Domingo Faustino Quiroga Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 y falleció el 11 de septiembre de 1888, en Asunción, Paraguay. Este mes se cumplió el bicentenario del nacimiento de ese hombre violentamente controvertido.
Arturo Jauretche es uno de los ensayistas clave de la Argentina que más cerca se arrima a caracterizar al cuyano.
Sarmiento fue mejor escritor que político. Escribe Jauretche que Sarmiento y Facundo Quiroga, el personaje central de su célebre libro de ficción escrito en Chile en forma de folletín, eran primos y con una gran dosis de humor político asegura también que el asunto de ‘civilización i barbarie’ resulta ser una pelea entre parientes cercanos.
No está mal, porque en definitiva ese eje es realmente una pelea entre parientes que lo podríamos tomar como sinónimo de compatriotas o connacionales porque contaminó a toda la vida cultural y política de la Argentina e incluso sobrevive, bajo otras formas y circunstancias, hasta la actualidad.
Jauretche escribió también que era un “bárbaro que agarró para el lado de los libros” y que quería hacer las cosas a las patadas, aunque fue mucho más que eso, se comportó como un bárbaro al mandar a asesinar a todos sus opositores políticos y militares alineados en las Montoneras federales.
Manuel Gregorio Mercado, un historiador riojano, escribió en el casi ignorado libro La degollación del Chacho que en realidad la refutación a Sarmiento se encuentra en los mismos textos y en las mismas cartas que escribió el sanjuanino, donde él mismo se pinta con violentos detalles de la clase de persona que era, tanto en el ámbito privado como público. Es una propuesta inteligente.
A Sarmiento se lo suele visualizar a través de una desajustada bibliografía informada por una sobredosis de mitrismo que es el creador de la educación pública popular. Algo así como el autor de la educación masiva en la Argentina. Y la verdad es que durante la presidencia del sanjuanino (1868-1874) había una enorme masa de analfabetos.
¿Por qué había tantos analfabetos durante la presidencia de Sarmiento si el sanjuanino creó escuelas? Por la sencilla razón de que a esas escuelas sólo podían acceder los hijos de las familias acomodadas del país, en realidad una reducida minoría, mientras que la gran masa de criollos, obreros, indios, algunos pocos negros, quedaban afuera de la escolaridad primaria.
No cualquier podía ingresar a las escuelas normales o a colegios como el Monserrat de Córdoba, donde ni siquiera el mismo Sarmiento pudo ingresar porque el sanjuanino no provenía de la oligarquía tradicional ni de ningún otro sector poderoso de la sociedad de entonces.
Ocurre que Sarmiento, durante su gestión, en 1869, ordena hacer un censo. Muy buena idea. Ese relevamiento dice que en el país había poco más de 1,8 millones de habitantes. Sin embargo, como el Estado nacional no ejercía el control sobre la totalidad del territorio nacional, tal como lo conocemos hoy y desde la década del ’80 del siglo XIX, quienes vivían en esa parte no controlada por las autoridades estatales no fueron censados.
Ese censo sarmientino, a pesar de sus deficiencias, destaca que el 71 por ciento de los habitantes era analfabeto y que el 75 por ciento de las familias vivía en la pobreza extrema, una situación que seguiría así durante varias década, tal como Juan Bialet Massé pudo comprobar cuando fue enviado por Roca y Joaquín V. González a relevar el estado social y laboral de la Argentina en 1904.
Por lo tanto, si el censo de Sarmiento no pudo contar a una gran masa de habitantes que vivían en zonas alejadas y en territorios no controlados por el Estado nacional, no es difícil estimar que aquel porcentaje de analfabetos hubiera trepado hasta el 80 o 90 por ciento.
Recién habrá una ley de educación, la 1420, en 1884, durante la presidencia de Roca. En realidad, esa norma estaba destinada a la educación primaria y algunos de sus propósitos fundamentales era integrar, unificar, uniformizar y nacionalizar a niños hijos de nativos y especialmente a los hijos de inmigrantes.
Recién a los diez años más o menos se recogerán los frutos de esa norma como la reducción al 50 por ciento la masa de analfabetos.
AUNO 24-02-11
HRC