Soja Transgénica: sigue el debate

A pesar de haberse convertido en la principal fuente de divisas, la soja es acusada de generar pérdidas “irremediables” en la productividad del suelo.

Por Cecilia Díaz

(AUNO-TERCER SECTOR*) Mientras que diferentes sectores del agro argentino promocionan a las recientes exportaciones de soja como una variante significativa para lograr un crecimiento económico, la Asociación por la Defensa de los Derechos Aborígenes (ADA) advierte que la siembra masiva de sus semillas transgénicas “está fundiendo la tierra”.
Durante el Foro Social Mundial realizado en Buenos Aires, se escuchó una sentencia contundente: “en cinco años más, la tierra no va a servir para nada”. La afirmación proviene del presidente de ADA, Andrés Madariaga, quien argumentó que la utilización en las plantaciones de un herbicida tan poderoso como el glifosato “haría desaparecer por completo la vida biológica propia del suelo”.
“Nosotros no queremos trabajar con plantaciones de transgénicos, queremos trabajar cuidando nuestro suelo –que es el que nos da vida”, explicó Madariaga.
Las consecuencias ambientales del uso de los transgénicos y sus herbicidas ya son visibles en el norte de Santa Fe y Chaco, donde las zonas de desertificación son cada vez más grandes. Es por eso que distintos movimientos de campesinos le exigen al Gobierno nacional que se frenen las plantaciones masivas de soja que invadieron las provincias de Formosa, Santiago del Estero, Córdoba, Chaco y Santa Fe.
“Particularmente, nuestra comunidad está pidiendo una reivindicación de la ley 23.202 que protege los derechos de los aborígenes y su relación con la tierra. Ya que quienes siembran esta soja son inversores extranjeros, dueños de multinacionales, a los que no les importa en absoluto la tierra argentina. Y nosotros debemos hacer que se nos respete, para volver a sembrar nuestras semillas y vivir –así- dignamente”, subrayó el presidente de ADA en el marco del panel de Economía Social y Solidaria del foro.
Los reclamos de las comunidades cuentan con el apoyo de un grupo de ambientalistas, quienes se oponen a que las plantaciones de soja transgénica reemplacen a las tradicionales de trigo, maíz y girasol, arguyendo que las pérdidas de la diversidad biológica serían “irreparables”.
Una vez más, el “semillero del mundo” abre el debate sobre una soja tan glorificada por sus valores proteicos y tan cuestionada por la sospecha de destruir el medio ambiente. Construir un modelo económico diferente que privilegie el futuro del suelo y el país es la propuesta de un sector que hoy pide ser escuchado.
Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector

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