Restituyeron los restos de un joven secuestrado durante la última dictadura militar

Un grupo de tareas lo había asesinado en 1977 cuando estaba con un compañero de militancia. Tenía 25 años. A la familia le habían dado un cuerpo que no era el de él. Lo encontraron en una fosa común del cementerio de Avellaneda, entre los restos de 800 personas sin identificar.

El Equipo de Antropología Forense identificó y restituyó a su familia los restos un militante de Villa Diamante, Lanús, que fue fusilado durante la última dictadura militar. La entrega del cuerpo de Rubén Silva fue realizada durante un homenaje en el cementerio de Avellaneda del que participaron ex compañeros, familiares y el intendente local Darío Díaz Pérez.

La identificación del militante se logró a partir luego de que los antropólogos realizaran en junio de 2007 investigaciones en una fosa común del cementerio de Avellaneda, donde se hallaron más de 800 cuerpos no identificados y una serie de estudios de ADN con los familiares de desaparecidos.

Al tiempo de esta investigación de hace dos años se hicieron estudios sobre el cuerpo que había sido entregado a la familia Silva en 1977, un mes después del fusilamiento del joven, que sin embargo pertenecería a una persona de aproximadamente 40 años que habría fallecido a causa de una afección cerebral.

Rubén o “Tortuga”, como solían llamarlo sus compañeros, comenzó a militar a los 18 años en la Sociedad de Fomento de Villa Diamante, uno de los barrios más pobres de Lanús, donde además trabajaba como relojero.

Formó parte de la primera agrupación de la Juventud Peronista (JP) regional e integró la Unidad Básica de José Valle, del mismo barrio, con cuyos miembros participó de varios operativos cívico-militares.

El 24 de mayo de 1977, cuando “Tortuga” tenía 25 años, fue fusilado en la esquina de Luján y Verón de Astrada, en Lanús, junto a su compañero Fernando Lago, de 20, durante un enfrentamiento que, según afirmó su hermano Jorge, en diálogo con AUNO, “los estaban esperando”.

Sin embargo, esta versión se contrapone con la que fue dada a conocer por quienes estuvieron a cargo del homenaje y que indican que el fusilamiento habría sido luego de que Silva fuera detenido.

“Coincidamos o no murieron defendiendo sus ideales. También por eso hay que mostrar que pertenecía al movimiento (peronista), para que sus compañeros lo reconozcan”, evaluó Jorge al hacer hincapié sobre lo que significa el respeto a la identidad.

Por ésta razón y porque los restos aún sirven como pruebas antropológicas, es que fue enterrado en el panteón de la JP de en éste cementerio.

En diálogo con esta agencia, la directora de Derechos Humanos de Lanús, Mabel Gagino, consideró la restitución de los restos del militante como un “hecho importante” para el apoyo a la campaña nacional y provincial de identificación de desaparecidos que promueve el Equipo de Antropología Forense y Abuelas de Plaza de Mayo, y que sirve como incentivo para que quienes tengan dudas respecto de su identidad.

De la misma forma, se refirió a esta campaña su hermano Jorge, que agregó esa iniciativa “hizo un efecto en cadena” cuyo logro fue que otros cuerpos de personas asesinadas por la dictadura se identificaran.

CP-AFD
AUNO-26-06-08
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