Lomas de Zamora, febrero 6 (AUNO).- “Sentir que torturan a otro es terrible, duele más que lo que le están haciendo a uno. Que te despierten a cualquier hora de la madrugada para mostrarte la foto de un acribilladlo para ver si lo conocías, sentir el ruido de los cerrojos, los simulacros de fusilamiento…” Rubén “El Polaco” Schell es una de las más de 250 personas que estuvieron detenidas-desaparecidas en el Centro Clandestino de Detención Pozo de Quilmes entre 1975 y 1979.
Como tantos otros sobrevivientes, consideró que la transformación en un sitio de memoria del edificio ubicado en Garibaldi 650, esquina Allison Bell, en el partido de Quilmes —también conocido como “Chupadero Malvinas”—, viene a saldar una antigua deuda de la democracia.
Schell, militante peronista de 22 años y sobrino-nieto del obispo de Lomas de Zamora Alejandro Schell, fue secuestrado el 12 de noviembre de 1977 al mediodía en la puerta de su casa en Temperley, arrojado al piso de un auto y trasladado al Pozo de Quilmes. “A mí me tiran en el piso del auto, porque en el baúl llevaban a otro compañero. Hacen una recorrida, buscando a alguien más que no encuentran, y venimos a parar a acá”, detalló en diálogo con El Cruce. El sonido de un portón corredizo al abrirse, el motor del auto que se detiene, una venda sobre los ojos, empujones, la espalda contra la pared y un simulacro de fusilamiento dieron comienzo a lo que serían “102 días de horror” que quedaron grabados en su memoria.
De aquellos meses, además de las torturas a los compañeros, “lo más terrible” para “El Polaco” fue el interrogatorio del sacerdote Christian Von Wernich, hoy condenado a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad: “No me tocó, pero me torturó más que ninguno. Me escarbaba el alma, la fe, la convicción religiosa. Me preguntó qué hacía con la iglesia, a que iglesia iba, con quién me juntaba. Fue terrible el interrogatorio del siniestro personaje ese”. “Te van a cerrar la puerta, te van a dar vuelta la cara, si es que salís”, repetía Von Wernich para atormentar a Schell, católico por convicción, quien remarcó la participación de la Iglesia en el terrorismo de Estado: “Fue una dictadura cívico, militar, eclesiástica”. El 9 de octubre de 2007 el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata condenó al ex capellán de la policía bonaerense a la pena de reclusión perpetua, por los “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del genocidio que tuvo lugar en la Argentina entre 1976 y 1983”.
Además de las “situaciones horrendas”, Schell también hizo hincapié en la relación entre los compañeros y con una anécdota graficó el modo en que se apuntalaban entre ellos: “Cuando logramos tener un colchoncito, porque primero dormíamos en el piso, yo lo doblaba y empezaba a caminar alrededor. Si empezaba a silbar ‘Yesterday’, eso quería decir que estaba bajón, bajón. Entonces, los muchachos me decían: ‘Te estás dando máquina solo, Polaco’, me empezaban a hablar y me levantaban. Nos dábamos fuerza mutuamente”.
Luego de más de tres meses de estar detenido de forma ilegal, Schell fue liberado el 21 de febrero de 1978. “Quedate ahí una hora, sino te matamos. Uno más no hace nada…”, le dijeron al dejarlo en la ruta. Schell permaneció en la misma posición por un lapso de tiempo que aún no sabe especificar. Después, se quitó la venda de los ojos, se libró de las esposas corredizas y, de cara a las estrellas, dio “gracias a Dios” de estar vivo. Una fábrica Peugeot le sirvió de referencia para ubicarse: lo habían liberado en la Ruta 2. En la rotonda de Alpargatas se encontró con un retén por el que había pasado con sus secuestradores antes de que lo liberaran. “Pasé entre los dos policías esos como si fueran dos postes. No me dijeron nada, porque sabían que era el paquete que habían tirado”.
Dos pesos que un oficial le dio antes de que lo sacaran del Pozo de Quiles le sirvieron para tomarse un colectivo hasta de Pasco y Caaguazú. “Cuando pisé la esquina, a cuatro cuadras de mi casa, me largué a llorar a moco tendido hasta llegar a mi casa. Vi todo cerrado. Me recibió un gato blanco que tenía. Como tampoco encontré la llave, entré por entre unas rejas del fondo. Mi vieja no estaba, no había nadie en la casa. A la mañana siguiente, me levanté y fui a golpearle la puerta al ‘Gallego’ Manolo, el almacenero del barrio, con quien estaba hablando cuando me secuestraron. Y de ahí fui a la casa de mi novia, que es mi señora en la actualidad”.
Luego de reencontrarse con su madre, familiares y amigos, Schell retomó su vida, “sin olvidar a los compañeros”. Aunque a la semana había empezado a trabajar en una obra, junto con su suegro, 1978 “fue un año sabático” en cuanto a “canalizar la militancia”, pues siempre había un Falcon que seguía sus pasos: “Estaban vigilando”.
Ya en democracia, el 18 de mayo de 1984, Schell volvió a ingresar al edificio de Garibaldi 650, en el marco del reconocimiento realizado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), junto con una decena de testigos: “Entramos y dije: ‘En esa pared me hicieron un simulacro de fusilamiento, ahí al fondo está la cama donde nos torturaban y por ahí tiene que estar la cisterna donde se escuchaba el ruido del agua’. Sigo caminando y me encuentro una pared con un nicho de gas donde tenía que estar la escalera; entonces pido abrir la puerta del gabinete y ahí adentro estaba la escalera tapiada. Después, cuando subimos al sector de los calabozos, todos saltamos al sentir el pasador. Son cosas que te quedan impregnadas, los olores, los ruidos, reconocer el espacio con los ojos cerrados”. Durante la inspección de la Conadep, “El Polaco” encontró unas palabras que había escrito con una moneda en una de las paredes de su celda, debajo de capas de pintura: los nombres de su madre y de su esposa.
CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
El 30 de noviembre pasado la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires aprobó por unanimidad el Proyecto de ley que establece la creación del “Sitio para la Memoria, Defensa y Promoción de los Derechos Humanos ex Centro Clandestino de Detención Pozo de Quilmes”, elaborado por la Asociación Civil Colectivo Quilmes Memoria, Verdad y Justicia, con apoyo de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM)(Comisión Provincial por la Memoria (CPM)), y presentado por la diputada del Frente para la Victoria (FPV)-Partido Justicbq). ialista (PJ) Evangelina Ramírez. Luego, la propuesta pasó al Senado, donde el 21 de diciembre de 2016 recibió el aval de todo el recinto.
La elaboración del proyecto comenzó a gestarse el 21 de marzo de 2016, en el marco de la presentación de la edición ampliada del libro Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto, de la periodista María Eugenia Ludueña, que contó con la presencia de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y Ramírez. En esa oportunidad, las distintas organizaciones, familiares y ex detenidos desaparecidos-desaparecidos presentes convocaron a una reunión a principios de abril para crear el Colectivo Quilmes Memoria, Verdad y Justicia (CQMVJ) y empezar a trabajar lo que sería el Proyecto de ley.
La secretaria del Colectivo, Viviana Buscaglia afirmó que, a partir de ese momento, se comenzó a conformar una agrupación “con distintas expresiones, incluso algunas de partidos políticos, pero no mayoritarias, donde priman las organizaciones sociales y estudiantiles”. “Los organismos de Derechos Humanos siempre bregamos porque el ex Pozo de Quilmes fuera un Sitio de Memoria, pero nunca se pudo lograr, hasta ahora”, sostuvo Buscaglia, quien también se desempeña como secretaria de DDHH de la CTA del partido e integra el programa Jóvenes y Memoria. En la actualidad, la Asociación Civil Colectivo Quilmes Memoria, Verdad y Justicia está constituida por organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles, culturales y comunitarias, sobrevivientes y familiares de desaparecidos y ex detenidos.
Uno de los puntos más relevantes a la hora de armar el Proyecto fue decidir qué lugar ocuparía el Estado. “Estábamos convencidos de que el Estado tenía que tener una participación en todo esto, pero que la ley tenía que sortear las coyunturas político-partidarias, es decir, que no podíamos pensar en el tema del Pozo de acuerdo a los momentos territoriales y quienes gobernaran, sino que esto tenía que trascender e ir más allá. Entonces, decidimos que el Colectivo gestionara el espacio y la CPM tuviera la propiedad del sitio”, explicó a El Cruce.
Una vez finalizado, el proyecto fue presentado de forma oficial en junio. A partir de ese momento, el Colectivo y Ramírez comenzaron a buscar los consensos necesarios para lograr su aprobación. La propuesta contó con el apoyo de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo; el secretario de DDHH de la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón; y el subsecretario de Promoción de DDHH bonaerense, Federico Di Bernardi, entre otros.
Buscaglia señaló que Cantón se mostró “totalmente de acuerdo en que sea el Colectivo de la sociedad civil el que gestionara el sitio. Dijo que el parecía una experiencia muy interesante y que podía servir para próximas experiencias de gestiones de sitio. También pidió un lugar para el Poder Ejecutivo Provincial y otro para el Municipal. Le dijimos que sí, pero que la mayoría, en el caso de nuestra ley, la tenía que tener el Colectivo, tanto en participación, como en decisión, porque era realmente un colectivo muy plural, que representaba distintos estamentos de la sociedad civil”.
En sintonía con la referente del CQMVJ, Ramírez destacó la “construcción colectiva, participativa y comunitaria”, tanto hacia adentro, para desarrollar el Proyecto de ley, ya que “el Colectivo es un espacio muy diverso y heterogéneo”, como hacia afuera, pues la norma “implicó un consenso que llevó a trabajarla de manera colectiva con todos los actores políticos”.
En ese sentido, Schell espera que la ley “siente precedente para otros espacios”. “Esta salió mucho mejor de lo que venimos sufriendo con el Pozo de Banfield”, afirmó el ex detenido-desaparecido y miembro de la mesa permanente de Barrios por Memoria y Justicia de Lomas de Zamora. Respecto a la gestión del Sitio por la Memoria creado en el ex Pozo de Banfield a partir de un convenio tripartito entre Nación, Provincia y la Municipalidad, Schell cuestionó que “el Municipio termina copando la parada”. “Acá es espectacular, porque somos distintas corrientes políticas y de pensamiento con un solo objetivo. Entonces, no hay ningún tipo de discusión, de diferencias, de celos, ninguna de esas bajezas humanas. Nosotros siempre tuvimos una consigna: ‘La sangre derramada no será negociada’. Me mata, me pone mal que estén viendo si consiguen un puestito cuando hay sangre de compañeros de por medio. Yo me planteé una misión de vida. Sigo mi vida normal, trabajo, tengo una familia, pero la Memoria de los compañeros no la voy a perder nuca”, subrayó el sobreviviente.
“CHUPADERO MALVINAS”
Entre 1975 y 1979 la Brigada de Investigaciones de Quilmes función como “Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio” (CCDTyE), que formó parte del Circuito Camps, como se conoce a la red de 29 campos de concentración bonaerenses, dependientes de la Jefatura de la Policía provincial, a cargo del general Ramón Camps.
Según los testimonios de sobrevivientes, incluidos en el Informe Nunca Más, elaborado por la Conadep, la Brigada se componía de dos edificios separados con comunicación interna: un chalet de dos plantas, donde funcionaban los departamentos judiciales, con acceso por la esquina Garibaldi y Allison Bell, y un edificio de cinco plantas, donde se ubicaban los calabozos y las salas de tortura, al cual se accedía por un garage ubicado sobre Garibaldi, “atravesando un portón pesado con riel”.
Se calcula que más de 250 personas estuvieron detenidas en el edificio, el cual no estaba preparado para nacimientos en cautiverio, por lo que muchas veces las embarazadas eran trasladadas al Pozo de Banfield.
El desmelenamiento del “Chupadero Malvinas” comenzó en julio de 1978, con la liberación y el traslado de los últimos presos. Sin embargo, el lugar volvió a alojar presos ilegales bajo la denominación de “Omega” durante los primeros tres meses de 1979.
MEMORIA DEMOCRÁTICA, PLURAL Y ABIERTA
La Ley 14.895, publicada en el Boletín oficial del 1 de febrero de 2017, declara “Bien de Interés Histórico Cultural de la Provincia de Buenos Aires” al edificio ubicado en Garibaldi 650, donde se desempeñó la Brigada de Investigaciones y en la actualidad funciona la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) del distrito, ambas dependientes del gobierno provincial. El artículo 3 de la norma establece un plazo de 60 días a partir de su sanción para la desafectación del inmueble, el cual será cedido en comodato a la CPM por 99 años. La diputada del FPV-PJ señaló que “en el tema de los DDHH se necesita sostenibilidad en el tiempo y la CPM, en ese sentido, lo garantiza”. Para Ramírez, el Estado tiene que financiar el “funcionamiento y la preservación” de los espacios de Memoria, pero estos “deben ser gestionados mediante la participación comunitaria y ciudadana de aquellos que fueron parte y quienes que hoy están reconstruyendo y trabajando el tema de Memoria”.
El artículo 8 de la Ley establece la formación de un Consejo para la gestión del sitio, conformado por “tres integrantes designados por la CPM, un integrante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, un integrante de la Municipalidad de Quilmes y las personas, instituciones y organizaciones integrantes del Colectivo Quilmes, Memoria, Verdad y Justicia, constituido a 40 años del golpe genocida a partir de la iniciativa Más que Nunca, Nunca Más, quienes conformarán la mayoría en el Consejo”.
La directora General de Áreas de la CPM, Sandra Raggio, remarcó la importancia de la creación de un sitio de Memoria, en el lugar donde funcionó un centro clandestino de detención y hoy hay una dependencia de la Policía, para continuar con las “políticas de reparación”. “Que el propio Estado decida crear ahí un espacio para recordar lo que pasó, trabajar para la democracia y defender los DDHH es, sin lugar a duda, un avance muy importante para la resignificación del pasado y para la democracia en sí misma”, enfatizó Raggio en diálogo con El Cruce.
La referente de la CPM también hizo hincapié en la gestión del Sitio, que contará con “plena participación de organizaciones sociales, víctimas, familiares y organismos de DDHH”, con el fin de garantizar la “autonomía e independencia suficiente para que continúe funcionando, sea cual sea el Gobierno, tanto municipal, como provincial”. Raggio remarcó que “la Memoria tiene que ser democrática, plural, abierta y no debe tener una sola mirada, sino que tiene que albergar las perspectivas” y apuntó que la norma que define al ex Centro Clandestino de Detención Pozo de Quilmes como Sitio para Memoria “consagra una modalidad de gestión de las políticas públicas de Memoria de modo tal que las institucionaliza y las transforma en políticas de Estado a largo plazo, que es lo que debe suceder”.
“La idea es que en febrero se constituya el Consejo y, luego, empezar a diseñar los primeros pasos. En principio, trabajar en la desafectación y entrega del inmueble, y en la conservación de los lugares emblemáticos del CCDTyE. Después, pensaremos la propuesta a desarrollar en el sitio”, detalló la directora de la CPM. El espacio tendrá por fin contribuir a mantener viva la historia reciente de nuestro país; fomentar el estudio, la investigación y la difusión de los hechos vinculados al terrorismo de estado; elaborar un archivo y centro de documentación especializado en Memoria y DDHH; apoyar el desarrollo de los juicios por crímenes de la humanidad; colaborar en la búsqueda de detenidos-desaparecidos y la recuperación de los nitos apropiados; y desarrollar actividades educativas, culturales y artísticas de promoción y protección de los DDHH, entre otros.
“Poder tener la gestión de ese lugar es maravilloso, más en los tiempos que corren, con la situación en perspectiva de derecho que estamos viviendo y de retroceso. Todavía el Pozo de Quilmes no se juzgó y el espacio va a ser un lugar muy importante como prueba testimonial”, expresó Buscaglia y manifestó la “necesidad” de tomar posesión del espacio para “seguir haciendo desde ese lugar”.
Raggio, Ramírez, Schell y Buscaglia comparten el deseo de conmemorar el 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, desde el “Sitio para la Memoria, Defensa y Promoción de los Derechos Humanos ex Centro Clandestino de Detención Pozo de Quilmes”. La resignificación de este espacio marcado por el horror de la última dictadura sienta un precedente para otros los sitios de Memoria, pues en su gestión primará la participación comunitaria y ciudadana, a través organismos de DDHH, organizaciones sociales, víctimas y familiares, con el fin de garantizar su continuidad con independencia del gobierno de turno.
AUNO 06-02-17
GN-GDF