la sociedad que les dé una oportunidad para reinsertarse.
“Una vez más intentamos aducir que atrás de cada preso existe una persona con sueños y esperanzas, con virtudes y con errores, que en este caso lo llevaron a desencadenar lo que hoy ustedes pueden apreciar… pero nuestra pregunta hoy es la siguiente: ¿La sociedad podrá reciclar de este inmenso basurero, que son las cárceles, separar y lograr crear una escultura de un hombre de bien o es que de un basurero nada se logra rescatar?”, reza el texto.
En esa línea, Juárez dijo que la reflexión sobre el uso de las palabras y las prácticas “ocupa un lugar central en el proyecto”, porque el conocer los modos que tienen los presos de nombrar el mundo y la cotidianeidad “permite comprender algunas lógicas del espacio carcelario, el encierro y el castigo en la sociedad, así como encontrar las claves para pensar la resistencia a este modelo, y la construcción de alternativas”.
Por último, Juárez adelantó que al taller se le sumará una nueva actividad, ya que en la actualidad trabajan en la conformación de un espacio “a partir del cual los presos podrán apreciar, durante encuentros con modalidad de cine-debate, distintas producciones audiovisuales con el fin de reflexionar, debatir y producir textos acerca de las mismas”.
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