“Ser dueños de nuestras palabras implica una gran responsabilidad”

Lo dice Esteban Schoj, uno de los 130 trabajadores de la cooperativa “Por más tiempo” que autogestiona la publicación del ahora semanario Tiempo Argentino. El periodista repasa en esta entrevista cómo vencieron “el lockout patronal y el vaciamiento de la empresa”. (*)

Eugenia Muzio

Lomas de Zamora, abril 28 (AUNO)- “Nos dimos cuenta que teníamos un público que nos estaba esperando”, reflexiona Esteban Schoj, periodista y socio de la cooperativa que formaron los trabajadores de Tiempo Argentino. Gracias al camino de la autogestión ahora son “dueños de sus propias palabras” y pueden “llevarle a la gente la realidad que en otros medios no se dice y que estaba faltando sin Tiempo”, agrega, entusiasmado, con ganas de contar, y cuenta mucho.

Los redactores del diario ya no acatan órdenes. Sus patrones se retiraron, los abandonaron, sin embargo los asientos de la redacción no están vacíos: los llenan 130 periodistas que además de seguir informando con su particular visión de la realidad tomaron las riendas de un proceso de vaciamiento que hubiese dejado sin voz a muchos trabajadores. Esa voz que alza Schoj para repasar la historia de una lucha.

¿Cómo se vivió el vaciamiento?
Nuestro último sueldo fue el 5 de diciembre del año pasado, que correspondía al del mes anterior; empezamos con el atraso del aguinaldo de fin de año y a partir de ahí atravesamos todas las instancias de incumplimiento de los pagos. Estábamos acostumbrados a que la patronal de Sergio Szpolski y Matías Garfunkel pagara con retrasos, desconociendo las fechas que ella misma ponía y sin respetar los términos legales y los estatutos del gremio. Era una constante y para un trabajador no tener el sueldo es angustiante, preocupante. En las asambleas teníamos esa sensación de abandono y vaciamiento. Pero a pesar de eso, se fortaleció muchísimo el vínculo entre nosotros. Siempre supimos a quienes teníamos al lado, aún bajo el patrón; pero en ese proceso nos dimos cuenta que el grupo humano que teníamos era muy valioso. Que teníamos todos las mismas intenciones, fuerza, ganas de salir adelante y hacer valer nuestros derechos.

¿Había esperanza en el cambio de dueño?
Cuando Szpolski y Garfunkel nos venden (bah, venden el diario) a Mariano Martínez Rojas, el supuesto comprador, redireccionamos el eje y las armas gremiales para con el nuevo dueño. Pero vimos que era más de lo mismo, que en vez de reclamar contra dos, ahora reclamábamos contra tres. No sabemos a ciencia cierta qué papel vino a jugar Martínez Rojas. En realidad, lo intuimos: un socio, un articulador, un testaferro de Szpolski. Lo cierto es que sacamos el diario dos meses sin cobrar hasta el 5 de febrero: 60 ediciones, todas hechas con mucho amor al trabajo y profesionalismo.

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“Patrón rima con ladrón”, grita un cartel pegado en la redacción y se condice con la declaración de Esteban. Promesas incumplidas, fechas de pago fantasma y diarios completos “no publicables” alimentaron la figura de “ogro” de los tres empresarios, “chantas”, como los define el entrevistado.
El vaciamiento, el dolor, la angustia vivida no pasa desapercibida. Las paredes del edificio de Amenábar 23 están empapeladas con carteles, banderas, afiches que denuncian los hechos y les recuerdan a los periodistas el por qué de este camino.

Contame del fondo de lucha, los festivales…
Hubo dos acontecimientos sociales y políticos que considero importantes en cuanto a la lucha de los trabajadores: uno fue el 31 de enero, el festival en Parque Centenario, en el que conseguimos (cosa que no creíamos cuando lo veíamos en fotos o desde arriba del escenario) que 25 mil personas respondieran a la convocatoria de un colectivo de trabajadores de prensa. Ese fue un punto de inflexión en la lucha, un antes y un después. Recaudamos muchísimo para el fondo de lucha que ayudaba a las familias de los trabajadores que más lo necesitaban. Un momento histórico que nos dio una envión anímico muy fuerte que nos permitió encarar el resto de la pelea. El otro fue el 24 de marzo, haber agotado los 30 mil ejemplares; el cariño de la gente nos dio mucho entusiasmo, fuerza y energía para salir adelante.

¿Y la permanencia en la redacción?
Fue un desafío al lockout y al vaciamiento de la patronal. Fue inmediatamente después que Martínez Rojas decidió no imprimir más el diario. La gente iba a dejar de venir, la redacción iba a entrar en desuso, la materia prima e insumos iban a desutilizarse y eso permitiría que venga cualquier empresario y se lleve todo. La resistencia pacífica que hicimos en el lugar de trabajo intentó evitar que se profundizara el vaciamiento. Ya sin sueldo, sin diario, lo único que faltaba era que vinieran con camiones a llevarse las impresoras y las maquinas. Intentamos frenar a la patronal que atentaba contra nuestra familia, trabajo, ingresos y contra nuestro amor a la profesión; uno de los tantos nexos entre todos los de la cooperativa y quienes estuvieron en la lucha contra el vaciamiento del Grupo 23 fue por amor a lo nuestro. De lo contrario no hubiese sido posible. Si es que no distinguíamos, es por esto: amor por informar.

¿Cómo surgió la idea de virar hacia la autogestión?
El paso a la cooperativa fue paulatino, con mucho cuidado y sabiendo la responsabilidad que implica. “Ser dueños de nuestras palabras”, como dice nuestro slogan, implica una gran responsabilidad. Estamos muy entusiasmados, con mucha alegría, fuerza… vamos por ese camino, pero tenemos los pies sobre la tierra. El laburo periodístico requiere un gran compromiso que debe ser respetado y cumplido. Tenemos que tener bien en claro que hay un público, lectores que están esperando leer Tiempo Argentino, nuestra visión de la realidad, nuestras noticias, nuestra verdad, lo que pasa. No es la misma que la de todos los demás medios y así debe ser. Los medios están circunscriptos a responder a la demanda social del derecho a saber; después, que estos respondan a otros intereses empresariales es otro cantar. Tenemos que llevarle a la gente la realidad que en otros medios no se dice y que estaba faltando sin Tiempo.

¿Qué repercusión tuvo la vuelta del diario?
Fue hermosa. Se vivió con mucha alegría. Yo integro el equipo de difusión y me tocó leer de primera mano esos mensajes de cariño de la gente: “Por fin, los esperábamos” “Vamos Tiempo, aguanten” “Gracias por volver, resistan chicos”. Jubilados que mandaban “No tengo mucha jubilación pero me suscribí igual para ayudarlos”. Esas muestras de solidaridad no son solo de este relanzamiento: el 24 de marzo ya nos habíamos dado cuenta que teníamos un público que nos estaba esperando. Se generó un vínculo con el lector. Cuando escribís bajo las órdenes de un patrón, de la redacción te vas a tu casa y el diario lo vende un canillita. El 24 lo vendíamos nosotros, que la gente nos diga “chicos resistan” fue un espaldarazo para lo que se venía. Es fuertísimo ver el lugar que ocupás en la vida de una persona cuando nunca te había visto la cara y te dice que te extraña. La salida de ayer fue maravillosa, por el grupo de whatsapp ponían “pasé por 10 kioscos y en todos está agotado”. Increíble.

Bajo la sombra de los patrones, la redacción tenía alrededor de 215 personas. Hoy son 130 los que eligieron llevar adelante la responsabilidad de la autogestión con el objetivo de defender “con profesionalismo y pasión por el trabajo” la voz que caracteriza a Tiempo Argentino. “Los 70 que no forman parte de la cooperativa, no fue por querer despegarse del diario; fue por no tener el tiempo o por buscar nuevos horizontes”, dice Esteban; “lo decían con dolor, con un sentido de pertenencia enorme, esperando algún día poder ser parte de la cooperativa con todos los compañeros.”

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¿Cuál es el mensaje que le deja al periodismo la formación de la cooperativa “Por más tiempo”?
Que una persona no tiene que claudicar sus derechos y convicciones. Más allá de la convicción política; en esta redacción han convivido desde los 6 años de estar con un patrón las ideologías más diversas y se ha hecho periodismo del más serio y con excelencia. Ahora decimos esto porque somos dueños de la empresa también. Somos trabajadores y empresarios a la vez. El rol de la cooperativa es dar la idea de que se puede hacer un periodismo con profesionalismo, con una comunicación creíble, con pasión por lo que se hace. “Por más Tiempo” nace en un momento en el que la prensa argentina empieza a tener nuevos horizontes con la creación del (sindicato) SiPreBA, un año atrás. El objetivo de la cooperativa es conseguir que nuestro trabajo sea reconocido por el nivel profesional que tiene; derrocar todo lo bastardeada que está nuestra profesión. Esperamos que éste sea un punto de partida para una comunicación más plural, abierta y democrática que se encargue de contarle a la gente con más voces, lo que está pasando.

(*)Nota realizada para la materia Taller de Periodismo Gráfico

AUNO 28-04-2016
MEM-AFG

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