Que en las aguas de Almirante Brown los índices de bacterias coliformes superan a los aconsejados por el Código Alimentario Argentino (CAA), como reveló un informe de Greenpeace, no es un dato que haya sorprendido a la comuna. Según la Agencia de Políticas Ambientales y Desarrollo Sustentable browniana, la causa de la presencia de organismos que afectan a la salud en los pozos ciegos tiene que ver con un estado defectuoso de la infraestructura de las casas y de la falta de cloacas.
La ausencia de una red cloacal extendida en el distrito, a su vez, provoca que los vecinos “realicen conexiones clandestinas que llevan las aguas a los arroyos”, explicó a esta agencia el titular del área ambiental de la Municipalidad, Máximo Lanzetta.
Los análisis comunales coinciden con los estudios de Greenpeace que dieron cuenta de que los cursos de agua como el Arroyo del Rey presentan un “alto contenido de contaminación orgánica”, tal como la bacteria Esterichia Coli que es de “origen cloacal”. (ver Agua que no has de beber )
Además de ese comportamiento “crónico” que, en algunos casos, va asociado a la falta de recursos para el mantenimiento de los pozos ciegos, Lanzetta señaló que la contaminación se verifica en los arroyos cuando “una empresa, sobre todo alimenticia, queda fuera de régimen, es decir que funciona mal durante un período acotado”.
Una evaluación de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) había dado cuenta de que no se registraban bacterias contaminantes en las napas de esa zona del Conurbano sur.
Al respecto, Juan Carlos Villalonga, jefe de campaña de Greenpeace, resaltó a AUNO la importancia de investigar a partir de muestras tomadas del agua de las napas en zonas donde es consumida y no de “buscar hacer un mapa del conflicto con líquido extraído de pozos perforados especialmente para ello, como lo hace Acumar”.
Según Villalonga, los pozos realizados “en zonas donde hay red de abastecimiento de agua” no permiten evaluar la oxidación y suciedad de tuberías y la infiltración de pozos ciegos, lo que también “impide detectar la presencia de contaminación fecal”, como especifica el informe “Napas contaminadas cuenca Matanza-Riachuelo” de la organización ambientalista.
La investigación de la agrupación ecologista señaló al barrio “El Hornero” como uno de los más afectados por la presencia de bacterias dañinas, una información que el funcionario explicó por su cercanía al Arroyo del Rey y en menor medida por la presencia de las empresas del Parque Industrial de Burzaco.
En este marco, Lanzetta resaltó que la solución a las afecciones es la extensión de cloacas para los vecinos y la “sanción” para los que conectan ilegalmente sus desechos cloacales a las vías pluviales, la cual forma parte de una “política de control bastante férrea”.
Sin embargo, el funcionario hizo hincapié en la necesidad de considerar los casos de “vecinos de bajos recursos que tienen dificultades para hacer pozos ciegos o pagar el desagote”.
No obstante, esto no descarta la situación de muchas familias que “tienen el hábito de tirar el agua servida a la vía pública”, por lo que desde el distrito se realizan capacitaciones en la comunidad.
Por otro lado, sobre las acciones de prevención y saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, Villalonga afirmó que “el problema está en que se debería articular las acciones que se toman desde el gobierno nacional, provincial, de la ciudad o a nivel municipal”, porque confluyen en esta cuenca 17 jurisdicciones, empresas como Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA).
“Los intereses son muchos, pero precisamente el ente regulador de la cuenca debe superar esa disociación entre autoridades para que los esfuerzos tengan coherencia entre sí”, finalizó el representante de Greenpeace.
MNL-RM-AFD
AUNO-22-05-09
locales@auno.org.ar