(AUNO*).- Los aerosoles ya no son el enemigo número uno de la capa de ozono: un potente pesticida, el bromuro de metilo, utilizado en plantaciones de tabaco y otros cultivos, es 50 veces más veloz que el clorofluorcarbono (CFC) para producir daños a la capa que protege a la Tierra de los rayos solares. A partir de compromisos internacionales, la Argentina se sumó a programas para sustituir su uso en las plantaciones locales.
Se trata del proyecto Prozono que impulsa el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) junto a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, y que busca reemplazar el uso del bromuro de metilo (BM) por otras alternativas no contaminantes para la capa de ozono ni perjudicial para la salud de los campesinos que lo trabajan.
Según el coordinador del Proyecto Prozono, Alejandro Valeiro, “la Argentina se ha propuesto la eliminación total de su uso para el 2007, y hasta el momento se viene cumpliendo el calendario de reducción previsto”.
Esto va en respuesta del Protocolo Internacional firmado en Montreal en 1995 por los países industrializados, mientras que los países en desarrollo –en el que está la Argentina– se suscribieron dos años más tarde, quienes se comprometieron a eliminar el uso del pesticida antes del 2015. No obstante, nuestro país se ha propuesto llegar a ese objetivo en 2007. Así, Valeiro informó que “ya se ha reemplazado el uso del BM por sistemas alternativos en un 55 por ciento”.
El BM es un pesticida e insecticida altamente tóxico y el segundo más usado en el mundo, que combate eficazmente una amplia gama de plagas, insectos, gusanos y microorganismos patógenos. Se utiliza en plantaciones de tabaco, frutillas y hortalizas de campo, entre otras.
Sin embargo, trae importantes repercusiones en el medio ambiente ya que luego de su utilización, pasa a las capas superiores de la atmósfera dañando la capa de ozono. Si bien es una sustancia que dura menos que los clorofluorcarbonos (CFCs) de los aerosoles, el BM destruye las moléculas de ozono 50 veces más rápido que los CFCs. Valeiro aclaró que “no hay producción nacional de bromuro, sino que todo es importado principalmente de Estados Unidos e Israel”.
Además, Valeiro afirmó que “es sumamente peligroso para quienes lo aplican y para aquellos que viven en las vecindades de los cultivos donde se aplica. La principal vía de exposición es la inhalación y los efectos varían desde la irritación en los ojos hasta la muerte”. Asimismo, el coordinador de Prozono sostuvo que “según un reciente estudio con más de 55 mil casos de usuarios de pesticidas, se asoció significativamente el uso de BM con el riesgo de cáncer de próstata”.
Ante esta situación, Prozono busca reemplazar al bromuro por sistemas alternativos. En el caso de las plantaciones tabacaleras, Valeiro explicó que “principalmente se propone la producción hidropónica de plantines de tabaco bajo el sistema de “almácigos flotantes”, aunque también se promueve en menor medida la aplicación de vapor, la solarización y el calor”. Asimismo, aclaró que “el uso de las alternativas no implican ningún cambio en la calidad del producto final”.
“La tecnología de almácigos flotantes resulta más cara que el BM, pero su productividad y calidad es muy superior”, admitió Valeiro. Y es que la cuestión económica ha sido el principal obstáculo con el que se han tenido que enfrentar los ingenieros de Prozono. En este sentido, afirman que “malos resultados en las campañas productivas provoca que los productores se retraigan en su voluntad de cambio tecnológico y eso haga peligrar la incorporación sustentable de alternativas al bromuro”.
Respecto al costo económico del proyecto, Valeiro comentó que “tiene un financiamiento de 3,5 millones de dólares provenientes de una donación del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal. Aparte de estos fondos, los mismos productores, cooperativas, Estados provinciales y la Nación realizan importantes aportes, sin los cuales no sería posible llegar a cumplir con el objetivo”.
AUNO. 21.06.04 EAP/ev