En Carnaval la gente se divierte con las murgas de cada barrio o localidad del país. Pero además de los corsos, si hay algo que es sinónimo de carnaval, esa es la “bombucha”. La pregunta es ¿Por qué?
En Argentina, el carnaval se asocia a los ritos precolombinos de las cosechas y de la tierra. Jugar con agua apunta a una intención purificadora, donde el líquido cobra poderes de desencantamiento o produce milagros mágicos.
La “teoría” de la purificación se corrobora con otros relatos de la historia. Allá por el 1600 en Génova, Italia, los habitantes arrojaban huevos rellenos con agua desde las ventanas para recibir a los visitantes que ingresaban a la ciudad. La idea era purificarlos. Podría ser el primer rastro histórico de los globos de agua, una tradición que ya lleva décadas.
Es que el globito, o la bombita de agua es una costumbre de los veranos argentinos. Se pueden conseguir bolsas en cualquier kiosco. La bolsa clásica que se vende en la actualidad trae 100 globos con variedad de colores. Sin embargo, no siempre fue así.
En un principio, se vendían sueltas, porque la bolsa que venía con globos de distintos colores era más cara. Además, el precio difería según el tamaño. Las más pequeñas valían monedas y eran las más compradas por los más chicos.
Encontramos un par de batallas interesantes:
Cuando los más grandes recuerdan cómo era el carnaval en su juventud, la guerra barrial de globitos de agua es una de las anécdotas más recurrentes. ¿Cómo es el mercado actual de un artículo tan singular?
Primero, el nombre. “Está en el imaginario colectivo. La marca se emparentó directamente con el producto en sí mismo, no hay otra forma de llamarlo”, señaló Roberto Poletto, gerente de ventas de Cidal, la empresa que comercializa las Bombucha.
¿SE VENDEN COMO ANTES?
Poletto remarcó que con la reinstauración de los feriados por carnaval “todos los productos asociados a estas fechas aumentaron sus ventas”. Pero destacó que la bombucha expandió su venta al convertirse en un juego de verano, y no sólo de los días de Carnaval.
“La venta creció porque se transformó en un juego de pileta y de colonia de vacaciones”, precisó.
La marca Bombucha también incluyó otros productos, como flotadores o kits de verano para la playa (balde, pala y rastrillo). A pesar del crecimiento de la marca, Poletto afirmó que “todavía no se llegó a igualar a los valores pico de venta de la década del `80, aunque se van acercando”.
100 bombitas en un minuto: aprendé.
¿BOMBUCHA HAY UNA SOLA?
Al cambio de época, la empresa sumó un obstáculo particular: “Concretamente en Bolivia, si bien nuestra marca es sinónimo del producto, entró mercadería con el mismo diseño y con nombres similares como “bombucho”, o “bombuchoso”, y eso nos perjudicó”.
Este muchacho llenó un píleta con 10.000 bombitas ¿Récord?
Hay cosas que con los años siguen vigentes y la bombucha se mantiene como un clásico del verano, aunque algunos hábitos cambien. Así que no te sorprendas si al salir a ver el desfile de la murga de tu barrio, recibís un bombuchazo. Estamos en Carnaval.