Lomas de Zamora, agosto 16 (AUNO).- Un juzgado de Lomas de Zamora fue reconocido por la Suprema Corte de Justicia bonaerense por desarrollar experiencias de gestión judicial consideradas como “buenas prácticas”, que son mostradas como modelo de referencia para el sistema.
Las iniciativas, con una efectividad probada durante al menos dos años, fueron ideadas e impulsadas por Jorge López, magistrado que tiene a su cargo el Juzgado de Garantías Nro. 1 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora.
Se trata de tres propuestas. La primera fue creada para agilizar el trabajo de “relevamiento, organización y destrucción de viejos expedientes”; la segunda, para ordenar el juzgado para “una mejora continua”, y la tercera, para lograr “un equipo efectivo de alto desempeño”.
Estas fueron las primeras prácticas reconocidas del Departamento Judicial de Lomas de Zamora –el de mayor litigiosidad de la provincia de Buenos Aires– desde que se instrumenta el mecanismo para valorar estas iniciativas. Representa, también, las únicas experiencias de gestión judicial del fuero penal distinguidas en todo el territorio bonaerense entre 2015 y 2016.
Además de esos proyectos desarrollados por el Juzgado de Garantías lomense, hubo otras tres experiencias reconocidas a nivel provincial, que corresponden a la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Quilmes, el Tribunal de Familia Nro. 1 también de Quilmes y el Juzgado de Familia Nro. 2 de San Isidro.
El reconocimiento por “Buenas prácticas” e “Iniciativas de mejoras” se implementa en todos los fueros de Justicia de la Provincia desde 2011, como un modo de valorar y difundir experiencias que contribuyen a la mejora de la efectividad y la calidad del trabajo judicial.
Las experiencias reconocidas son incorporadas a un “Banco de buenas prácticas” que la Corte sube a la web, para que sean consultadas como modelos a replicar. En diálogo con AUNO, López, egresado de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), explicó el recorrido de estas propuestas encaradas con el objetivo inicial de mejorar el trabajo hacia el interior del juzgado.
-La Corte reconoció las experiencias que usted puso en práctica porque redundaron en beneficios concretos en la atención de la gente. ¿Cómo fue ese proceso de implementación? Una de las prácticas habla de Reingeniería y organización de los expedientes…
-Nosotros tenemos a cargo las viejas causas desde 1972 (cuando se inició el Departamento Judicial de Lomas de Zamora) hasta 1998 cuando se cambió el Código de Procedimientos. A cada juzgado (somos Juzgados de garantías constitucionales) nos dieron la tarea de resolver las causas pendientes de dos viejos juzgados, desde dictar sentencias hasta la destrucción. En muchas de esas causas el problema era que había gente con situaciones irresueltas. Por ejemplo, si alguien había sido procesado en el ‘80 y no tenía una resolución final de la causa se encontraba con problemas para conseguir trabajo porque, por ejemplo, no tenía certificado de reincidencia. Y si había sido citado como testigo desde un juzgado y no se había presentado o no lo habían encontrado en ese momento era muy común que quedara incorporado con una averiguación de paradero. Hay gente que tenía una averiguación de paradero desde los años 90 y, si la paraban en la calle, muchas veces quedaba demorada en una comisaría, aun cuando la causa estuviera prescripta. Podía perder todo un día.
-¿A qué estuvo orientada esa reorganización?
-A revisar todas las causas viejas, resolverlas y, si ya estaban prescriptas, a destruirlas. Esto requirió un cambio de mentalidad porque teníamos mucho trabajo y se consideraba como una pérdida de tiempo el hecho de tener que ocuparnos de causas de larga data. Lo que hicimos fue un protocolo para analizar qué había que ver en cada causa de esas llamadas de transición. En realidad, ya no tenía sentido leer toda la causa porque no había que instruirla. Entonces, dimos pautas precisas sobre lo que teníamos que observar. Al principio, llevó más tiempo porque hubo que dictar sentencia en causas viejas no prescriptas, pero luego ya fueron quedando las causas para revisar y destruir. Así fuimos cumpliendo los pasos y eso benefició mucho a la gente porque se levantaron pedidos antiguos de paraderos, de capturas que estaban dando vueltas sin motivo y se mandaron las causas al ProDE (Programa de Destrucción de Expedientes). De unas cien causas en un año pasamos a 3 mil y pico resueltas en el mismo período. En Lomas, ahora somos los que más cerca estamos de liquidar los juzgados que nos tocaron. Nos quedan solo unas 200 causas viejas.
-Otra de las prácticas validadas también apunta a un trabajo más expeditivo. ¿Cómo lograr que eso no quede en una declamación?
-Buscamos ir a acciones concretas y probar su eficacia. La idea es “la organización para la mejora continua”. Antes cada empleado guardaba su modelo de despacho de causas y usaba el propio. Nosotros creamos modelos preestablecidos para un despacho más rápido de las causas. Tanto para otorgar o denegar solicitudes, como por ejemplo un pedido de allanamiento. Están digitalizados y dentro de unas carpetas que todos los integrantes del juzgado tienen en sus máquinas. Ya estamos cerca de los 500 modelos estandarizados, que nos permitieron ahorrar tiempo y unificar los criterios del juzgado. Fue un trabajo en el que me orientó un juez que ya falleció y yo le sumé otras cosas. La idea de promover una mejora continua también incluye capacitarnos en distintos temas y ampliar nuestra competencia. Cuando se creó el Código de Procedimientos nuevo en 1998, el juez de Garantías estaba más limitado. Tenemos que verlo como un tercero imparcial al que le pide la Defensoría y la Fiscalía; el tercero que mira el expediente y su trabajo con el tiempo se fue ampliando. Necesitábamos capacitarnos.
-La última práctica probada pone el foco en el trabajo en equipo. ¿Cómo se apunta a eso en un ámbito y con funciones más bien estructuradas como parece ser un juzgado?
-Si queremos lograr un equipo efectivo de alto desempeño, tenemos que enfocarnos al potencial de cada persona. Capacitarlos, evaluarlos, hacer diagnósticos anuales, con autoevaluaciones, donde se analizan las motivaciones, el funcionamiento del grupo, la organización del sistema dentro del ambiente laboral. Nosotros somos 15. Además de mí, un secretario, seis auxiliares letrados (antes prosecretarios), una planta de empleados de oficial mayor hasta auxiliar tercero y una ordenanza. La idea fue apuntar a un tipo de gestión horizontal para que la información fluyera todo el tiempo desde la mesa de entradas hasta el funcionario, que fuera y viniera. Salir del aislamiento del sistema vertical tradicional con el juez en la cúspide y todo lo demás hacia abajo. Para eso, me fue de gran ayuda el manual de gestión horizontal radial del juzgado Contencioso Administrativo Nro. 1 de San Isidro, que fue el primero en validar buenas prácticas. Después, me nutrí de cursos de gestión y un sistema japonés que trasladé a la gestión pública. Cada año hacemos una encuesta de autoevaluación y de satisfacción laboral y con eso vamos ajustando cuestiones que hacen al ambiente de trabajo. Después voy sacando estadísticas del juzgado. La cantidad de causas que lleva cada uno, los tipos de delitos. La idea del juzgado es que todos lleven todo tipo de delitos y que vayan aprendiendo con nuestras guías. Cada empleado tiene un funcionario a cargo que le hace de consultor, más allá de que cada funcionario (secretario y auxiliar letrado) tiene sus causas. Tener un buen ambiente laboral nos hace que el trabajo sea mucho más eficiente y hacia afuera genera una respuesta casi inmediata a lo que viene, la optimización de tiempos de trabajo y cumplir con los plazos procesales del Código de Procedimientos nuestro.
-¿En qué puede verse eso concretamente?
-Con una comunicación más fluida, logramos acelerar algunos trámites. Para ir a un ejemplo que puede alcanzar a muchos: cuando a alguien le roban el auto y ese auto aparece, el registro automotor que le da de baja te pide un certificado. Eso, a veces, puede llevar una semana y nosotros tratamos de hacerlo en el día. También logramos agilizar mucho los trámites en casos de probation. Hacemos un seguimiento de principio a fin, pero tratando de evitar citaciones intermedias innecesarias a las víctimas, en caso de que, por ejemplo, decidan recibir un resarcimiento económico. Y fundamentalmente, tratamos de facilitar el acceso de la gente a la justicia. Con esa idea también creamos un blog del juzgado con una guía de trámites. Ahora falta que la gente sepa que existe el blog y lo consulte.
-En un contexto tan complicado, en el que se pone tanto la lupa en el sistema judicial, ¿qué significa el reconocimiento en un Departamento Judicial como el de Lomas de Zamora?
-Hemos mejorado mucho y esto es un estímulo porque no es fácil llevar a cabo todo esto.
En este momento ser juez de Garantías es un desafío y dentro del poder judicial es muy complicado. Siempre estás en el ojo de la tormenta porque sos el que resuelve quién queda dentro y quién queda afuera en la primera etapa de instrucción. Después empiezan a intervenir otros tribunales. Vamos cumpliendo las metas que nos proponemos pero tenemos que ir superándonos. Apuntar a la mejora continua. Ver con qué contamos, qué tenemos que mejorar, llevarlo a la práctica y medirlo. Así todo el tiempo, como en un círculo.
MJM-GDF