Un club a la medida de los pies grandes

Más de 7 mil mujeres son socias del «Club del pie grande”, una organización que asesora y vende zapatos a mujeres que calzan más de 40. El club nació hace diez años ante la falta de talles. En Argentina no hay una ley que regule esta situación. “La Cámara del Calzado no tiene peso político, los únicos que nos pueden ayudar son los del Ministerio de Industria pero tampoco pasa nada”, opinó la fundadora del club. (*)

Denise Ríos

Lomas de Zamora, junio 9 (AUNO) – En la calle Acevedo al 119, casi en la esquina de Murillo, en el barrio porteño de Villa Crespo, se encuentra el lugar que muchas mujeres buscan pero que pocas saben que existe. Desde pocos metros antes se puede divisar el gran cartel, apoyado en un árbol, que indica la llegada al local. Tiene la persiana a medio abrir y poca iluminación, parece cerrado pero no: la dueña, Inmaculada Ruiz Santana, abre la puerta. Un ovejero alemán descansa en el piso rodeado de estanterías con cientos de zapatos: borcegos, stilettos, botas… El aroma a cuero invade el ambiente. Sobre el mostrador, seis paquetes envueltos en papel madera listos para ser enviados a distintos puntos del país. “Tenemos 70 mil seguidores entre los perfiles de Facebook y la tienda online. Ya no damos a basto”, dice la fundadora del Club del pie grande.

Más de 7 mil mujeres son socias de este club. El 28 por ciento calza 41, el 22 por ciento, 42, y el 11 por ciento, 43. El resto tiene hasta talle 50. Inmaculada creó este emprendimiento como una necesidad propia: calza 41 y sus cuatro hijas, entre 42 y 43. Cansada de no encontrar lo que buscaba, de siempre tener que usar zapatillas o modelos “de señora grande”, tomó la iniciativa de buscar artesanos del calzado para ella y para recomendar a los demás. Luego, comenzó a enviar los paquetes a aquellas personas que viven lejos de Buenos Aires. Hoy tiene su local, sus proveedores y sus propios clientes en todo el país. “Empezó como una necesidad social, pero luego se fue convirtiendo en algo comercial porque de algo tenía que vivir y tengo mucha demanda”, se sinceró.

Una joven se asoma a la puerta. Inmaculada va a abrirle: es una de las clientas de siempre. Se llama Fabiana, tiene 22 años y calza 42: quiere unas botas negras. Después de calzarse tres modelos y mirarse al espejo sonriente, elije unos borcegos de charol y sale del local con la satisfacción de saber que en el Club del Pie Grande siempre va a encontrar lo que no consigue en otras zapaterías. Acá los zapatos son casi todos de cuero y los modelos de invierno son los que están de moda, también hay para fiesta. La variedad es inmensa: hay chatitas, con plataforma, con taco. “Ahora estamos trabajando una línea para veganas pero no se venden mucho: la gente quiere cuero. Los zapatos son caros pero nuestros clientes buscan algo bueno, no les importa gastar. De hecho los modelos más baratos son los que menos se venden. Además tenemos calzados de moda, no modelos de vieja, que es lo que la gente asocia con los pies grandes.”

Mónica es otra de las mujeres que maneja el Club: “Empecé siendo una clienta y acá estoy”. Calza 42 y luce orgullosa unas botas negras con base baja. “Acá solo trabajamos con mujeres, pero los hombres también tienen problemas”. En la web, páginas como Vasto, Free Confort y Zapatillas Grandes fabrican e importan zapatos y zapatillas hasta el número 52.

La Ley de Talles no contempla los números de calzado. Serían muchos los costos de fabricar más números, más hormas, más bases y gastar más material. Para la indumentaria, esta legislación contempla un préstamo con el objetivo de que las PyMEs inviertan en nuevas molderías, pero no abarca a la industria del calzado. “Al local vinieron un montón de diputados, pero ya no los atiendo porque los proyectos quedan en la nada y ellos lo único que quieren es plata. La Cámara del Calzado no tiene peso político, los únicos que nos pueden ayudar son los del Ministerio de Industria pero tampoco pasa nada”, explicó Inmaculada.

Cada vez hay más emprendimientos: Zinderella Shoes en Capital Federal, Huma Calzados en Lomas de Zamora, Los Palacios en San Justo. Pero “Dios solo atiende en Buenos Aires”, dice Inmaculada, que tiene la fuerza y las ganas de poner su propio taller pero no hay ley ni ayuda estatal que la acompañen.

(*) Nota realizada para la materia Taller de Periodismo Gráfico
AUNO 09-06-2017
DR-AFG

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