Teatro físico sobre individuos alienados

_Precipitación_, notable obra dirigida por Ximena Romero, es una invitación a afinar la mirada acerca de la vida actual, cotidiana, urbana y vacía.

María Luz Carmona

Lomas de Zamora, mayo 14 (AUNO).- Lo que sucede en la puesta teatral Precipitación es intenso y conmovedor. Los cuerpos en escena están en constante movimiento, van y vienen, transpiran, se agitan, llegan al límite, tocan fondo, experimentan el agobio, el desequilibrio, la oscuridad interior. Están desbordados. La exploración de la fisicalidad de los actores llega al máximo y genera gran belleza. La obra despertará en el observador la curiosidad por saber qué les sucede a los personajes, qué sienten, hacia dónde van, cuál es su búsqueda. También activa una necesidad por ver más y más eso que está oculto, lo que se manifiesta aún en la ausencia de palabras y que se devela a través del lenguaje corporal.

Esta creación de la coreógrafa y directora Ximena Romero es una puerta de entrada para observar lo que ya está ocurriendo ahí. Es una invitación a afinar la mirada acerca de un estado del individuo en la vida cotidiana, urbana y actual. La obra estrenará en el Galpón de Diablomundo (Almirante Brown 3589, Temperley) el viernes a las 21, y se la podrá ver también el sábado a la misma hora.

“Veo a los personajes cada vez más abismados, oscilando entre un devenir manada y un devenir masa. Bestias y hombres. Cuando trabajamos en la creación de la obra teníamos la imagen de hombres siendo ratas de laboratorio. Nos sobrevolaba fuerte la idea de campos de concentración”, adelanta Romero a AUNO. “La puesta también representa algo que sucede en los espacios regulados de nuestras sociedades capitalistas, donde los movimientos tienen sus direcciones, velocidades y fines predeterminados: shoppings, edificios de oficinas, autopistas”, agrega la joven creadora.

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Cinco actores caminan ligero y sin rumbo, como verdaderos autómatas urbanos. Se chocan pero no se miran, no hay adónde ir, no hay eje, no existe la meta, el objetivo. Hay prisa sin sentido. Los personajes habitan la confusión, la tormenta, el ruido mental. Se trata exactamente de ese estado interno que experimenta el individuo alienado. Es un estado del ser y el estar, en total ausencia del sentir. Desconectados. Los personajes huelen a putrefacción, hacen carne la “no-presencia”, una manera de vivir la vida. Una forma de relación con el otro, con el entorno y con uno mismo. Caminan siempre rápido, se arrastran por el suelo, llevan la misma vestimenta: saco y pantalón gris. Son cuerpos sin identidad, sin subjetividad ni nombre, como una verdadera masa homogénea y opaca, sin brillo.

De hecho, eso representan: la vida gris, tanto como el cemento y los edificios de la gran ciudad. Los ojos están desorbitados, perdidos. Cuatro mujeres y un hombre sin rumbo, carentes de afectividad. Parecen zombies, cuerpos experimentando la vida sin sentido, vacía, carente.

“Las singularidades que aparecieron a medida que los actores se implicaban con las consignas, durante el proceso de creación, es lo que despertó en mí todo un mundo. Entre todos lo fuimos atrayendo. La creación de la obra es un trabajo de hormiga, casi arqueológico. Hace falta mucha sensibilidad y paciencia. Y los actores la tienen”, resalta Romero.

Durante el proceso creativo, que llevó dos años de experimentación y trabajo constante, diversos autores y directores fertilizaron la búsqueda. Entre ellos, Samuel Beckett, Gilles Deleuze, Roy Andersson, Elias Canetti y Friedrich Nietzsche. Fue precisamente leyendo al autor de Así habló Zaratustra que tuvieron la idea de traer al “tiempo” como una fuerza que pone en movimiento los cuerpos. Es el tiempo, o mejor aún, lo intempestivo, lo que se precipita sobre los personajes en la figura de la Tierra moviéndose, sacándolos del adormecimiento, devolviéndoles un cuerpo vibrátil, arrojándolos de vuelta al caos, al cosmos, a la vida.

El elenco —Vanesa Aloi, Norma Bianco, Priscila Velasques, Carla Porroni y Rubén Carmona— desarrolla al máximo la técnica del teatro físico e improvisación (action theater). El diseño de luces está a cargo de Lamberto Arévalo; la musicalización es de Alejandro Taliano. Las ideas iniciales de la escenografía y el vestuario fueron de Sofía Cobas Alé; y la asistencia de dirección es de Vanesa Aloi.

AUNO-14-05-2018
MLC-MDY

**Fotos: gentileza de Precipitación*

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